JUSTICIA

El ocaso del general Mario Montoya: una carrera entre los éxitos y las acusaciones de falsos positivos

Mario Montoya hizo parte de los golpes más importantes contra las Farc. Como comandante del Ejército, fue el hombre de la Operación Jaque. Desde su retiro, los procesos judiciales lo han acorralado. Este jueves la Fiscalía radicó la imputación en su contra por 104 homicidios.

12 de agosto de 2021
Mario Montoya
INGRID BETANCOURT- LIBERACION SOLDADOS Y POLICIAS OPERACION JAQUE AEROPUERTO CATAM-BOGOTA JULIO 2 DE 2008 FOTO LEON DARIO PELAEZ/ SEMANA | Foto: LEON DARIO PELAEZ

Un hombre con mano de hierro, ejecutor de los más importantes golpes contra las Farc y cerebro de operaciones como el ataque a Casa Verde, considerado el santuario de la guerrilla; la mítica Operación Jaque, y la Operación Fénix, en la que fue abatido alias Raúl Reyes, en Sucumbíos, Ecuador.

Así es conocido el general en retiro Mario Montoya, excomandante del Ejército. Hoy su historia da un vuelco de 180 grados y pasa de héroe a villano: la Fiscalía lo responsabiliza de 104 falsos positivos o ejecuciones extrajudiciales, entre ellas las de cinco menores. ¿Quién es este hombre que ahora tiene la lupa encima?

A él se le pueden contar por decenas las exitosas operaciones militares, así como las condecoraciones. En seis ocasiones le fue otorgada la Cruz de Boyacá. Pero también se pueden contar por decenas los señalamientos que, de tiempo atrás, tiene por presuntas violaciones a los derechos humanos, presión a las tropas, a las que aparentemente les exigía bajas y “litros de sangre”, y sus supuestas alianzas con grupos paramilitares. A sus 72 años, ya sin el uniforme, las armas y el poder que da la institución, estos hechos lo tienen respondiendo ante la Justicia Especial para la Paz (JEP), tribunal creado tras el acuerdo de paz firmado en La Habana con las Farc, la guerrilla que combatió por décadas.

Montoya nació en Buga (Valle), el 29 de abril de 1949. Tiene un título en Ciencias Militares de la Escuela Superior de Guerra y un posgrado en Alta Gerencia de la Universidad de los Andes. Se mantuvo en servicio por más de 40 años, estuvo al frente de más de diez unidades militares y en 2006 fue nombrado comandante del Ejército, cargo al que renunció en noviembre de 2008, días después de que el expresidente Uribe hizo una purga y ordenó la salida de 27 militares presuntamente involucrados en los aterradores falsos positivos.

Exitoso en el teatro de la guerra, un recorrido por operaciones bajo su mando da cuenta de los resultados y las polémicas. Siendo coronel, en 1990, hizo parte del desembarco en Casa Verde, el santuario de las Farc. Como comandante del Grupo Mecanizado Maza de Cúcuta protagonizó la ofensiva contra la guerrilla en el Catatumbo. Era el tiempo en que las Farc dominaban zonas a sus anchas, sin que nadie pudiera frenarlas, hasta que llegó Montoya. Estuvo al mando del Batallón de Inteligencia de Villavicencio, el Comando Operativo de El Bagre (en el Bajo Cauca antioqueño), fue agregado militar en Reino Unido y en 2000 lideró el Batallón Antinarcóticos.

Con el fracaso de los diálogos del Caguán en el Gobierno Pastrana, y frente a la prepotencia que exhibían las Farc, fue protagonista del debilitamiento de esa guerrilla. Enfrentó la masacre de Bojayá en 2002, cuando las Farc asesinaron a civiles que se refugiaron en una iglesia en medio de un enfrentamiento con paramilitares. En octubre de ese año lideró la Operación Orión, en la comuna 13 de Medellín, considerada un bastión de las guerrillas urbanas. Fueron detenidas 243 personas, 29 identificadas como cabecillas; liberaron 72 secuestrados y se incautaron armas y explosivos. El éxito contrasta con denuncias por violaciones de derechos humanos y desaparición de personas. El jefe paramilitar don Berna dijo que Montoya tuvo el apoyo de su organización.

Sus métodos fueron cuestionados. El 29 de marzo de 2003 comandó la Operación Mariscal, que significó la derrota de la guerrilla en el oriente antioqueño. Por esta intervención hay denuncias de falsos positivos. En 2008, año de éxitos militares, en febrero, protagonizó la Operación Fénix. Por primera vez daban de baja a un miembro del secretariado de las Farc: alias Raúl Reyes. Las implicaciones diplomáticas fueron graves, pues el jefe de las Farc se resguardaba en territorio ecuatoriano. Ese mismo año se dio la Operación Jaque, al mando del general Montoya, una de las acciones militares más importantes de la historia. Sin hacer un disparo, la inteligencia engañó a las Farc y fueron liberados la excandidata presidencial Íngrid Betancourt, tres contratistas estadounidenses y 11 militares.

Este jueves, la Fiscalía radicó la imputación más grave hasta ahora contra un alto miembro del ejército por falsos positivos. Aunque el general tiene su proceso en la JEP, los hechos que traslade el organismo investigador al tribunal de la justicia transicional podrían ser determinantes.

“La Fiscalía General de la Nación radicó solicitud de audiencia de imputación contra el general en retiro Mario Montoya Uribe, por su presunta responsabilidad en el asesinato de civiles que, posteriormente, fueron reportados como resultados operacionales exitosos entre 2007 y 2008”, señaló la entidad al informar que hicieron la solicitud de imputación ante el Tribunal de Bogotá.

“Montoya Uribe, supuestamente, ejerció presión a todos los jefes de divisiones, brigadas y batallones para que cumplieran una estrategia diferente que, al parecer, premiaba y otorgaba condecoraciones a los comandantes y grupos que reportaban muertos”, agregó la Fiscalía.

Así, la historia del general Montoya se convierte en un caso ejemplarizante que demuestra que quien ejerce la autoridad no debe entregar resultados a cualquier precio y que el fin, así sea noble, no justifica los medios. La verdad siempre saldrá a la luz.