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El lastre de corrupción que dejó Carlos Mattos
El polémico empresario enredó a jueces, funcionarios de la judicatura, abogados, guardianes y hasta a un director del Inpec. Su estela de corrupción no se detuvo ni en la cárcel.
El caso Hyundai completó un lustro en la justicia y con Carlos Mattos de protagonista. El polémico empresario, que se paseó con la realeza, optó por corromper la justicia y ganar una batalla comercial contra la multinacional Hyundai. En adelante su estela de corrupción manchó a jueces, funcionarios de la judicatura, abogados, guardianes y hasta dejó sin cargo a un director del Inpec. A todos los corrompía.
El primer soborno incluyó a Reinaldo Huertas, juez sexto civil de Bogotá, pero no cayó solo. Tras el juez terminó enredado el oficial mayor del juzgado, los funcionarios judiciales cercanos al despacho y hasta los ingenieros del sistema de reparto de los juzgados civiles de Bogotá.
Todos recibieron la tajada del soborno y terminaron por aceptar, uno a uno, que su conciencia se corrompió con los ofrecimientos del empresario. El plan que estaba destinado a ganar los llevó a la cárcel, desde el juez hasta los ingenieros se enfrentaron a la justicia que representaban.
El mismo Carlos Mattos, después de años de insistir que era inocente, decidió aceptar responsabilidad y explicar de qué forma corrompió el sistema, lo sencillo que resultó y quiénes le ayudaron en ese propósito, los mismos funcionarios judiciales. Mattos lo explicó en un documento que confirmó el acuerdo firmado con la Fiscalía.
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“Posteriormente y al enterarme que la Fiscalía General de la Nación estaba adelantando una serie de actuaciones judiciales en contra de las personas que, en coordinación conmigo, realizaron las anteriores conductas punibles y que se hacía inminente mi vinculación judicial, tomé la decisión de acudir a los servicios del periodista Gonzalo Guillén, quien ya venía realizando investigaciones en contra del grupo Eljuri”, señala Mattos en el documento.
Mientras avanzaban las investigaciones Mattos ya estaba sobornando a otra juez, Carmen Ligia Hernández. 200 millones de pesos le entregó el empresario para que tomara una decisión a su favor, unas medidas cautelares en el litigio con Hyundai. La juez aceptó el soborno semanas antes de pensionarse, se convirtió en testigo y nunca pisó una cárcel por vender su conciencia.
Hasta periodistas cayeron en su estela de corrupción. El mismo Mattos dijo en el documento previó a su acuerdo con la Fiscalía que le pagó a Gonzalo Guillén para liderar una estrategia de desprestigio en contra del ente acusador y del entonces fiscal Néstor Humberto Martínez. El comunicador lo negó.
“La necesidad de resarcir los perjuicios que ocasioné al cohechar funcionarios y servidores públicos, así como de patrocinar al señor Gonzalo Guillén para que en mi beneficio desacreditara la labor que realizó la Fiscalía y sus delegados en el caso denominado Hyundai, pues afecta la imagen de la administración de justicia y de quienes la representan”, escribió y firmó el empresario en el documento.
Después de su extradición fue recluido en la cárcel La Picota y otra vez la nube oscura de la corrupción se posó sobre quien estuviese cerca de Mattos. La Fiscalía tuvo que abrir una investigación para determinar las irregularidades en los traslados que realizó el empresario estando privado de la libertad.
La escandalosa escena revelada por Caracol Noticias donde Carlos Mattos aparece de paseo por las calles de Bogotá en vehículos oficiales, dejó sin puesto al director del Inpec, el general Mariano Botero, un oficial altamente condecorado y con 35 años de carrera en la Policía.
El director de La Picota, el coronel en retiro José Valencia, también resultó enredado. Además, la Procuraduría inició investigaciones disciplinarias a los guardianes que debían vigilarlo en los recorridos, pero que terminaron convertidos en sus empleados.