Nación
El reportaje de Salud Hernández-Mora que mostró quién era en su pueblo Deyanira Gómez, una de las testigos contra Uribe
La periodista cuenta que Gómez fue la médica de alias el Campesino, uno de los comandantes más sanguinarios que tenía las Farc.
Después de conocerse el llamado a juicio al expresidente Álvaro Uribe, en redes sociales muchos compartieron de nuevo un reportaje de Salud Hernández-Mora. La periodista recorrió Quipile, el municipio de Deyanira Gómez, una de las testigos contra el exmandatario, conocida por ser la polémica pareja del paramilitar Juan Guillermo Monsalve.
Hernández-Mora fue hasta este pueblo en donde “la gente la recuerda como una guerrillera uniformada y que todos temían”, dice la periodista.
Esta es una de las “víctimas” que de inventó Iván Cepeda en el proceso contra Uribe: https://t.co/UFk3ocnQw6
— Salud Hernández-Mora (@saludhernandezm) April 10, 2024
Los pobladores le contaron a la periodista que de ser una joven agradable pasó a ser una mujer muy peligrosa, tras su ingreso a ese grupo guerrillero por cuenta de su padre. El lugar es un corredor estratégico para el municipio de Cundinamarca y allí el frente 42 operaba como dueño y señor. Eran los mayores secuestradores de la zona.
En el reportaje, Salud Hernández-Mora cuenta que Gómez fue la médica de alias el Campesino, uno de los comandantes más sanguinarios que tenía ese grupo rebelde.
Lo más leído
Un día, ella habría obligado a todo el pueblo a asistir al entierro de tres guerrilleros dados de baja por las autoridades. Allí, muchos se sorprendieron al verla llorar desconsoladamente por uno de ellos, alias Óscar.
En 2021, SEMANA reveló en exclusiva los informes de inteligencias que hablaban de ella. “Deyanira Gómez Sarmiento (alias Chiqui), médica de las estructuras delincuenciales de las Farc en los departamentos de Tolima y Cundinamarca”, describía un documento de la central de contrainteligencia militar n.° 2, fechado en Ibagué el 3 de noviembre de 2006.
En esas investigaciones quedaba en evidencia que a Deyanira Gómez le siguieron detalladamente sus pasos durante años debido a su relación sentimental con Élver Penagos Tabera, alias Arley o Pitbull, guerrillero señalado de ser el cabecilla del frente 21 de las Farc. Hace 15 años, Penagos ya tenía en su contra dos órdenes de captura por homicidio agravado, terrorismo y fabricación, tráfico y porte ilegal de armas. A finales de 2006, cuando Penagos fue capturado, Deyanira estaba junto a él y con su padre, Luis Hernando Gómez.
Penagos fue detenido por el crimen de Mónica María Morales Ossa, una mujer a quien le propinaron “cinco disparos en el rostro, luego de haber sido sacada de su finca”. Los hechos ocurrieron el 5 de junio de 2002 en la vereda El Calabozo, en el municipio de Rovira (Tolima). También fue requerido por asesinar a “sangre fría” a dos policías en 2005. El día de su captura, Penagos estaba en el taller Fiat Motor, de propiedad del papá de Deyanira. En esa época, la mujer trabajaba en el hospital de La Palma (Cundinamarca) y se movilizaba con Penagos, con quien vivía en unión libre, en una camioneta Trooper roja.
¿Sabía Deyanira de las actuaciones de su entonces pareja, con quien tuvo una hija? Otro informe etiquetado como secreto, con fecha del 22 de enero de 2007, y presentado al coronel que comandaba la central de inteligencia militar de la época, advierte que Deyanira estaba “adelantando trámites para ingresar a trabajar como médica a contrato en una unidad del Ejército ubicada en la población de Fusagasugá”. El documento dice que Deyanira tenía el apoyo del entonces capitán Juan Pablo Prado Torres y advertía del peligro que podría representar para la institución que dicha mujer fuera contratada, por lo cual se pidió “neutralizar sus propósitos”.
Al día siguiente, el 23 de enero de 2007, se consignaron en otro informe de inteligencia militar, cuya misión de trabajo fue llamada Zeus 010, más detalles sobre las supuestas andanzas de Deyanira Gómez. El documento dice que se comunicaba desde dos teléfonos celulares con Abel Tavera Jaramillo, alias Pedro Nel, “efectuando coordinaciones sobre actividades inherentes a la organización delictiva, en especial coordinando la ejecución del plan para presuntamente infiltrar a su hermano en las filas de la Fuerza Aérea”.
La señalaron, además, de tener comunicación constante en ese tiempo con alias Elías, Rolo y la Zarca, quienes en ese momento “adelantaron las actividades de recolección de información para el secuestro de un comerciante el pasado mes de diciembre en la población de Girardot”.
El Fiat rojo
El 27 de febrero de 2007, se produjo otro informe de contrainteligencia en el que se habló de una red de traficantes de armas, encargada de abastecer material de guerra al frente 21 de las Farc, y mencionaron el secuestro de un comerciante en Girardot, por el que exigieron 4.000 millones de pesos a cambio de su liberación. En el informe están mencionados alias Pedro Nel y también Penagos. En ese mismo documento, por primera vez, apareció reseñada Deyanira Gómez, a quien describieron como una mujer de contextura gruesa, tez blanca, ojos color azul, de 28 años, sin señales visibles y de 1,64 metros de estatura, su cédula de ciudadanía, fecha de nacimiento y la profesión de médica.
Días después, el 3 de abril de 2007, el Ejército emitió otro informe reservado sobre Deyanira Gómez y allí la señalaban de ser una “médica integrante de la organización terrorista”, haciendo referencia a las Farc. La operación de inteligencia que le siguió los pasos a esta mujer se llamó Logística 21 y los militares a cargo habrían comprobado que Deyanira Gómez trabajó en La Julia (Meta).
“Se conoció que la doctora médica Deyanira Gómez Sarmiento, quien está vinculada con estructuras delictivas de los frentes 21, 25 y 42 de las Farc, actualmente fue nombrada por el alcalde del municipio de La Uribe (Meta) como médica de la población de La Julia, previa coordinación hecha por el sujeto Abel Tavera Jaramillo, alias Pedro Nel, segundo cabecilla del frente 21 de las Farc”, dice uno de los informes.
Así mismo, señala cuál habría sido el presunto interés de Deyanira de trabajar en dicha población. “Teniendo en cuenta la posición ideológica y los vínculos estrechos de la mencionada profesional con la organización delictiva, se evidencia la intención de la organización terrorista de las Farc de ubicarla en este sector a fin de adelantar labores de recolección de información sobre los sistemas defensivos de las tropas allí destacadas y a la vez suministrar apoyos médicos a integrantes de la organización terrorista”, afirma el reporte, firmado por el coronel Carlos Arturo Velásquez Peláez y el soldado profesional Dagoberto Bohórquez Urrego.
El 30 de abril del 2007, los militares señalaron en otro informe que el vehículo Fiat de placas ICE 056, de color rojo, pertenecía a Deyanira Gómez y era usado por alias Elías. “Según la fuente, este vehículo es utilizado para realizar actividades ilícitas y transportar material de guerra e intendencia”, agrega el documento.
En estos informes de inteligencia, conocidos en exclusiva por SEMANA, hay un nombre que se repite constantemente: el de Juan Pablo Prado Torres. Se trata del mismo oficial que el año pasado fue retirado del Ejército en medio del escándalo de los perfilamientos a periodistas y políticos de oposición. Un informe de contrainteligencia del 5 de junio de 2007 relacionó al oficial presuntamente con “elementos vinculados con las redes de apoyo de la organización terrorista de las Farc”.
Mediante este documento se encendieron las alarmas por las visitas constantes de Prado Torres al taller de mecánica del padre de Deyanira Gómez. El informe dice que el oficial mostraba “gran amistad y confianza” con él y con el resto de la familia, en especial con Deyanira.
En los documentos reservados se lee un perfilamiento de Deyanira y Penagos, su pareja en ese momento, al igual que de un hermano. Se afirma que la mujer viajaba ocasionalmente con su padre y su hermano hasta los campamentos de las Farc, en el cañón de las Hermosas, “a recibir adoctrinamiento”. Además, se insiste en que había un plan para que ese hermano se infiltrara supuestamente en la Fuerza Aérea, y que al final se canceló. Más adelante, los militares dicen con toda claridad que Deyanira Gómez tiene vínculos con la red urbana Antonio Nariño de las Farc.
Los militares se declaran en alerta porque tienen información de que el entonces capitán Prado Torres le filtraba supuestamente información a Deyanira sobre “los sobrevuelos de reconocimiento que ejecutaría la Fuerza para ubicación de campamentos subversivos”. Además, el oficial le habría hecho una carta de recomendación para que ella pudiera ingresar a trabajar en una unidad militar. Sobre la posibilidad de que Deyanira estuviera tratando de infiltrarse en el Ejército por medio de ese oficial, el reporte advirtió que eso “sería catastrófico y altamente letal para la seguridad de la fuerza, en especial para la Brigada 17, al cual fue trasladado”.
Esta relación generó en su momento muchas inquietudes en la defensa del expresidente Álvaro Uribe y los investigadores de la Fiscalía porque Prado Torres también aparece mencionado en el escándalo de Andrómeda, pues en ese entonces, durante el Gobierno de Juan Manuel Santos, se desempeñaba como el jefe de la Dirección Administrativa de Inteligencia del Ejército. Pero hay un dato que llama mucho la atención y es que a mediados de 2018, dos meses después de ese polémico episodio, Prado Torres hizo un negocio por 400 millones de pesos con Deyanira Gómez, la expareja del testigo Monsalve.
El oficial le compró a ella un inmueble ubicado en Puente Aranda, en la zona industrial de Bogotá. La dirección coincide con el que sería el taller de mecánica del papá de Deyanira. En los últimos días, el expresidente Álvaro Uribe ha unido estos episodios a su caso dando a entender que no es ninguna casualidad que Prado Torres esté presente en todos ellos desde hace 15 años y haya tenido una relación continua con Deyanira Gómez, la expareja del principal testigo en su contra.
Seguimiento fotográfico
En un informe del 20 de septiembre de 2007 se hizo un minucioso seguimiento fotográfico del desplazamiento de Deyanira Gómez y sus acompañantes a Villavicencio. También les siguieron el rastro a los giros que le hacía a su pareja de entonces y las visitas que le realizaba en la cárcel de Picaleña, en Ibagué, y sus desplazamientos en transporte público.
El 19 de enero de 2008, en el informe de contrainteligencia, los investigadores revelaron que al taller de mecánica del papá de Deyanira Gómez ingresaban “constantemente subversivos de las cuadrillas 21, 25 y 42, inclusive enfermos, heridos y para cambio de identidad”.
También señaló que guerrilleros de las Farc le habrían regalado a Deyanira un campero Trooper rojo, modelo 97, de placas BFQ-461. Agregó además que la mujer frecuentaba supuestamente dos o tres veces al mes los campamentos de las cuadrillas 21, 25 y 42 de las Farc, “donde efectúa las operaciones quirúrgicas a terroristas enfermos y heridos en combates con la fuerza pública”.
Según el documento, esos procedimientos se realizaban en el centro de salud del caserío San José de las Hermosas, en Chaparral (Tolima). En alguna ocasión habría alojado en su apartamento a un guerrillero herido en un brazo con disparos de fusil en combates con el Ejército, y a quien le habrían practicado operaciones de injerto.
“Esta joven ha permanecido en las filas de la organización subversiva Farc, en la cuadrilla 42, armada y uniformada, aproximadamente hace dos o tres años atrás (2005-2006), donde era conocida como la Chiqui. Cuando adelantaba sus estudios universitarios debió ausentarse un semestre para estar en las filas del grupo delictivo, puesto que sus estudios fueron cancelados por la organización terrorista”, dice el informe de inteligencia militar.
En otro documento, firmado por el coronel Óscar Mauricio Cote López, director central de contrainteligencia, se dice que Deyanira habría estado relacionada con el alojamiento de “guerrilleros rasos y mandos que llegan a la ciudad de Bogotá a desarrollar trabajos de inteligencia delictiva, contactos con traficantes de armas, municiones y explosivos, recolección de información sobre ubicación de objetivos rentables para extorsiones y vacunas”.
En los próximos días la Fiscalía decidirá si estos informes de inteligencia dan pie para una nueva línea de investigación en medio del expediente Uribe. Hasta ahora, Deyanira Gómez ha desempeñado un papel protagónico al lado de su exesposo Juan Guillermo Monsalve en este polémico proceso contra el expresidente. Hace unos días, SEMANA reveló el documento que prueba que el 4 de abril de 2018 el entonces magistrado José Luis Barceló, de la Corte Suprema de Justicia, autorizó a esta mujer para que grabara al abogado Diego Cadena, apoderado de Uribe.
Ella también es una de las propietarias de la polémica finca La Veranera, en Apía (Risaralda). Hasta ahora no se entiende cómo la compró, teniendo en cuenta que su salario de médica era modesto. En 2007, por ejemplo, declaró ante el Departamento Administrativo de la Función Pública que ganaba tres millones de pesos y en sus cuentas bancarias no tenía más de 1.500.000 pesos. ¿Qué pasó económicamente con ella en esos años para que creciera exponencialmente su capacidad financiera? La finca está avaluada hoy en 560 millones de pesos. Ella se ha justificado en que recibió una supuesta pequeña herencia que habría recibido, sin dar mayores detalles.
En abril de 2015, le pidió a Coomeva, donde laboraba, que la trasladara de sitio de trabajo porque, entre otras razones, su esposo se encontraba fuera del país. En los últimos días, de hecho, dicha EPS explicó que le canceló el contrato como médica porque tenía malas relaciones con sus compañeros.
En todo lo que ha sido el proceso Uribe, nunca fue entendible cómo una médica terminó en una relación con Monsalve, un condenado a más de 40 años de cárcel por secuestro extorsivo, concierto para delinquir y porte ilegal de armas, a tal punto que tuvieron un hijo.
Su versión de los hechos será clave en el juicio que se adelantará contra el exmandatario.