NACIÓN
El general Ricaurte deja la dirección del Inpec
Durante tres años el oficial estuvo al frente de la dirección de una de las entidades más complejas del país.
Después de tres años al frente de una de las instituciones más complejas como lo es el Insituto Nacional Penitenciario (Inpec) este 24 de diciembre y después de mucho ruido por su salida, deja el cargo el mayor general de la Policía Gustavo Adolfo Ricaurte.
Según las primeras informaciones en su reemplazo llegaría el también general Saúl Torres Mujica quien viene de ser comandante de la zona 5 (Arauca, Santander, Norte de Santander y Magdalena Medio).
Ricaurte no sale de la institución, como suele ocurrir, en medio de un escándalo. Se trata de un cambio normal dispuesto por el gobierno que cree conveniente un cambio en esa entidad. En los tres años de gestión el oficial logró darle un giro a una entidad que en 2011 estuvo a punto de ser liquidada tal como ocurrió con la Dirección Nacional de Estupefacientes.
Según el balance que dieron a conocer personas cercanas a Ricaurte se logró terminar con una brecha tecnológica en cerca de 33 cárceles con la implementación del Centro Tecnológico de Monitoreo con los que se pudo contrarrestar cerca de 1.535 riñas entre los internos y 66 huelgas o desobediencias a las normas penitenciarias. Este nuevo complejo tecnológico permitió asimismo identificar plenamente a cerca de 20.000 internos incautar cientos de equipos celulares que iban a ser ingresados a las prisiones, así como la incautación de más de 2.340 gramos de cocaína, entre otros estupefacientes.
El Inpec no es precisamente una entidad de lujo porque para nadie es un secreto que aún tiene muchos problemas como el marca hacinamiento que en buena medida desdibuja las cosas buenas que puede tener la institución.
En la gestión de esta administración también se registra la eliminación de las inhumanas filas que debían hacer cientos de visitantes cada fin de semana en las tres principales cárceles de Bogotá, El Buen Pastor, la cárcel Modelo y La Picota. Las aglomeraciones en el exterior de los penales los fines de semana creaban un problema de seguridad.
Ricaurte apuró la implementación del código penitenciario que, aseguran quienes lo tramitaron, se trata de una herramienta más humana para la población carcelaria. Con ella por ejemplo, cerca de 2100 personas que no han podido recobrar su libertad por no tener los recursos para pagar las multas impuestas por la justicia, podrán hacerlo con los beneficios que da dicho código.
En un reciente anuncio, el hasta hoy director del Inpec, manifestó que 10.000 internos saldrían de las cárceles con detención domiciliaria y libertad condicional, con el fin de disminuir el hacinamiento que se vive en las prisiones del país.