POLÍTICA
Matrimonios, cachos y divorcios en la política
El juego político para las alianzas locales y regionales de cara a las elecciones de octubre pone en evidencia que en la política no hay amor que dure toda la vida.
En los periodos electorales suelen terminar muchas relaciones políticas y comenzar otras nuevas. También se hacen visibles traiciones, infidelidades y rupturas. En este, que comenzó formalmente el 27 de julio con la inscripción de candidatos, se ha visto de todo. Incluso reconciliaciones impensables que han causado sorpresa en medio de la radicalización política y el sentimentalismo derivados del plebiscito y el enfrentamiento entre derecha e izquierda. Una de las alianzas más sorprendentes se produjo entre el uribismo y el liberalismo en Bogotá. A pesar de que el expresidente César Gaviria, como director del Partido Liberal, apoyó a Iván Duque en segunda vuelta, desde hace 15 años ambas fuerzas políticas son incompatibles. La relación entre los liberales y el uribismo se rompió con la reelección de Uribe, se armonizó en la primera elección de Santos y volvió a irse al traste con los avances del acuerdo de paz. Si alguien ha sido opositor de Uribe es César Gaviria.
Miguel Uribe llegó al gabinete de Enrique Peñalosa con el amparo del Partido Liberal. Después de ser su secretario de Gobierno, saltó a la candidatura como el heredero de Peñalosa. Se inscribió por firmas y, posteriormente, recibió el aval liberal. La semana pasada, el matrimonio Uribe-Gaviria se arregló después de años, cuando el Centro Democrático decidió sumarse a la candidatura de Miguel luego de que lo hicieron sectores del Partido Conservador y los evangélicos. Para unirse, el uribismo debió terminar primero la relación con Ángela Garzón, quien era su candidata oficial en Bogotá.
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Entre esas dos partes se han materializado otros coqueteos. El principal de ellos, entre Germán Vargas y César Gaviria. Ambos respaldan la candidatura de Elsa Noguera a la Gobernación del Atlántico, la cual cuenta también, gracias a la mediación de Fuad Char, con el apoyo del Centro Democrático. Ni siquiera el debate sobre las objeciones a la JEP o las posturas respecto a la paz afectaron esa unión, que promete ser ganadora. Elsa se enfrentará a Nicolás Petro, hijo de Gustavo Petro, a quien le fue muy bien en el Atlántico en la contienda presidencial y acaba de recibir el respaldo de la Alianza Verde.
Para su apuesta en Atlántico, Petro habría dejado de lado sus prevenciones con la política tradicional. Según publicó La Silla Vacía, la Colombia Humana hizo una alianza con el exalcalde de Soledad–el segundo municipio electoralmente más importante en ese departamento– Joao Herrera, quien ayudó a elegir al representante Jorge Amar, de Cambio Radical, a la Cámara. También llama la atención en la costa otro matrimonio que tiene el jefe de la oposición, esta vez con la exmagistrada del Consejo Nacional Electoral Adelina Covo. Aunque de tiempo atrás ella viene respaldando a Petro –lo hizo en la pasada campaña presidencial–, sorprende que él haya decidido avalarla como candidata de la Colombia Humana en Cartagena. En efecto, Covo tiene sus orígenes políticos en Cambio Radical y se ha enfrentado históricamente con sectores alternativos, como el que lideró la alcaldesa Judith Pinedo en la ciudad.
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En Atlántico la relación Gaviria y Vargas funciona bien en torno a Noguera. Pero otras uniones entre ellos dos podrían terminar afectadas por una especie de cachos que puso Gaviria con una candidata al Concejo de Bogotá. En medio de una gran polémica, César Gaviria eligió para encabezar la lista a esa corporación a Sara Castellanos, hija del pastor César Castellanos y de la senadora Claudia Rodríguez. Con esa designación, el jefe único del liberalismo se ganó críticas en sus toldas, pues se olvidó de las distancias ideológicas que en 2018 sirvieron de argumento para que Viviane Morales no fuera candidata presidencial del partido. Este nuevo matrimonio de Gaviria, por lo menos en términos de votos, promete darle réditos. Sin embargo, afectará su relación con Vargas, quien está muy molesto con la designación de Sara. Siente que con ella se abre el boquete para que se retiren de Cambio Radical la senadora Rodríguez y su fórmula a la Cámara, la representante Ángela Sánchez. Varias fuentes le dijeron a SEMANA que, molesto, el exvicepresidente estaría considerando romper alianzas en otros lugares con Gaviria por cuenta de lo que considera una traición. Tan incoherente ideológicamente es la postulación de Sara Rodríguez al Concejo de Bogotá por el Partido Liberal como la de Ángela Hernández a la Gobernación de Santander. Hernández es de la entraña del uribismo y pupila de Alejandro Ordóñez. En el plebiscito, ella fue una de las principales activistas del No y de las críticas a la inexistente ideología de género en los acuerdos de paz. Pertenece a La U, y ahora cuenta además con el aval del Centro Democrático y del Partido Liberal. No es el primer departamento en el que Gaviria opta por adherir a candidatos a gobernadores de otros partidos. Lo hizo en Atlántico al respaldar a la candidata de los Char. En Bolívar, al coavalar al aspirante del Centro Democrático, Vicente Blel. Y en Caldas, al impulsar a Camilo Gaviria, quien ya tiene el aval uribista. Con Aníbal Gaviria en Antioquia pasa algo similar. Si bien tiene una trayectoria liberal, se inscribió por firmas y conquistó el apoyo previo del Partido Verde, La U y Cambio Radical. La L roja es una más en esta coalición.A pesar de haber concretado el visto bueno de unas estructuras políticas de peso, a Gaviria le falta el respaldo de los dos varones electorales de Antioquia: Sergio Fajardo y Álvaro Uribe. Los dos pesos pesados antioqueños se la jugaron con candidatos propios.
Entre las alianzas más sorprendentes se encuentran varias del Partido Liberal con el uribismo y movimientos evangélicos.
En otro extremo del país, en Cali, las alianzas también han tomado rumbos poco previstos. El empresario del chance Roberto Ortiz, Chontico, se inscribió por firmas y sumó la semana pasada el apoyo del Centro Democrático y el de los conservadores. Él competirá por la Alcaldía con Jorge Iván Ospina, exalcalde de la Alianza Verde, quien además cuenta con el respaldo de los liberales. A diferencia de lo que pasa en Bogotá, la elección caleña promete ser un escenario de batalla entre liberales y uribistas. Así mismo, está en competencia el empresario Alejandro Éder, quien protagonizó un divorcio entre el oficialismo de la Alianza Verde, liderado por Claudia López, Angélica Lozano y Antonio Navarro, y Sergio Fajardo. Este último lo apoyará, mientras los otros están con Ospina, exsenador de su colectividad.
Además podrían encontrarse diferentes sectores en Bucaramanga. Allí, La U y los liberales apoyan a Claudia López (tocaya de la candidata en Bogotá y esposa del senador liberal Miguel Ángel Pinto). A esta candidata también le podría llegar el Centro Democrático. Otro divorcio, de mayor magnitud, sucedió en Bogotá. El domingo pasado el Centro Democrático le quitó, mediante un comunicado de prensa, el apoyo a Ángela Garzón, quien era su aspirante a la Alcaldía. Así mismo, el partido notificó que apoyará a Miguel Uribe Turbay. Tomó la decisión después de una polémica en la que varios miembros del uribismo criticaron a Garzón por haber protagonizado un video con Daniel Samper en el que imitaban al expresidente Álvaro Uribe. Como consecuencia del conejo del que fue víctima, Garzón renunció a su colectividad y a su curul en el Concejo. El divorcio entre ella y el Centro Democrático parece definitivo, y por ahora no suenan campanas de reconciliación.
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En la capital terminó de romperse una relación que venía distante hace años: la de Claudia López y Enrique Peñalosa. A pesar de que Claudia perteneció al equipo de Peñalosa en su primera administración y se forjó políticamente con él, en 2015 decidió apoyar a Rafael Pardo a la Alcaldía. Esa distancia se concretó el pasado jueves, cuando ella se casó con el Polo Democrático y la UP para hacer su propia campaña. En su discurso, se fue lanza en ristre contra la decisión de Peñalosa de hacer el metro elevado y de haber continuado con la estructuración de TransMilenio. “Se acaban cuatro años de pedantería”, dijo, con referencia al fin del periodo del alcalde.
Sin embargo, Claudia ha dicho que no va a acabar con el metro de Peñalosa, sino que lo va a ampliar hasta Suba y Engativá. Esa decisión la distancia por ahora de Petro, quien dice que solo apoyará al candidato que respalde el metro subterráneo. Mientras Petro insista en eso, Claudia López seguirá casada con Sergio Fajardo y Jorge Robledo.
En Bogotá, algunos prefieren la soltería. Es el caso de Clara López y Carlos Fernando Galán. Respecto a este último, sectores opuestos a Claudia quieren que él se una con Miguel Uribe. Sin embargo, esa alianza parece poco probable. El año pasado, Galán, aún como senador, casi se va a los golpes con Álvaro Uribe por cuenta de un debate en el que mencionó a los hijos del expresidente como posibles beneficiarios del drama del volteo de tierras en Cundinamarca. Y entre primera y segunda vuelta presidencial renunció a Cambio Radical, cuando la mayoría de la bancada de este partido apoyó a Iván Duque. En una dura carta dijo que él y su padre, Luis Carlos Galán, habían defendido principios opuestos al uribismo. Todo indica que se irá por firmas.
En su lanzamiento, Clara abrió la puerta a diálogos con otros sectores. Ella tiene el aval de Colombia Renaciente, un nuevo partido que apareció debido a la elección del representante Jhon Arley Murillo, hermano de Gilberto Murillo, ministro de Medio Ambiente de Santos. A ese partido han llegado varios pacifistas de centro como Clara, Roy Barreras, Alfonso Prada y Lucho Garzón. La idea de respaldar a Galán, antes de que Clara se lanzara no les parecía descartable. De hecho, en el mundo político se especula que los dos candidatos podrían llegar a un acuerdo. Quedan tres meses para que haya nuevas alianzas y divorcios. Pero en la política, como en el amor, muy pocas cosas duran toda la vida.