VALLE DEL CAUCA
El lío de las invasiones en Cali: ¿quién está detrás de estos nuevos asentamientos?
Invasiones fugaces generan preocupación en la administración municipal. Actualmente trabajan en el desmonte de estas estructuras en el jarillón del río Cauca.
Después del estallido social que conmocionó a la ciudad y la mantuvo cercada por más de dos meses este 2021, las autoridades caleñas enfrentan un nuevo reto en este segundo semestre del año: asentamientos ilegales –también llamados invasiones– en varios puntos de la ciudad donde hay áreas ambientales protegidos o terrenos en alto riesgo, como el jarillón del río Cauca.
Precisamente en este último punto se han concentrado los más recientes operativos de desalojos, ya que se trata de una área compleja que evitaría una posible emergencia en la ciudad si se llegara a desbordar el río Cauca, uno de los afluentes más grandes e importantes del suroccidente colombiano.
“Es un cordón de vida y tenemos que protegerlo entre todos para que nuestra ciudad no se inunde. Por eso tenemos que evitar que sea nuevamente ocupado por personas que quieren ubicar allí su vivienda”, manifestó el alcalde Jorge Iván Ospina Gómez.
El mandatario advirtió que las autoridades trabajan para identificar a personas inescrupulosas que están promoviendo los asentamientos ilegales en esta zona. “Tenemos allí a todas las secretarías trabajando. Hoy se incorporó Bienestar Social, porque se han identificado algunas víctimas del conflicto que tienen inmediatamente la atención del Estado. A aquellos que vienen amenazando o aquellos políticos que promocionan la ocupación del jarillón, les quiero decir que serán trasladados a la Fiscalía General de la Nación”, anunció Ospina.
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Eli Shnaider Brener, líder del Plan Jarillón, explicó que el tramo invadido era conocido como Brisas de un Nuevo Amanecer y las familias que habitaban, en su momento fueron reasentadas. Sin embargo, las invasiones retornaron. “En los últimos tres meses vivimos unos procesos invasivos sin antecedentes. En un lapso de 48 horas, nos levantaron en esta zona entre 1.000 y 1.600 cambuches o demarcaciones. Este es el cuarto operativo que desarrollamos para recuperar el área”, detalló el funcionario.
Shnaider Brener también se refirió al avance de los trabajos de recuperación. “Hemos avanzado una tercera parte de la longitud del tramo (1,3 kilómetros) que debemos recuperar. Se ha recuperado completamente la corona del dique y faltan las zonas donde hubo mayores afectaciones ambientales”.
Por su parte, el secretario de Gestión del Riesgo, Rodrigo Zamorano, señaló que el jarillón es un elemento vital para la viabilidad de la ciudad, asegurando que de llegar a colapsar puede inundar hasta 900 mil personas. “El jarillón debe ser sismorresistente, pero los humanos le agregamos peso, producimos desperdicios que atraen a las hormigas; el tránsito de carros también lo afecta, lo mismo que plantar árboles”, advirtió.
Finalmente, el secretario de Seguridad y Justicia Distrital, Carlos Soler, reiteró que había una ocupación del 10 % de las cerca de 500 invasiones que ya estaban consolidadas a la orilla del río. “¿Qué evitamos? Que estos niños se ahoguen en caso de que el río suba, como lo viene haciendo en los últimos días. Evitamos que se rompa el jarillón y se inunden cuatro comunas y 18 barrios. Frente a las personas que están aquí en situación de desplazamiento, estamos moviendo un equipo psicosocial para activar la ruta de víctimas y no dejarlos solos”, puntualizó el secretario.
¿Quiénes están detrás?
Las autoridades caleñas trabajan sobre una hipótesis: las invasiones son motivadas por personas con una amplia organización que buscan crear un escenario de caos, que a la larga tendría un impacto político.
La hipótesis se fundamenta en que no es la primera vez en este año que se presentan rápidas invasiones este año. Antes del jarillón, las labores para evitar estos asentamientos se realizaron en la zona de ladera –vía al mar–, donde decenas de familias ocuparon espacios ambientales y construyeron cambuches. La estrategia fue la misma.
“Las invasiones son producto de que Cali es la capital de acopio más importante de todo el suroccidente colombiano, es decir, Tumaco, Buenaventura, el Cauca, Nariño e incluso el Putumayo, recibe víctimas de cuatro y cinco departamentos; por lo tanto, estamos pidiendo que se priorice en la Unidad de Víctimas una zona PDET dentro de Cali; también estamos coordinando con la Dirección Regional de Víctimas una gestión ante la Unidad Nacional de Victimas para fortalecer los apoyos en recursos a desplazados, no solamente de personas colombianas: tenemos migrantes venezolanos y haitianos”, puntualizó el secretario de Seguridad.
Así las cosas, el lío de las invasiones en Cali, que parecen genuinas, tiene aún mucha tela por cortar. El plan, después del estallido social del 28 abril, es tomarse la ciudad por otras vías. Y en esa macabra estrategia utilizan a los menos favorecidos.