Nación
El lado más oscuro del pedófilo: así fue la última entrevista que dio Luis Alfredo Garavito
El despiadado violador y asesino en serie murió en una cárcel de máxima seguridad en Valledupar. Meses antes de su fallecimiento, concedió, después de muchos años, una entrevista.
La historia del temible psicópata ha llegado a su fin. Luis Alfredo Garavito ha sido el violador y asesino en serie más conocido en Colombia. Muchos niños fueron secuestrados, asesinados y abusados por él.
En abril de este año, Garavito reapareció ante las cámaras al concederle una entrevista al programa Testigo Directo. Esta fue la última vez que fue visto con vida. El presentador del programa, Rafael Poveda, entrevistó al asesino durante 20 horas, destapando secretos de sus perturbadores y sádicos actos.
El fin de Garavito inició en 1996, cuando él ya era uno de los asesinos más buscados. Para ese momento, toda Colombia estaba consternada por los atroces crímenes cometidos por él en los últimos cinco años. La búsqueda duró dos años y las autoridades recorrieron hasta el mínimo rincón para encontrarlo.
Durante siete años, el asesino nacido en Génova, Quindío, trazó un camino de sangre con 172 víctimas, entre los cuales habían varios menores de edad. Garavito se aprovechaba de la inocencia, haciéndose pasar como una persona amable, pero cuando llevaba a los niños a lugares escondidos, los abusaba, descuartizaba y asesinaba. Con el paso de los años, su sevicia llegó a extremos inhumanos.
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Su captura empezó a gestarse en Tunja, cuando Garavito acabó con la vida de Ronald Delgado Quintero. Las autoridades buscaron por todos lados el paradero del pederasta y en 1999 lo encontraron en flagrancia en Villavicencio. Desde ese momento, la ola de sangre acabó, pero las dudas surgieron.
Sobre ese asunto, el propio Garavito, en la entrevista con Testigo Directo, contó que se hizo pasar como pordiosero para engañar a su víctima y llevarlo a un lugar aislado. En la lejanía, lo apuñaló en varias ocasiones antes de enterrar su cuerpo.
La tía del menor sospechó de él y lo siguió hasta encontrarlo en el hostal donde vivía. Sin embargo, Garavito tuvo el tiempo suficiente para fugarse. Si la policía hubiese registrado el cuarto del pederasta en aquel momento, habrían encontrado el arma ensangrentada empleada por él.
En la entrevista, el asesino confirmó que si hubiera sido capturado en Tunja, se habrían podido evitar alrededor de 150 muertes. Su relato le dio vida al libro Tras la sombra de Garavito.
En el diálogo con Poveda, el pederasta también expuso cómo manipulaba a los niños. En varias oportunidades se hizo pasar por discapacitado con un nombre falso. Parecía que Garavito pasaba de ser una persona a otra en cuestión de segundos cuando llevaba a sus víctimas a lugares alejados.
Un detalle que no pasó desapercibido en la entrevista fue el cáncer que tenía, el cual lo dejó prácticamente sin su ojo izquierdo. Para ese momento, Garavito ya había sido diagnosticado con leucemia, por lo que tenía un semblante pálido, flaco y deteriorado.
La noticia de su muerte fue confirmada por el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec). Garavito falleció en la Nueva Clínica Santo Tomás del Caribe y se encontraba en una cárcel penitenciaria La Tramacúa cumpliendo la pena.
