Política
El Gobierno Petro perdió el semestre en el Congreso: salidas en falso del presidente y falta de liderazgo del ministro Cristo marcan el cierre del año
Al Gobierno no le fue bien con su agenda en el Congreso. El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, no logró aprobar nada relevante en el Legislativo.
Si la agenda legislativa tuviera que ser calificada por un docente, seguramente rajaría al Gobierno Petro por el pobre balance que tuvo el Ministerio del Interior para presentar a los colombianos. Juan Fernando Cristo, quien llegó al Ejecutivo el pasado 8 de julio con un rosario de promesas, no logró sacar adelante ninguna de ellas y todo quedó en retórica. Sin embargo, no todo es culpa de él porque el maltrato del presidente Gustavo Petro al Congreso influyó plenamente para que el Legislativo no le caminara.
Además, los escándalos de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) y los señalamientos contra algunos congresistas generaron un ambiente de zozobra que a la larga hicieron daño y toda la agenda legislativa se frenó. Las épocas en las que el jefe de la cartera política citaba a todos los medios de comunicación para sacar pecho y explicar extensamente lo aprobado se resumió a una declaración de Cristo de cuatro minutos en la que explicó lo “logrado” en seis meses. Para él, fue un periodo “con resultados eficaces y positivos”.
El aterrizaje de Cristo no fue fácil. Cuando aceptó llegar al Ministerio del Interior ya había estallado el escándalo de la UNGRD y Petro anunció la salida del entonces ministro Luis Fernando Velasco con un trino en su cuenta en X. Las prioridades de Cristo se han ido derrumbando poco a poco. Por ejemplo, cuando aceptó la designación de Petro, lanzó cuatro iniciativas que no ha cumplido.
La primera fue un acuerdo nacional para implementar una asamblea nacional constituyente, idea que rápidamente se esfumó y fue un primer fracaso. La segunda fue acelerar la implementación del Acuerdo de Paz, asunto en el que todavía, según los ex-Farc, hay muchos vacíos. En tercer lugar, prometió la autonomía territorial en Colombia, asunto que sí avanzó en el Congreso, pero no por su gestión sino por el interés de congresistas y gobernadores para que haya más recursos en las regiones.
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En ese sentido, se aprobó el cambio del Sistema General de Participaciones, la única propuesta por la que el Gobierno Petro podría cantar victoria. Finalmente, el cuarto propósito era el de tener unas prioridades legislativas para dar forma a las reformas sociales del Gobierno Petro, algo que tampoco ocurrió.
El pasado 4 de octubre, en medio de un estancamiento de la agenda, Cristo presentó una hoja de ruta con cinco puntos claves que dos meses después tampoco han tenido avance alguno. Se habló de seguridad y erradicación de la violencia, incluso, verbal. No se logró y el presidente Petro cada día aumenta su confrontación con los congresistas. El segundo punto era el del respeto a las reglas electorales y al calendario electoral para garantizar que no habría reelección. Mientras hacía este anuncio, la senadora Isabel Zuleta estaba redactando un acto legislativo en ese sentido.
También se prometió una transformación territorial de los municipios afectados por el conflicto y en este punto se han hecho esfuerzos, pero lo que se ha visto es un fortalecimiento de los grupos criminales en todo el país. Además, se comprometió a un crecimiento económico y al trámite de las reformas sociales en el Congreso. Por todos estos incumplimientos, está claro que Cristo llegó como un actor protagónico, pero poco ha podido hacer para mantener las relaciones políticas con el Congreso. Personas cercanas al ministro del Interior aseguran que sacar adelante todo lo prometido era su carta de presentación para dejar el Gobierno y tener una participación en la campaña presidencial de 2026.
No obstante, los incumplimientos no fueron solo de Cristo, porque Petro también habló, el 20 de julio, de un fast track para tramitar los proyectos relacionados por el Acuerdo de Paz. Tampoco pasó nada. El fracaso legislativo comenzó con el trámite de los asuntos económicos y el primer aviso fue el hundimiento del Presupuesto General de la Nación, que llegó desfinanciado, razón por la cual se hundió. Petro tuvo un respiro porque se aprobó el presupuesto bienal de regalías, pero por el interés de todos los sectores políticos en sus regiones.
Posteriormente, la ley de financiamiento generó una gran frustración en la Casa de Nariño por su hundimiento y llevó a Petro a mandar varios mensajes contra los congresistas que en este momento tienen las relaciones rotas entre estas dos ramas del poder. El ejecutivo aspiraba a conseguir 9,8 billones de pesos con esta iniciativa, pero las comisiones económicas del Congreso le dieron un rotundo no. Lo económico no fue lo único que generó frustración porque las reformas sociales quedaron rezagadas. En el segundo semestre de este año se esperaba el avance de la reforma laboral y a la salud.
La primera se frenó en el Senado tras ser aprobada en la Cámara en segundo debate, y la segunda se quiso aprobar en sesiones extraordinarias, pero no se logró. Aunque en su primer debate se aprobó sin problema, al llegar a la plenaria de Cámara el asunto se enredó y, finalmente, seguirá su discusión en febrero de 2025, lo que hizo fracasar el llamado a extras.
“Esta es la tercera gran derrota del Gobierno nacional en el Congreso en solo dos semanas. Y es que el ministro Guillermo Alfonso Jaramillo se quedó con las ganas de pupitrear la reforma a la salud porque ni siquiera las bancadas que eran cercanas a él estaban dispuestas a hacerlo”, dijo el representante Andrés Forero.
Como si esto fuera poco, la reforma política, proyecto bandera de Cristo, tampoco pasó y se quemó en la puerta del horno en el Senado. Le restaba su último debate para ser aprobado, pero esa corporación ni lo discutió porque no había tiempo para conciliar el texto y no se acogería el aprobado por la Cámara porque en la Comisión Primera se le hicieron cambios.
Además del Sistema General de Participaciones, lo otro que tiene el Gobierno Petro para mostrar es la ley de implementación de la jurisdicción agraria, proyecto que fue votado en las Comisiones Primeras conjuntas en donde tuvo las mayorías, pero la votación en plenarias será hasta el otro año. La reforma a la justicia también avanzó en segundo debate, pero esta iniciativa no es de autoría única del Ejecutivo, por lo que el triunfo es compartido con las cortes, la Fiscalía y congresistas.
No cabe duda de que las grandes expectativas que generó Cristo cuando ingresó al gabinete de Petro no se cumplieron. En aras de la justicia, el ministro no es el único responsable. El presidente, con sus declaraciones y actos, tampoco ayudó. El año 2025 será determinante para saber hasta dónde serán realidad las llamadas reformas del Gobierno del cambio.