POLÍTICA
El pulso que le ganó la ministra de Transporte a la vicepresidenta
Un nuevo consejero de la Vicepresidencia iba a supervisar a Ángela María Orozco, lo que indignó a la alta funcionaria. En la Casa de Nariño tuvieron que reversar la decisión.
Una sorpresiva puja de poderes se vivió en la última semana entre el Ministerio de Transporte y la Vicepresidencia de la República. La razón tuvo que ver con las funciones que se le iban a asignar al nuevo consejero vicepresidencial, Juan Camilo Ostos, que indignaron a la ministra Ángela María Orozco.
Los jefes directos de los ministros, en cualquier gobierno, son directamente los presidentes de la república. Por eso llamó la atención que en un decreto expedido por la Casa de Nariño, el pasado 25 de junio, se le asignaron varias obligaciones a Ostos que lo convertían en una especie de supervisor de la ministra de Transporte.
SEMANA revisó el decreto 876, firmado el 25 de junio, y allí puntualmente se señaló que entre las funciones del nuevo consejero vicepresidencial, una figura que por cierto no existía en el organigrama del Gobierno, estaba “apoyar al vicepresidente en la supervisión funcional de los sectores de transporte e infraestructura”.
Pero no solo eso. Otra obligación tenía que ver con “proponer acciones para la simplificación, racionalización o eliminación de trámites o procedimientos para facilitar la gestión de los proyectos de infraestructura y transporte”.
Una última le asignaba a Ostos la función de “asistir al Vicepresidente de la República en la coordinación de las relaciones entre los ministerios, las entidades territoriales y el sector privado, con el fin de generar sinergias con los sectores de infraestructura y transporte, para el cumplimiento de las funciones asignadas al Vicepresidente de la República en esta materia”.
Dichas funciones cayeron mal en el Ministerio de Transporte, donde además Ostos ejerció como viceministro bajo las órdenes de la ministra Orozco.
Ostos es conocido por ser una de las personas más cercanas a la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez y renunció a su cargo en el Ministerio en marzo pasado, en medio de diferencias con Ángela María Orozco.
Por ese motivo, pasar de ser el viceministro a supervisar las labores de la ministra desde la Vicepresidencia no fue bien visto. A raíz de la situación, dos días después, el Gobierno tuvo que corregir y eliminar las funciones que inicialmente le había asignado al nuevo consejero vicepresidencial.
El decreto 901, del 27 de junio, eliminó todas las obligaciones que se le habían asignado y que estaban relacionadas con el sector de transporte e infraestructura.
El senador Horacio José Serpa, presidente de la comisión Sexta del Congreso, hizo una advertencia en días pasados a raíz del decreto inicial.“Quisiera que me aclararan a quien debemos hacerle control político: ¿a la Ministra de Transporte?, ¿al nuevo Consejero Vicepresidencial encargado de supervisar todo el sector transporte e infraestructura?”, se preguntó el congresista.
“No es normal que los ministros tengan de jefes a consejeros. A esa nueva figura se le asigna una función de realizar la supervisión del sector Transporte e Infraestructura. El jefe de los ministros debe ser el Presidente de la República. Para mejorar la infraestructura de nuestro país lo mejor es facilitar las decisiones del gobierno vía Ministerio de Transporte. Con un nuevo consejero vicepresidencial para el sector lo único que se fomenta es burocracia”, señaló Serpa.
Desde hace años, la ministra Orozco es conocida por su cercanía política y personal con la vicepresidenta. En esta ocasión le ganó un pulso de poderes que obligó al Gobierno a corregir, en apenas dos días, un decreto que había pasado desapercibido, pero que implicaba cambios profundos en el Ministerio de Transporte.