Política
El fuerte llamado de atención de la Iglesia católica a los candidatos presidenciales
A pocos días de que se adelanten las elecciones en Colombia, se hizo un llamado a los aspirantes para que firmen un pacto contra la violencia.
A pesar de que la Iglesia católica se ha cuidado de no participar en la política electoral, está claro que para quien llegue a la Casa de Nariño el próximo 7 de agosto resulta fundamental tener la ‘bendición’ de esta institución, no solo porque aún son mayoría los colombianos que siguen los postulados del catolicismo, sino porque ella tiene un rol protagónico en la construcción del orden social de Colombia, así como en la discusión sobre temas centrales del país, la política de paz y las libertades sociales.
Prueba de ello fueron las audiencias que sostuvieron algunos candidatos presidenciales con el papa Francisco. Además, todos los candidatos presidenciales, por separado, se reunieron con los obispos de la Iglesia católica para revisar el panorama nacional y analizar distintos temas que le preocupan a la Conferencia Episcopal.
Al término de esas reuniones, monseñor Héctor Fabio Henao, delegado de la Conferencia Episcopal Colombiana para las relaciones Iglesia-Estado, entregó un balance de los encuentros con los ocho candidatos presidenciales y les lanzó una propuesta para concretar un pacto contra la violencia en la campaña política y un diálogo social. “La campaña política tiene que excluir toda forma del lenguaje de odio, discriminatorio, de calificativos que reducen a las personas y que aniquilan las ideas de otro, de discursos que generan odios y racismo”, dijo el vocero de la Conferencia Episcopal.
Para monseñor Henao es fundamental que haya garantías de seguridad para todos los candidatos presidenciales con la finalidad de fortalecer la democracia en el país y la pluralidad para que los ciudadanos puedan elegir libremente al próximo presidente de Colombia. “Deben (los candidatos) trabajar decididamente en prescribir el lenguaje de odio en las campañas y cualquier forma de agresión a través de redes sociales y de cualquier otro medio, y escuchen las voces de otras propuestas políticas de manera respetuosa”.
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Para la Iglesia es fundamental que en Colombia exista el diálogo social, ya que, a su juicio, la actual campaña presidencial es una de las más violentas que se registra en los últimos 12 años. “Se han presentado más de 590 agresiones de las cuales el 41 %, según la MOE, se dirigen hacia liderazgos políticos”.
Agregó que “la vida de los líderes sociales y de los líderes políticos tiene que ser una prioridad en el país, porque la democracia se basa en el ejercicio de múltiples liderazgos en el marco de pluralidad y diversidad de la sociedad, y las amenazas que hemos vivido tienden a afectar ese ejercicio democrático”.
En los encuentros con los aspirantes presidenciales quedó claro que, sin importar quien gane en las elecciones, “la transición de este gobierno al próximo debe ser pacífica, de la manera más democrática posible, porque está de por medio justamente la legitimidad de las instituciones y del Estado”.
En las reuniones de la Iglesia con los candidatos se revisaron los temas de violencia, migración venezolana, desplazamiento, seguridad de líderes sociales y el confinamiento de comunidades en varias regiones del país.
Como detalle, a cada candidato se le entregó una Biblia y una encíclica Fratelli tutti, una comunicación en la que el papa Francisco hace una profunda reflexión sobre la política en el mundo.
Entre las preocupaciones de la Iglesia frente al contexto nacional, según le dijo recientemente monseñor Rueda a SEMANA, está la “polarización del país, porque en este tiempo electoral históricamente se ha incrementado la violencia en Colombia (...) Tenemos que salir de los caminos de la violencia para imaginar un país diferente, con paz, equidad y oportunidades de progreso para todos. Los cambios traen temores, pero también esperanzas que estamos obligados a cuidar”.
Finalmente, monseñor Henao crítico el paro armado que se está presentando en el país e hizo un llamado a los actores armados para que pregonen “el respeto por la vida humana”.