El show del capo Iván Mordisco: armas, ríos de plata y amenazas a campesinos

Detrás de la pomposa reaparición del jefe de las disidencias de las Farc, el criminal Iván Mordisco, en la que no solo se le vio armado hasta los dientes, usando camionetas de alta gama y con cientos de espectadores como si se tratara de obra teatral, hubo una planeación milimétrica, para tratar de reflejar el poderío de estas disidencias, conocidas como el Estado Mayor.

SEMANA revela la historia, detrás de cámaras, de cómo estas disidencias organizaron todo para que la decisión de sentarse formalmente a la mesa con el Gobierno tuviera impacto nacional, y así lo lograron. Amenazas, egos, intrigas, ríos de dinero en efectivo, y la sombra de los carteles mexicanos, hicieron parte de la puesta en escena con la que Néstor Gregorio Vera, más conocido como Iván Mordisco, armado y desafiante, anunció su decisión de buscar la salida negociada.

La función contó con dos episodios previos. Primero, los hombres de Mordisco pusieron a rodar la idea de que el “Estado Mayor”, nombre con el que se autodenomina esta disidencia, estaba dispuesto a negociar y a silenciar los fusiles.

Esa fue la escena amable, la segunda parte del guion también comprometió a los hombres de Iván Mordisco como actores principales, pero esta vez con fusil en mano y casi puerta a puerta, en diferentes veredas y poblaciones de los llanos del Yarí. Hicieron la “invitación” a los pobladores para que fueran al evento el 15 de abril. Para garantizar la asistencia, incluso entregaron fajos de dinero que repartieron para que no hubiera inconveniente en la movilización. El mensaje era claro y se convirtió en una orden, el desplante no era el camino.

De acuerdo con información recogida por las autoridades en terreno, se dio a conocer cómo cerca de 130 campesinos de los municipios de Cartagena del Chairá, Paujil, el Doncello y otros municipios del Caquetá, recibieron la orden de “asistir, por lo menos cinco personas por barrio, a una capacitación en la Sabana del Yarí, vereda del municipio de San Vicente del Caguán”.

La logística también estaba acordada, finalmente la cita era en medio de una zona selvática y de difícil desplazamiento, las disidencias pusieron transporte y refrigerios para que todo saliera tal como fue acordado. Para Mordisco era claro que no podía ser un inicio de negociación con bajo perfil.

El evento también contó con equipo de seguridad, fueron instalados anillos con personas armadas que hacían labores de control a la población en las rutas de entrada y salida. Todo ciudadano tenía que explicar por qué, para qué y cuánto tiempo va a estar en la zona.

Iván Mordisco habría tenido respaldo de sus socios en los negocios criminales de tráfico de droga y armas, el cartel de Sinaloa. Se tiene información que incluso, en los últimos meses, han sostenido reuniones con enviados de este cartel, han observado hasta dónde llegarían los acuerdos, y la forma de fortalecer los negocios en la sombra.

Es claro que los negocios de tráfico de drogas para Mordisco son una prioridad y su modo de financiación. Justamente por eso nunca se acercó a la negociación con las Farc, en La Habana, y siguió traficando; con ese dinero fortaleció su grupo armado tanto en hombres como en armas.

En toda esta movilización, desde semanas atrás, ha sido protagonista la Guardia Campesina Losada-Guayabero, los mismos que secuestraron a los 78 policías en el Caguán, obligando a la presencia de los más altos funcionarios del Estado para lograr una liberación, que el ministro de Interior, Alfonso Prada, denominó como “cerco humanitario”.

Estos mismos hombres que permanecen uniformados con chalecos y gorros de color beige, botas pantaneras y bastón de mando, se han convertido una especie de esquema de seguridad para Iván Mordisco y sus hombres. En los planes está convertirlos en una especie de policía rural, que incluso podría vigilar las zonas de concentración que ya fueron avaladas en la ley de orden público.

Frente a las nacientes negociaciones se ha determinado que con sus archienemigos, las disidencias de la Segunda Marquetalia, de Iván Márquez, que firmaron la paz y regresaron a las armas, han tenido acercamientos, no para actuar en bloque o unirse, sino para bajar la confrontación armada en medio de los diálogos.

El designado para los acercamientos fue John Mechas, el mismo que atentó contra el expresidente Iván Duque y quien explotó una bomba contra la Brigada en Cúcuta. E, incluso, está tendiendo lazos con el ELN.

Para Mordisco, las condiciones de la negociación dependen de la fuerza con que lleguen a la mesa, por eso no solo está fortaleciendo su grupo criminal con las armas de última tecnología como las que se vieron en el evento de hace ocho días. Esta también reclutando nuevos hombres en sus filas, les pagan cerca de cuatro millones de pesos y su meta, señalan, es llegar a 8 mil. También está reclutamiento de menores, arrebatados a sus familias para vestirlos de camuflado y ponerles fusiles.

Prueba de esto son las alertas tempranas construidas por funcionarios en territorio de la Defensoría del Pueblo. “La división de las disidencias de las Farc ha generado que niños, niñas y adolescentes de las comunidades indígenas y campesinas sean blanco de reclutamiento forzado. Bajo engaños o con métodos persuasivos, como préstamos de dinero, trabajo remunerado, son enrolados en sus filas”, dijo el defensor Carlos Camargo.

Así se gestó la sinfonía de Iván Mordisco, un evento cuidadosamente organizado, con pruebas de sonido, luces, escenarios y público que no tuvo que pagar por la boleta, la entrada era gratis y hasta obligada. La próxima fecha será en mayo 16, cuando se prenderán de nuevo los reflectores.