Venezuela
El poderoso Tareck El Aissami sería el cerebro del billonario negocio de exploración de gas de una empresa venezolana en Colombia
Roberto Deniz, fundador de Armando.Info, cuenta cómo, tras la polémica propuesta del Gobierno Petro de importar este producto de Venezuela, está el poderoso ministro Tareck El Aissami y dos empresarios con todo para comenzar a facturar.
SEMANA: La posible exportación de gas de Venezuela a Colombia ha sido uno de los temas más polémicos de este gobierno. ¿Qué encontraron ustedes en su investigación?
Roberto Denis: En noviembre pasado hubo una noticia de la agencia Bloomberg en la que informaba que desde PDVSA se había seleccionado una empresa venezolana y una colombiana para participar en este negocio. Nosotros quisimos entender qué había detrás de esto y por qué de parte de ambos gobiernos había un secretismo absoluto. Encontramos que desde antes de la posesión de Gustavo Petro, desde el lado venezolano, se daba por hecho que esto era un negocio que estaba caminando.
S: ¿Cuál es la magnitud económica de este negocio?
R.D: Hay que recordar que el gasoducto en binacional, que está inactivo desde hace varios años, tiene una capacidad para transportar millones de pies cúbicos de gas al día. Lo que trascendió en su momento fue que el acuerdo de PDVSA con una empresa llamada Prodata Energy en Venezuela y una empresa llamada Energy transitions en Colombia sería de 25 millones de pies cúbicos diarios. Esto evidentemente son unos cuantos millones de dólares.
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S: ¿Qué tan andando está todo?
R.D: En Colombia ha habido declaraciones ambiguas o o o digamos hasta contradictorias en las que abren la posibilidad de que sí se importe gas de Venezuela. Se ha dicho que ahí tiene que estar presente Ecopetrol. Es cierto que el negocio se está dando y que tiene unos actores, unas empresas ya beneficiadas y unos empresarios del lado venezolano que fueron tejiendo esto en simultáneo a la carrera de Gustavo Petro hacia la presidencia. Todo comenzó el año pasado desde Venezuela con el aval de Pdvsa y el aval del poderoso ministro del Petróleo, Tareck El Aissami.
S: Todo este proyecto pasa por el gasoducto binacional Antonio Ricaurte, abandonado desde hace años. ¿Cuál es su historia?
R.D: Ese gasoducto se inauguró en tiempos de la presidencia de Álvaro Uribe y de Hugo Chávez. Fue un proyecto binacional. Tiene 224 kilómetros de extensión que unen campo Ballena en La Guajira con un costado del del Lago de Maracaibo. Cuando se construye, había una especie de de negocio ya propuesto que era que durante unos años Ecopetrol y empresas colombianas iban a enviar gas a Venezuela, cosa que en efecto ocurrió. Después se iba a invertir el suministro a partir de 2013-2014. Al final quedó inactivo por la crisis económica en Venezuela y la ruptura de relaciones políticas entre ambos gobiernos.
S: En medio del secretismo del negocio ustedes revelaron los dos protagonistas. ¿Quiénes son?
R.D: Uno es el señor Bernardo Arosio Hobaica, que es un empresario del sector de la construcción, no de la energía o del gas. Y otro es Jorge Jara Salas, un ingeniero peruano venezolano. Estos dos empresarios lo que hacen es adquirir una empresa que tiene mucha tradición, prestadora de servicios petroleros en Venezuela que fue fundada en los años 70. Los dos le cambian el nombre y los socios, justo antes de la segunda vuelta presidencial en Colombia. Ellos dos compran antes Prodata Energy, a la postre beneficiada por Pdvsa. Es decir, mientras ellas se estaban adueñando de la empresa es evidente que tenía que haber algún tipo de información de que probablemente esta empresa iba a ser beneficiada por por Pdvsa para hacer la designada para exportar el gas venezolano a Colombia. Además, mostramos que del lado colombiano, hay una empresa llamada Energy Transitions, fundada en 2019 que tiene relaciones societarias con Jorge Jara. Hasta el momento, no sabíamos quiénes eran los beneficiarios de este negocio.
S: Ustedes aseguran que ellos dos son cercanos al poderosísimo ministro del petróleo, Tareck El Aissami. ¿Quién es este personaje en el régimen de Maduro?
R.D: Es una de las figuras más poderosas del espectro político en Venezuela, una figura que viene desde los tiempos de Hugo Chávez en las que había ocupado cargos ministeriales. Pero en tiempos de Nicolás Maduro él ha sido ya desde hace varios años un ministro enfocado en la parte económica. Pese a la crisis económica sostenida que ha tenido Venezuela, el principal producto de exportación de los venezolanos y el principal recurso del que depende su economía es el petróleo. Respecto al gas, nada se habría podido hacer sin el aval del ministro porque él es una especie de supervisor de PDVSA. También tuvimos información de que desde que se restablecieron las relaciones políticas entre el gobierno de Gustavo Petro y Nicolás Maduro, en todas esas reuniones que ha habido, él ha sido el funcionario que más ha empujado que el negocio del gas salga adelante.
S: Él es un personaje también en la mira de Estados Unidos. ¿Por qué lo investigan allá?
R.D: Él ha sido sancionado por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y está incluido en sus listas. El Aissami fue señalado también por autoridades internacionales de facilitar, por ejemplo, la emisión de pasaportes venezolanos a ciudadanos que no eran venezolanos, sino ciudadanos del Medio Oriente. Precisamente es señalado de ser la figura en Venezuela que tiene relaciones con todo ese digamos ese mundo y ese espectro político del Medio Oriente.
S: ¿Hay algún interés estratégico en este negocio del gas?
R.D: Creo que esa es una de las grandes preguntas que hay y que no se han contestado. Todos los involucrados en este negocio alegan unos acuerdos de confidencialidad, aún cuando estamos hablando de un bien público como el gas. No se conoce que en este proceso existiera una licitación y uno se pregunta, del lado venezolano, dónde está el negocio, para PDVSA. ¿Por qué acuden a una empresa privada para que distribuya el gas? Del lado colombiano hay otros temas de estrategia y de seguridad energética. Muchas voces han alertado la inconveniencia de depender del gas venezolano, sobre todo tomando en cuenta la naturaleza de un régimen como el de Nicolás Maduro. Hemos visto todo el debate que hay en Colombia sobre si se van a dar licencias para nuevas exploraciones. Entonces al final hay que ver si Colombia está dispuesta a ceder sus proyectos propios energéticos de exploración y explotación de gas en Colombia a costa de depender del suministro de energía de Caracas.
S: ¿Qué tan relevante ha sido esta discusión en Venezuela?
R.D: Prácticamente, nadie habla de esto, me refiero a nivel de autoridades. Esa es la opacidad típica de de un régimen como el de Nicolás Maduro, donde no se sienten con la obligación de rendirle cuentas a nadie, pero tampoco hay exigencias del lado de la oposición de pedir explicaciones.
S: ¿Qué preguntas quedan?
R.D: Hay aún muchas dudas. Por ejemplo, cuál es el estado real en este momento del gasoducto Antonio Ricaurte, tras haber pasado tanto tiempo inactivo. Se sabe que del lado colombiano, hay comunidades guajiras, que están alrededor del gasoducto y se comenta que hay muchas resistencia a que se ponga en funcionamiento. Hay muchas dudas también de cuánto tiempo puede retomar hacer una verificación para ponerlo en funcionamiento. En el acuerdo que Pdvsa hace con estas empresas se dice que para finales de este año o comienzos del próximo ya se puede estar enviando el gas a Colombia y supuestamente sería un plazo de hasta 30 años el beneficio. Yo creo que la pregunta es si algún día se rompen relaciones con Venezuela de forma abrupta, qué significa que Colombia dependa del suministro de energía de otro país.