EL HOMBRE INVISIBLE

Repetidas negativas de Barco para bajar a la arena crean malestar político.

24 de diciembre de 1984

Los pre-candidatos estaban citados por la Comisión Política Central el martes 20, para discutir las reglas de juego que el liberalisrno adoptaría para la elección del candidato. Uno a uno fueron entrando al recinto Augusto Espinosa Valderrama, Otto Morales Benítez, Alvaro Uribe Rueda, y se acomodaron en torno a una larga mesa frente a la cual se encontraban sentados la mayoría de los miembros de la C.P.C.
Después de 20 minutos de conversación informal salpicada de chistes cordiales y de carcajadas, el presidente de la CPC, José Name Terán, pidió al secretario que diera lectura a una carta enviada por Virgilio Barco en la que se excusaba de asistir a la reunión, por considerar conveniente el mantenerse alejado de cualquiel discusión relacionada con las reglas de juego para la escogencia del candidato liberal. Inmediatamente, Alvaro Uribe Rueda protestó enérgicamente afirmando que era innecesaria la reunión si en ella no iban a estar presentes todos los interesados. Name tuvo entonces que intervenir para calmar los ánimos y dijo que no consideraba como un desplante la actitud del ex ministro Barco Vargas y que no podia llevarlo a la fuerza a la reunión.
Y concluyó que lamentaba su ausencia, pero que proseguia en la organización del Partido.
Hasta Augusto Espinosa, que en la reunión se limitó a justificar la ausencia de Barco afirmando que éste es libre de hacer lo que quiera, no resistió posteriormente la tentación de exclamar: "El doctor Barco quiere minimizar a todos. Pero yo creo que el Partido merece respeto".
Este incidente no habría pasado a mayores de no tratarse de la tercera vez, en un período de tres semanas, en que Barco se negaba a asistir a algunos eventos, comenzando a dejar un sabor desagradable sobre la estrategia que está adoptando en su campaña.
La primera fue en Washington en las elecciones presidenciales, cuando Mauricio Gómez invitó a su noticiero, para comentar el proceso electoral norteamericano, a los tres personajes políticos colombianos que se encontraban entonces en los Estados Unidos. Mientras Alvaro Gómez y Luis Carlos Galán aceptaron la invitación y se dieron su pantallazo en tiempo triple A durante más de media hora, Barco declinó la invitación. Poco tiempo después, tuvo lugar un desayuno de 62 parlamentarios barquistas con el objeto de diseñar tácticas relativas a la campaña. Aun cuando nunca se dijo oficialmente que Barco asistiría a esa reunión, el anuncio de su ausencia, hecho por Eduardo Mestre, causó indignación en algunos de los presentes por lo que consideraron ser un desplante de una persona a quien, al fin y al cabo, no iban sino a apoyar. Uno de los más indignados fue el representante por Córdoba, José Francisco Jattin, quien expresó su protesta en forma particularmente vehemente. A otro de los asistentes se le escuchó decir que la campaña de Barco se estaba volviendo como Los ángeles de Charlie. "Los ángeles nos reunimos cada rato, pero Charlie no aparece por ninguna parte". Mientras el representante Blas Alfonso Riaño, exclamó: "Estamos metidos en una campaña sin candidato".
Este concepto de la campaña sin candidato, que comienza a volverse el comentario permanente en los corrillos políticos, ha repercutido negativamente en la imagen de Barco. El éxito de su campaña se basaba en el presupuesto de que, si bien el ex alcalde no tenía fanáticos, tampoco tenía enemigos. Hoy comienzan a aparecerle, sin embargo, si no enemigos por lo menos muchos críticos.
Las repetidas ausencias de Barco no son más que la extensión de la estrategia adoptada por él de capitalizar su aparente ventaja infraqueable, asumiendo una posición de estadista por encima de la contienda política a la que tienen que someterse todos sus rivales.
Sin embargo, esta actitud olímpica ha empezado, sin lugar a dudas, a ser contraproducente. Las interpretaciones al respecto oscilan entre el temor y la arrogancia, ninguna de las cuales es benéfica para un candidato a la presidencia de la República.
La candidatura de Barco aún es, de lejos, la más opcionada. Pero su apoyo parlamentario, aun cuando muy considerable, es cada vez más tibio.
En la opinión pública, sin embargo, no tiene todavía rival dentro del Partido Liberal. Augusto Espinosa, hasta ahora, no cuenta con nada más que con un apoyo parlamentario fervoroso, pero minoritario.
No obstante la ventaja que aún mantiene Barco, cada vez son más quienes piensan como un congresista costeño, a quien se le escuchó recientemente exclamar en los pasillos del Congreso: "Es que es muy difícil querer ser reina de belleza, si uno se niega a desflar en vestido de baño". -