EL MAGDALENA A MEDIAS
Unas de cal y otras de arena en el proceso de paz en el Magdalena Medio.
"Para que usted lo sepa, vamos hacia la paz. Este Presidente va a salir adelante". Son palabras de Gonzalo López, párroco de Puerto Berrío, mientras mira desde el balcón de la casa cural el desfile de inauguración de las olimpiadas de los estudiantes del Instituto de la Inmaculada. La frase no deja de resultar sorprendente ya que proviene de quien fuera el principal fustigador de la violencia desencadenada durante los últimos dos años en el Magdalena Medio. El padre López llegó a ser el más encarnizado denunciante de las acciones del MAS y de los distintos grupos guerrilleros que, para él, habían colocado al campesino entre dos fuegos.
En marzo de 1983, había dicho al enviado especial de SEMANA: "Si hay alguien que sea anticomunista, ése soy yo. Pero si hay alguien que está defendiendo los derechos humanos contra las balas de uno y otro bando ése también soy yo". Hoy, el padre López está convencido de que la situación ha mejorado gracias al proceso de paz. Además, su percepción de los militares ha cambiado radicalmente: "Las acciones cívico-militares que está emprendiendo la XIV Brigada ha hecho que los campesinos comiencen a ver en los soldados a alguien que les colabora".
No es ésta una impresión particular del sacerdote. De alguna manera, corresponde a la opinión de gran número de habitantes de la zona. Algunos piensan que la violencia se acabó gracias al proceso de paz. Pero no falta quienes consideran que "ya no están matando gente, porque ya asesinaron a todos los que tenían que asesinar. Los que quedaron vivos, los comunistas y los de los derechos humanos, salieron corriendo y se fueron ya". Otros, además, aunque reconocen una mejoría en la situación, tienen muy fresco el recuerdo de sus familiares muertos y afirman que lo que se ha logrado es "la paz de los sepulcros". Pero, de cualquier modo, algo ha cambiado en Puerto Berrío. Y los nuevos aires comenzaron a respirarse el 4 de febrero, pasado, cuando, en un día que hoy resulta casi histórico para sus habitantes, pasearon por las calles a José de Jesús Gómez Urrea, alias Higuerrillo, Jairo de Jesús Mira Galeano y Julio Jaime Mira Marulanda, acusados por los propios campesinos de pertenecer al MAS, arrestados por agentes de la Procuraduría y enjuiciados en la actualidad. ¿Qué tanto han cambiado las cosas desde entonces? Es cierto que se respiran aires nuevos, pero la verdad es que, detrás de los diferentes sentimientos de la población, la expectativa parece ser el único que todos comparten. Eso sí, con algo de optimismo.
POR ACA SI LLUEVE
En Barrancabermeja, en cambio, no se observan esos progresos. La situación vivida en esa zona del Magdalena Medio se resume en una frase incluida en el documento de convocatoria a una reciente manifestación multipartidista de campesinos en apoyo a la paz que derivó en una serie de denuncias contra nuevas y recientes acciones del MAS y en acusaciones directas a las Fuerzas Militares. La frase en mención dice: "En lugar de consolidarse la paz en el Magdalena Medio se recrudece la violencia". Prueba de que algo hay de cierto en esta afirmación es el hecho de que, aunque en menor cantidad que antes, siguen apareciendo al lado de los muelles del puerto fluvial, los cadáveres que trae la corriente del Magdalena y que han sido lanzados al agua río arriba. En un informe de la Comisión de Veeduría nombrada por la Procuraduría, fechado el 23 de agosto, se daba cuenta del asesinato de 9 campesinos en sólo cuatro días y el períodico Vanguardia Liberal de Bucaramanga llegó incluso a mencionar con nombres propios a Jorge Valencia y Francisco Aguirre, presuntos miembros del MAS que habrían sido los autores de la muerte de Israel y Oscar Garnica, ocurrida el 17 de agosto en Los Morros, en jurisdicción del municipio de Cimitarra.
Fabiola Quintero, compañera de Israel Garnica y quien fue testigo del crimen, habló con el reportero de SEMANA y le dijo que "los cinco hombres que lo asesinaron a él y a su hijo Oscar eran del MAS. Llegaron y se presentaron como agentes de la Procuraduría. Pero Oscar reconocio a uno de ellos y antes de que pudiera decir algo lo balearon y gritaron que eran del MAS". Según el testimonio, dos de los cinco asesinos estaban vestidos de policías y ella pudo sobrevivir "porque ellos me dijeron que yo no era comunista y que no tenían que matarme".
Para algunos habitantes de Los Morros, el crimen de los Garnica no fue una sorpresa. Israel había sido uno de los 500 campesinos que en enero participaron en la toma de la concentración José Antonio Galán en Barranca, como protesta por la violencia y las acciones de los grupos paramilitares. Al igual que otros asesinatos como el de los 5 hermanos Higuita, en Vuelta Acuña el 24 de junio, se trata de lo que la gente de la región califica como "venganzas de esos grupos". El origen de éstos y otros crímenes y amenazas parece estar en el hecho de que algunos ganaderos y terratenientes de la región "no se tragan" el proceso de paz. Para ellos, a los "comunistas, a sus simpatizantes, a sus colaboradores, a los que invaden tierras, a todos ésos, hay que acabarlos". Una fuente militar consultada por SEMANA en Bogotá explicó que "el problema con algunos ganaderos es que se sienten dueños de todo y se niegan a aceptar que hay gente que necesita tierra y oportunidades, mientras exigen al Ejército que esté a su servicio para reprimir una invasión o cualquier protesta".
REHABILITANDO
Aparte de la situación de orden público, donde la mejora en algunas regiones contrasta con el recrudecimiento de la violencia en otras, se han planteado algunos cuestionamientos a lo que se ha llamado el Plan de Rehabilitación del Magdalena Medio. En este punto, lo mismo que en lo referente al orden público, unas son de cal y otras de arena. Es cierto, por ejemplo, que se han comenzado a conceder créditos para compra de ganado y que existe un aire de renovación en cuanto a la asistencia técnica a los campesinos por parte de la Caja Agraria. Pero también es cierto que se ha denunciado que estos préstamos se están haciendo en forma discriminada y que en algunos casos han favorecido a ganaderos "que tienen mucha plata y mucha tierra y que no necesitan esa plata tanto como otros". Algunos explican esta circunstancia con la ya famosa frase de "no se le puede prestar sino a quien tiene con qué pagar". Otras denuncias más graves sostienen que entre los favorecidos por los préstamos se encuentran algunas personas sindicadas de pertenecer al MAS.
Al Plan de Rehabilitación se le critica también que abarca algunas regiones del Magdalena Medio donde no se han presentado nunca fenómenos de violencia, mientras deja por fuera zonas como la de Anorí, Amalfi, Remedios y Segovia, cuyos nombres se asocian de inmediato a matanzas, combates y secuestros. Son críticas relativamente válidas, ya que, en todo caso, parece ser demasiado temprano para juzgar lo que está sucediendo en el Magdalena Medio en ése y en otros campos. Pero a la vez puede ser necesario plantearlas, para que no se pierda esta oportunidad de rehabilitar una región con tantos problemas como posibilidades de transformarse.