Nación

El informe que recibió la Comisión de la Verdad sobre presunta relación del Partido Comunista con las FARC

Esta instancia tiene la labor de construir un documento sobre la realidad del conflicto armado en Colombia y sus protagonistas.

15 de abril de 2021

La Comisión de la Verdad, que nació con el Acuerdo de Paz entre el Gobierno y la entonces guerrilla de las FARC, tiene el trabajo de construir el relato sobre los protagonistas y las causas del conflicto armado en el país.

Recientemente, la Comisión de la Verdad recibió un informe de la Federación Verdad Colombia, que agrupa a más de 20 organizaciones no gubernamentales dedicadas al estudio del conflicto armado en el país.

Dentro del extenso informe que fue entregado a la Comisión de la Verdad, hay varios capítulos sobre el fenómeno del conflicto armado en Colombia, sus orígenes y brazos extendidos de las FARC, y cómo este movimiento logró infiltrarse en diferentes sectores políticos del país. Entre ellos cuenta la ONG los presuntos nexos entre el Partido Comunista y el grupo subversivo.

Un aparte del documento de más de 100 páginas, que está en manos de la Comisión de la Verdad, señala que “en este apartado buscamos evidenciar la existencia de una relación de tipo “tronco político”, entre el Partido Comunista Clandestino Colombiano (PC3) y las FARC. Se busca comprobar que las FARC están relacionadas orgánicamente con el Partido Comunista, ya que son parte de todo el componente revolucionario que comprende una organización marxista-leninista. El análisis se realiza sin exactitud cronológica, pero entendiendo los contextos y el desarrollo histórico propio del conflicto armado colombiano”, señala el documento.

Se señala, entre otras cosas, que “en estos contextos se puede apreciar que la formación de las FARC por parte del partido fue un largo proceso; la zona del Sumapaz fue trabajada desde los años de la década de 1920 por el socialista Erasmo Valencia”.

El documento de la Federación Verdad Colombia (FVC) llegó a las manos de la Comisión de la Verdad como lo han hecho otros informes que han sido entregados por diversos sectores y que tienen el propósito de aportar a la construcción de los motivos y patrocinadores de la guerra en el país durante más de cinco décadas.

Es de recordar que recientemente la Comisión de la Verdad escuchó a comunidades de fe víctimas del conflicto armado. Entre 1982 y 2012 se registraron 589 casos de diferentes formas de victimización de líderes y comunidades de fe en Colombia, según el Centro Nacional de Memoria Histórica. Masacres como la de Bojayá permanecen en la memoria de los colombianos y del padre Antún Ramos, párroco de la iglesia del municipio, quien fue testigo de este doloroso episodio.

El padre recordó la difícil situación que vivió la población a finales de los noventa y comienzos de los años dos mil por cuenta del enfrentamiento entre guerrillas y paramilitares. Y agregó que este acontecimiento en especial tiene un matiz muy importante: “Se hizo dentro de una iglesia. Allí se profanó un lugar sagrado y muchas vidas humanas”.

Y es que la iglesia, además de ser vista como la casa de Dios, es también reconocida como un refugio para salvaguardar y transformar vidas. Así lo corroboró Ada Rodríguez, hija de los pastores de la iglesia Remanso de Paz en Sincelejo, Sucre, quienes fueron desplazados luego de la masacre de Macayepo, Bolívar, en el año 2000. Esta congregación es la unión de las iglesias desplazadas de la región, mediante la cual brindaron acompañamiento espiritual, social y oportunidades de educación a las familias.

El relato del líder Pedro Acosta, de la iglesia Cristo Rey en Tierralta, Córdoba, también da cuenta de la solidaridad de su iglesia. En 1995 recibieron más de 60 familias desplazadas en el templo y, a partir de donaciones, compraron un terreno para su relocalización. Así, lograron diez procesos de reubicación para este grupo de personas desplazadas por la violencia de los paramilitares en el nudo de Paramillo.