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| Foto: Tomada de Twitter Prestomedia

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El periodismo en jaque: editores del mundo opinan qué hacer

Más de 50 jefes de medios de América Latina, el Caribe y Europa presentaron en Bogotá sus análisis y recomendaciones ante los desafíos de la profesión, que se enfrenta a la posverdad, la violencia y la falta de inversión publicitaria.

27 de octubre de 2017

Nunca el mundo había consumido tanta información como lo hace hoy. Sin embargo, así como crece el consumo, crecen también los desafíos para que la información que llega a los lectores sea veraz y de calidad. Día a día, los periodistas deben hacerle frente a la desinformación, la violencia, la autocensura y la caída de la pauta publicitaria.

Estos fueron algunos de los temas tratados por más de 50 editores en el marco del Tercer Congreso de Editores de Medios de Europa, América Latina y el Caribe, organizado por Prestomedia Grupo y desarrollado entre el 24 y el 25 de octubre en Bogotá.

El primer día, en el panel “El periodismo en la era de la posverdad, ¿cómo enfrentarse a las noticias falsas”, los comunicadores plantearon la dificultad de hacer periodismo de calidad en épocas de una desinformación desatada.

Y es que no solo se trata de diversos portales que se dedican a propagar las “fake news”, sino que la posverdad se está convirtiendo en un arma política, como sucedió en las elecciones de 2016 en Estados Unidos, que llevaron a la victoria de Donald Trump, e incluso las recientes imágenes difundidas el día del referendo independentista de Cataluña en España.

Lo más grave es que las redes sociales se han convertido en el camino libre para que caminen las medias verdades y las mentiras con la inmediatez de la red y beneficiadas por la gratuidad de las plataformas.

Ricardo Gandour, director de CBN de Brasil, puso sobre la mesa un tema de interés prioritario en el periodismo: el recelo y la desconfianza de la gente hacia los medios de comunicación.

Ante la polarización y la dificultad de separar la noticia de la opinión, las personas prefieren creer en lo que encuentran en las redes sociales, sin que sientan la necesidad de verificar la fuente ni los datos.

Por eso en el Decálogo del Congreso, una de las conclusiones más importantes es que el periodista debe reclamar su rol “como el profesional más adecuado para canalizar la información, como el garante de los criterios de verdad, contraste…”.

Además, los editores denunciaron “la proliferación en las redes sociales de informaciones sin origen conocido, malintencionadas, interesadas y que en muchos casos suponen daños irreparables para las personas, los colectivos sociales, e incluso para los países”.
Ante semejantes retos, los editores coincidieron en que la mejor forma de enfrentarlos es defendiendo la verdad y educando para que cada vez haya más ‘protección’ ante la mentira y la desinformación.

Hacerle cara a la violencia

El segundo día del congreso debatió sobre “violencia y terrorismo, el enemigo común”. Uno de los temas más tratados fue el narcotráfico. Además de plantear que es un flagelo que debe pensarse desde la economía, el director del diario La República, Fernando Quijano, afirmó que los periodistas no se pueden quedar haciendo diagnóstico, sino que deben plantear propuestas para combatirlo.

Pero el tema que más debate desató fue el caso mexicano. México encabeza los rankings de asesinatos de periodistas y de impunidad para sus perpetradores. Ante la autocensura y la falta de libertad de expresión, José Manuel Martínez, jefe de redacción de ‘Hard News’, de Expansión en México, explicó ha sido la lucha de su país contra la violencia contra periodistas.

Contó que 45 medios de comunicación se unieron para enfrentar el flagelo a través de un acuerdo para la cobertura de la violencia, en el cual, entre otros temas, decidieron no ser las cajas de resonancia de los narcotraficantes que pretenden sacar imágenes con mensajes de amenazas.

Por esta razón una de las recomendaciones del Decálogo fue “que en la publicación de imágenes que puedan resultar desagradables o violentas, además de los requisitos de veracidad, se considere el interés público que las justifique”.

Esta sería la forma de no seguirle el juego a los violentos, sobre todo en un país que ve cómo en lo corrido del 2017 ha habido 18.505 homicidios dolosos, es decir unos 68 diarios. “El 2017 ha sido uno de los años más sangrientos en México”, afirmó el jefe de redacción de Expansión.

Entre estos, uno de los grupos más afectados es definitivamente el de los periodistas. Solo en 2017 han sido asesinados 42 periodistas, de los cuales 11 estaban en México y ocho en Siria.

No es difícil entender entonces por qué el ranking de Periodistas sin Fronteras sitúa a México como el país donde más periodistas deben acudir a la autocensura o al exilio a causa de las eventuales amenazas del crimen organizado.

Si bien es cierto que el país ha tratado de encarar el flagelo, en 2010 con la Fiscalía especializada para atender delitos contra la libertad de expresión, en 2012 con el mecanismo de protección para defensores de derechos humanos y periodistas y en 2013 con la ley general de víctimas, falta muchísimo por hacer.

Actualmente en México de cada 100 procesados por la justicia, solo 9 pagan por sus crímenes. Según el Comité para la Protección de los periodistas, el país latinoamericano ocupa hoy el sexto puesto en impunidad por violencia contra los reporteros.

Martínez puso como ejemplo el caso de Javier Valdez, un reconocido periodista mexicano, corresponsal de agencias internacionales y autor de múltiples libros sobre narcotráfico, quien fue asesinado en mayo de este año por sus escritos.

El Congreso de Editores hizo un llamado a los poderes públicos para que amparen el oficio periodístico y garanticen los derechos y libertades de los periodistas, para que no se acallen más plumas en América Latina y Europa.

Vías para que sobreviva la calidad

Otro de los temas tratados en el evento fue el del auge de los portales digitales y la caída de la pauta publicitaria que han afectado de tal manera a los medios de comunicación tradicionales que estos han visto imprescindible encontrar nuevos modelos de negocio para mantener su independencia y calidad.

No hay duda de que en la última década el mundo digital ha crecido de forma vertiginosa. Y con él el número de portales de noticias, de opinión e incluso de desinformación. Por esta razón, si hace cinco años el reto para los medios de comunicación tradicionales era grande, hoy es enorme.

Las dinámicas publicitarias han cambiado y la pauta en televisión, radio y prensa escrita ha caído estrepitosamente. Según Asomedios, la inversión publicitaria total en medios cayó 6,1 por ciento en el segundo trimestre de 2017 en Colombia con respecto al año pasado. Los medios más afectados han sido la televisión, con un descenso de 9,5 por ciento, y las revistas, con una baja de 15,9 por ciento.

Este fenómeno no solo está sucediendo en Colombia sino que ha afectado el periodismo alrededor del mundo, y no es raro ver decenas de medios de comunicación que, enfrentados a pérdidas económicas enormes, deben cerrar o venderse al mejor postor, a veces a costillas de la información y la independencia periodística.

Ante semejante situación, los medios de comunicación deben encontrar nuevas vías para seguir siendo empresas prósperas. Ese fue el tema tratado en el panel del Congreso “Nuevos modelos de negocio en los medios de comunicación”.

Para José Antonio Vera, presidente de la Agencia Efe, la mejor salida es apostar por el video. La demanda por los audiovisuales es la que más ha crecido en los últimos años, pues, como dijo Vera, se entiende como la “noticia total”, es decir que tiene todos los aspectos que un espectador busca para sentirse totalmente informado.

Álvaro Martínez, jefe de opinión del diario ABC de España, sostuvo que no se puede seguir creyendo que hay un periodismo nuevo y uno viejo, sino que los medios tradicionales deben responder adecuadamente a la aparición de las nuevas tecnologías.

Por su lado, Alejandro Santos, director de Semana, subrayó que “el valor de la información cada día es más importante y cada vez está más en riesgo”. Por lo cual, para no marchitar la calidad y la independencia, la revista ha buscado lanzar modelos de negocio como las revistas especializadas, unidades editoriales 360 en coyunturas específicas, foros con temas de interés nacional y cursos que continúan en la misma línea del medio como un actor intelectual.

Es cierto que no hay una receta específica para que el periodismo de calidad sobreviva en épocas de noticias falsas, ‘bots’ y sobreinformación gratuita. Sin embargo, pensar en otros modelos de negocio que permitan a los medios de comunicación tradicionales mantener su equilibrio económico es esencial para no sacrificar el buen periodismo, que es hoy tan necesario.