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El regreso a la libertad del indígena colombiano que pagó 23 meses de prisión en México por transportar yagé
Claudino Pérez es médico ancestral y había viajado 35 veces a ese país con esa mezcla.
Claudino Pérez lleva dos semanas en libertad después de pasar 23 meses en una prisión federal de Ciudad de México tras ser capturado por la Policía mexicana por transportar yagé en un vuelo internacional. La bebida también es habitual entre las comunidades indígenas de ese país, donde se conoce como ayahuasca.
“Yo soy médico tradicional. Llevo mi armónica, mis collares y 4 botellas de yagé. Las destapan, les hacen dos muestras de laboratorio como lo habían hecho las otras veces que había viajado, pero esta vez los funcionarios dicen que llevaba una droga. Dijeron que tenía una sustancia prohibida y me detuvieron”, relató en conversación con SEMANA.
La historia de su pesadilla en Ciudad de México comenzó a las 8 de la mañana del 8 de marzo de 2022. Le quitaron sus pertenencias y fue llevado ante las autoridades para declarar en un país en el que su única defensa para entonces eran los abogados que le consiguieron los pacientes que atendería en ese país.
Ante el juez de México se presentó como un médico tradicional de la comunidad El Encanto y les contó que su trabajo consiste en viajar por varios países de la región, como Costa Rica o Estados Unidos, para tratar a sus pacientes con la bebida natural que utilizan las comunidades ancestrales.
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Si bien en su equipaje él portaba la bebida procedente de plantas sin procesar, la justicia lo señaló de estar transportando DMT, un estupefaciente cuyo porte sí es sancionado en ese país. “Esto es un ritual, el DMT es recreativo y nocivo”, aclara Claudino Pérez.
A los dos días de su detención fue trasladado al reclusorio norte de Ciudad de México, un penal en el que estaban personas acusadas de todo tipo de delitos (narcotráfico, robo o hasta integrantes de bandas delincuenciales). Él era uno de los 12 apresados de ese día, pero seguía sin entender los motivos que lo habían llevado a ese lugar.
“Era un cuarto. La brisa de la noche y del día llegaba de frente y yo no tenía ni una chaqueta. Uno queda muy frustrado cuando los licenciados (abogados) ni preguntaban qué era eso, no buscaron la asesoría del Consulado. Llegaron con las manos vacías”, contó.
La Fiscalía estaba pidiendo 25 años de prisión en su contra, la sentencia máxima para el porte de sustancias prohibidas. Entonces, tuvo que acudir a sus amistades para conseguir 15.000 dólares necesarios para pagar la defensa a unos abogados particulares, quienes prometieron sacarlo de la cárcel en 20 días. No sucedió y Claudino Pérez terminó pasando 23 meses en prisión hasta el 8 de febrero de 2024.
Su regreso a la libertad solo fue posible por la mezcla de dos factores. El primero, que su esposa le ayudó contactar a un abogado que ya había defendido a líderes indígenas con acusaciones semejantes por seguir sus prácticas tradicionales; el segundo, que durante una visita del Consulado en Ciudad de México al centro de reclusión para verificar el estado de los reos colombianos se conoció su caso.
Con la tranquilidad de siempre hacer bien las cosas, hoy el Taita mayor Claudino está en libertad y mañana regresará a casa en las selvas del amazonas de Colombia con su familia. pic.twitter.com/tSWZ5afltq
— Andrés Hernández R. (@AndresCamiloHR) February 12, 2024
El 25 de enero de 2023, su nuevo abogado solicitó una nueva audiencia de su caso argumentando un “error de prohibición”. La libertad se la negaron en primera instancia y tuvo que acudir a un recurso de amparo (una tutela) que se tardó casi cinco meses en tener un fallo a su favor.
Entonces, en ese momento, un nuevo juez aceptó que se repitiera la audiencia en su contra debido a que en el proceso inicial no se habían tenido en cuenta los usos y las costumbres de los pueblos ancestrales. Esa diligencia judicial solo se repitió hasta noviembre de 2023 y los tiempos judiciales aplazaron su libertad hasta este año.
Claudino Pérez solo recuperó su libertad hasta el 8 de febrero y aterrizó esta misma semana en Colombia, sin deseos de regresar a México por un tiempo, pero con la convicción de enseñar sobre la medicina ancestral indígena. “Esa sustancia hace parte de los usos y costumbres de mi pueblo. Yo soy Toto y pertenezco a una comunidad vulnerable”, relató.