VIDA MODERNA
El narcisismo por poder, un peligroso contagio moderno
Cómo las personas terminan aceptado y asumiendo comportamientos con tal de sentirse la extensión de un líder o superior, sin importar el costo personal familiar o social.
Relacionar a varios de los líderes políticos actuales con el término “narcisismo” suele ser una comparación repetida por muchos y fácil de ejecutar. Bastaría con mencionar el nombre del saliente presidentes de los Estados Unidos para que muchos de desboquen en los que creen pueden ser ejemplos certeros.
Lo cierto es que ser usado como ejemplo para hablar de narcisismo relacionado con el poder no es un logro que Donald Trump se haya ganado de gratis. Pero los ejemplos pueden estar mucho más cercanos, porque incluso los psicólogos y especialistas en comportamiento humano señalan que en estos días podemos hablar que se trata de un comportamiento que no solo puede ser contagioso, sino que además está trayendo graves consecuencias tanto en círculos sociales como profesionales.
Un extenso artículo, publicado en el sitio web de la revista Salon, explica que se puede hablar de la condición conocida como ‘narcisismo por poder’ en aquellos casos en los que algunas personas “actúan en nombre de un narcisista, para contribuir a sus objetivos y ganancias, a pesar de no ser necesariamente narcisistas ellos mismos”.
La cita es de la doctora Jessica January Behr, una reputada psicóloga de Nueva York. La profesional además explica que en muchos casos esta situación se ha venido normalizando en el interior de la familias. Por ejemplo, cuando los padres están constantemente juzgando a los hijos sobre su apariencia para alimentar sus propios egos o por ir en contra de lo que ellos consideran símbolos de poder social.
“¿Qué pensará de mí la gente si saben que tengo una hija gorda?”, cita el artículo sobre el caso de una mujer joven a quien trató y que terminó reconociendo que todas sus relaciones personales o profesionales estaban determinadas por el tipo de ganancia que le podrían representar para sentirse más importante o más bella. Es decir que esta terminó replicando el comportamiento de sus padres como la forma más efectiva de supervivencia.
Según los expertos, ese es uno de las principales efectos de esta condición: las víctimas iniciales terminan convirtiéndose en extensiones de sus victimarios, es decir de los narcisistas iniciales. Hasta llegar al punto en que se convencen que cuestionar a sus “superior” puede terminar por llevarlos a ellos a la desgracia.
Según la doctora Behr esto les impide generar cualquier cuestionamiento hacia su líder, porque si este cae “tendrán que enfrentarse a sus propios demonios”. Pero esta no es una conducta nueva, para argumentarlo Salon publica una explicación del doctor Ramani Durvasula, un psicólogo clínico, especialista en el trastorno narcisista.
Básicamente, lo que dice es que el narcisismo por poder o narcisismo contagioso, como se conoce actualmente, es principalmente llegar a asumir o reflejar el comportamiento de un líder o superior, que puede ser el padre, solo como una forma de “hacerse más grandioso”.
Pero, dice el especialista, al mismo tiempo ese acto de asumir el comportamiento del líder hasta idealizarlo conlleva a una “sensación de victimización”, que al comienzo es inculcada por el ‘narcisista principal’, pero que luego es asumida por los “súbditos” como una forma de “omnipotencia compartida”.
Por el simple motivo, explica, que aquellos que son usados sienten que entre más fuerte sea su jefe, ellos también lo serán. La principal respuesta ante las caídas o derrumbe del poder es llamarse víctimas de “una persecución o de un complot”.
Esta condición, según los expertos, es cada vez más común y hace parte de las dinámicas de sectas, grupos políticos, enramados financieros, grupos empresariales y relaciones personales. De ahí que abunden los casos de personas que dejan todo por seguir a un líder , personas que terminan normalizando acciones ilegales solo por apoyar a un superior o aquellas que terminan adoptando posiciones o puntos de vista de su pareja aunque les cuesten perder a su familias. La explicación psicológica, según la publicación, es que “la coerción conduce a la emulación”, un ejemplo posible para eso es lo que se conoce como el Síndrome de Estocolmo.
La relación, sin embargo, entre el narcisista principal y sus seguidores es prácticamente complementaria, porque uno termina dependiendo del otro. Y aquí el ejemplo nos lleva otra vez al caso Trump. “Por eso es que algunos fueron capaces de tomarse el Capitolio con el fin de anular la elección presidencial”, señala la nota prensa.
Como conclusión al tema, el doctor Bandy X. Lee, un psiquiatra que ha sido profesor en la Universidad de Yale, señala en el artículo que estos individuos narcisistas terminan agrupándose en esa clase de partidos políticos, grupos o sectas, porque se sienten “heridos socialmente” y porque les gusta la idea de que destruya un país solo para seguir consiguiéndolo”. Ejemplo para estos casos, hay de este lado y del otro lado del océano.