Polémica
¿El monstruo del Marymount? La reveladora historia del profesor Mauricio Zambrano
El escándalo que sacude al prestigioso colegio Marymount tiene nombre propio. El del profesor Mauricio Zambrano, un hombre que se ganó la confianza de la institución, pero que, tras bambalinas, aprovechaba para presuntamente acosar a las alumnas.
“Mauricio era el sueño de algunas, pero se convirtió en una pesadilla de muchas. Enredador, manipulador, te envolvía para que fueras su cómplice”. Este testimonio recoge lo que presuntamente vivieron cerca de 20 jóvenes que pasaron por las aulas del Marymount y que ahora aseguran ser víctimas de acoso de Mauricio Zambrano, el profesor de educación física sobre el que hoy están puestos todos los reflectores. Aunque se trata de un secreto a voces, ante la justicia no han llegado más que un par de denuncias. Como reconocen personas que hablaron con SEMANA, hay una especie de pacto de silencio.
Pero quién es Zambrano. Es poco lo que se sabe de su pasado, pero sí son varios los testimonios que recogen su trayectoria académica en el Marymount. Se trata de un espigado hombre, de 1,91 de estatura, nacido el 20 de mayo de 1977, quien llegó al colegio hace 15 años y se ganó la confianza, especialmente, de María Ángela Torres, la rectora. Ella fue destituida de su cargo el 28 de febrero, cuatro días después de que el escándalo estallara en redes sociales y saltara a los medios de comunicación por el reconocimiento que tiene la institución.
El Marymount se convirtió, prácticamente, en su primera gran oportunidad laboral como docente y no la dejó pasar. Zambrano, casi siempre vestido de gorra y ropa deportiva, llegó recién cumplidos los 30 años. Cuentan algunas exalumnas que era un hombre atractivo. Ellas, ya graduadas y mayores de edad, recuerdan que por su pinta y su forma de comportarse era “la traga” de varias estudiantes. Una de ellas dijo: “No era un profesor, era EL profesor”, lo afirmó con mayúscula, por eso era el sueño de algunas.
Ese sueño, que como narraron, se convirtió en pesadilla cuando él se aprovechó. Mauricio era un lobo con piel de oveja. Se ganó la confianza de todos. Debutando como docente, fue ganando terreno y pasó de las clases de educación física a convertirse en el director técnico del equipo de fútbol.
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Además, enseñaba voleibol, y un dato más preocupante: señalan que a varias de ellas les dictó clases de gimnasia olímpica cuando ni siquiera eran adolescentes, tenían entre 10 y 11 años. Todos coinciden en que su pasado era una incógnita. Pero esto quedaba en un segundo plano, pues su amabilidad, carisma, juventud y participación en múltiples actividades académicas y deportivas les dieron la confianza a las directivas y a sus alumnas para no tener dudas sobre él. Lo que no sabían es que, al mismo tiempo, este docente aprovechaba la cercanía con las jóvenes para cortejarlas. Siendo más claros, según los testimonios, lanzaba la red a ver cuál caía. Ese no era su único secreto.
Según pudo establecer SEMANA, Zambrano, además, tiene una hija, cuya edad coincide con la de varias de sus víctimas. Ni ese hecho le sirvió para poner freno a los comportamientos que hoy lo tienen sentado en el banquillo de los acusados, respondiendo por los delitos de acceso carnal con persona puesta en incapacidad de resistir agravado y acto sexual en persona puesta en incapacidad de resistir agravado. Él negó cualquier responsabilidad. Todo salió mal.
La confianza inquebrantable que le dieron despejó el camino para que Zambrano se convirtiera en esa especie de galán que presuntamente quebró todos los estándares éticos de un docente. Viajaba a excursiones en diferentes ciudades de Colombia y del exterior, como delegación para competir en diferentes eventos. Fuentes del colegio Marymount le dijeron a SEMANA que el hecho de pertenecer al equipo docente del colegio no le daba la facultad para ser el acompañante o “supervisor” de los viajes. Incluso, llegó a abusos como compartir carpa con una de sus alumnas, señalan los testimonios.
De la confianza ganada, fácilmente pasó a la complacencia de las directivas, y hay un episodio que da cuenta de esto. Una alumna de la promoción 2017 aseguró que fue víctima del acoso sistemático de Zambrano, puso la queja en la rectoría y no pasó nada. Por el contrario, su sorpresa fue que, 20 días después, lo nombraron director de curso. Ahí se revela la otra cara del amable y carismático docente. Casi que a una voz las jóvenes consultadas dijeron que poco mencionaba su vida personal, que aún es una incógnita.
“Solamente hablaba de temas sexuales. Nunca compartía detalles sobre sus gustos musicales ni sobre su familia, ni de dónde venía”. “Él podía decirte algo como: uy, se le ve muy bien ese disfraz o usted es muy linda para jugar fútbol”, contó otra estudiante que prefiere mantener el anonimato. A algunas les pedía su número de teléfono celular y con el paso del tiempo establecía las relaciones.
Son testimonios similares, todas afirmaron que era vía chat como las cortejaba. Aprovechaba la privacidad para mostrar su otra cara, la que quedó al descubierto el 24 de febrero cuando el pacto de silencio no soportó la presión, se desbordó y se supo todo. Estas versiones las corroboró la exalumna, hoy estudiante de Medicina, Laura Giraldo, quien es de las pocas que rompió el pacto de silencio y puso la cara de manera valiente para denunciar a Zambrano.
“Me buscaba cuando estaba sola, varias personas de mi promoción fueron testigos de lo que pasó, pero todas lo justificamos. Hacía comentarios morbosos, y uno estando en décimo y once piensa que es el dueño del mundo, que ya creció y deja los comentarios pasar”. Laura contó que la vía fue la misma, le pidió su número celular y por ahí estableció el vínculo de confianza, y como señaló ella: “Fue un año en el que estuvo intentando pastorearme, digo yo… como un depredador”.
Incluso, le escribía cuando ella ya se había graduado del colegio, pero dejó de responderle porque ya tenía novio. Aunque dictaba clase en el Marymount, ubicado en el extremo norte de la ciudad, Zambrano fue capturado en el suroccidente en el barrio Roma, localidad de Kennedy, sector en el que al parecer vive. En la audiencia de imputación se declaró inocente, y el juez no aceptó la solicitud de detención, pese a que la Fiscalía aportó evidencias sobre la presunta responsabilidad de Zambrano en el caso.
Fuentes señalaron que se habría hallado semen en la ropa de la víctima, así como pelo en un puff donde se habría dado el abuso. Las entrevistas forenses hechas a una menor también confirmaron la credibilidad del relato de la víctima, según la Fiscalía. Así que en este momento Zambrano se encuentra en su casa. El juicio, al parecer, lo afrontará en libertad. ¿Pero qué posibilidades hay de que sea condenado? El reconocido penalista Francisco Bernate afirmó que “se tiene que demostrar que sí hubo delito. Pero si fueron relaciones sexuales consentidas con mayores de 14 años, eso escapa al interés del derecho penal. De manera que, aunque este profesor sigue vinculado a la investigación, hay un riesgo latente de que no haya condena”. Lo clave es que hay muchos testimonios desgarradores de alumnas y exalumnas del colegio que tendrán que ser evaluados por los jueces.