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El SOAT y las increíbles trampas para cobrarlo: SEMANA destapa cómo funcionan las bandas criminales dedicadas a robarse la plata de este seguro
SEMANA tuvo acceso a una robusta investigación que realizaron las aseguradoras tras la millonaria defraudación a este seguro obligatorio de accidentes. Audios, videos y hasta fotos de cómo se venden los heridos en accidentes de tránsito forman parte de las pruebas.
El Soat está quebrado y lo peor es que descaradamente se lo están robando. Accidentes que no son más que montajes, pacientes inexistentes, exámenes que nunca se realizaron, facturas infladas, ambulancias que actúan como un escuadrón criminal, trámites de incapacidades prepago, bases de datos con documentos de personas que no han tenido emergencias y hasta un cartel de la lija, en el que se autoinflingen raspaduras, son parte del rosario de irregularidades. La defraudación se llega a calcular en 556.000 millones de pesos.
Estos vulgares fraudes están documentados en audios, videos, fotos y hasta el testimonio de un infiltrado que ingresó como empleado y lo capacitaron para delinquir. El material está reunido en un explosivo informe en poder de SEMANA, cuyos hallazgos resultan escalofriantes.
–¿Luego cómo pagan eso? ¿Por cabeza?
–45 por cada uno... pero si está partidito mejor, por ahí 60.
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–¿O sea, entre más grave, más le pagan?
–Entre más duro, mejor. Por eso mejor si tiene las dos manitas partidas, jajajajaja.
Estas son las conversaciones entre los paramédicos de una ambulancia en Bogotá y el investigador infiltrado en una empresa que presta ese servicio. El nivel de descaro es total. Se trata de un grupo de paramédicos planeando el fraude. Por medio de WhatsApp se ofrece la posibilidad de obtener una incapacidad con solo fingir un accidente de tránsito. Pero es necesario montar toda la escena, llevar a la persona a una clínica y actuar el dolor.
–¿Cuántos días necesita?
–Tres.
–Si quiere siga pa... Invéntese ahí algo.
–¿Vamos a decir que se cayó?
–¿En dónde?
–Bueno… ibas para la casa ¿Normalmen-te cuál es tu ruta?
–La autopista.
–Botémoslo ahí en la autopista Sur conVillavicencio, que pierde el control y se cae de lado.
En la conversación, los paramédicos explican, en detalle, al beneficiario de la incapacidad cómo fue su supuesto accidente de tránsito y por qué al llegar al hospital no tiene lesiones visibles. Incluso, cómo debe fingir un dolor agudo donde recibió el falso impacto de la caída en motocicleta.
–Iba detrás de un carro, no lo logró esquivar y el piso tenía arena, se le resbaló la moto. Usted tenía rodilleras y por eso no está raspado, pero sí le están doliendo las costillas. Que se dio contra el andén, es más creíble.
–Sí, en el separador es más creíble… Mani-fieste mucho dolor… Ya el show es suyo, yo cumplo con decirle al doctor.
–Usted hace como si se ahogara… Como cuando termina de hacerse la pajaen ayunas.
Las conversaciones son, en extremo, descaradas. Ni siquiera dudan al escribir el libreto que el falso paciente debe memorizar para obtener la incapacidad que requiere, en este caso, para irse de puente, defraudando a su empleador, al Soat y a la EPS. Los paramédicos piden montar una última escena antes de ir a la clínica, luego toman la foto como evidencia.
–Bueno… En calidad de conductor que perdió estabilidad, en todo el round point.
–Ahí en el separador.
–Acuéstese ahí en la camilla y le tomo una foto… quítese un tenis, jajajajaja.
–Se tiene que grabar todo... En especial la dirección.
Los convenios
El informe del infiltrado del Soat entregó detalles de cómo funciona la trampa. Explica la vinculación de policías, agentes de tránsito, médicos, clínicas, ciudadanos y, por supuesto, las empresas de ambulancias comprometidas en este entramado de corrupción. La cadena criminal arranca con el accidente de tránsito o la simulación de este.
–¿Cómo es el convenio de la empresa con las clínicas? ¿Cuál es el beneficio?
–Eso ya es interno.
–Pues les dan más plata... Eso es de plata.
–Entre más ingrese, más plata.
–A uno le sirve que los desencamillen rápido y le den a uno refrigerio, jajajaja.
Cuando ocurre el accidente, el policía o la autoridad de tránsito les avisa a las ambulancias que tienen el convenio. Así estén lejos, les dan algo de tiempo antes de informar a la central de radio y con eso garantizan que lleguen primero. En ese momento arranca la guerra del centavo. Las ambulancias se disputan el paciente que, según los paramédicos, cuanto más grave, mejor. Planean, como quedó en los audios, golpizas a funcionarios de otras empresas que prestan el mismo servicio.
–Si saben cómo trabajo, no le voy a pagar paciente y punto, no me la va a ganar de seria.
–Usted sabe cómo es.
–Entonces cómo es vida hp… Le metí la mano.
–Yo sé trabajar a lo hp… Me le robaba los pacientes a los chinos.
– Ella es un Brayan sin pipí.
Cuando el accidente es ficticio, los paramédicos sacan de una carpeta o de su propio celular los datos de las pólizas que han acumulado en su trabajo y en la atención de otros accidentes de tránsito. Simplemente, escriben el número del Soat de un ciudadano que alquila su seguro para cubrir la trampa, ganan hasta 60.000 pesos por permitir que con su póliza se complete el fraude.
“Cuando revisamos los registros y vemos que un solo motociclista se ha accidentado seis veces en un mismo mes, claramente llama la atención. Encontramos esta modalidad, con la que prestan el Soat para continuar la defraudación”, dijo un investigador que habló con SEMANA.
Con la escena montada, el actor entrenado y los paramédicos listos, el falso herido es llevado a la clínica que está en el convenio o contubernio ilegal. En los audios se escucha cómo ingresan al supuesto lesionado, se queja, gime por un dolor que no tiene y arranca una atención médica que hasta envidiarían en Suiza.
“Una lista de exámenes que no requiere el falso paciente o que ni siquiera hacen. Hay una sobrefacturación de servicios que cobran a nombre del Soat. Cuando revisamos, encontramos que el herido dijo que se había golpeado en la cabeza, pero las radiografías fueron en los pies”, advirtió el reporte del infiltrado.
Heridos a la orden
Las ambulancias se disputan los accidentes de tránsito en todo el país. Cuando una de ellas llega a la escena, es la dueña de los heridos y las ganancias del Soat, además de las retribuciones económicas que entregan las clínicas por llevar a esos heridos a sus salas de urgencia. Aquí surge otro problema: el paseo de la muerte.
SEMANA conoció un video que hizo el infiltrado en la empresa en la que terminó contratado. En esa grabación, quienes le hacen la inducción le explican cuáles son las clínicas que tienen el convenio y el valor de esos acuerdos. El objetivo es que cada herido sea remitido a cualquiera de esas diez clínicas o IPS vinculadas a este carrusel de corrupción. El negocio se multiplica cuando hay más de un herido por accidente.
El problema se resuelve muy fácil. Los paramédicos meten a los pacientes en la ambulancia a la espera de que llegue otra de la misma rosca y le venden los heridos. En algunas oportunidades, los funcionarios se atreven a meter hasta ocho pacientes en una sola ambulancia, una barbaridad que cobran por separado. Cada uno por más de 300.000 pesos.
–Donde yo me hubiera ido de una vez, melos corono todos, todos. A nadie le iba a pasar pacientes. Se los iba a vender.
–Pero llega esa bombero de mierda y llegan los de City TV, jajajajaja, mk, y me dicen ya deme los pacientes.
–Yo esperando los chinos con los que yo trabajaba y entonces me llevé dos, estaba ganada.
El catálogo de servicios ilegales que se ofrece a través de WhatsApp y desde una ambulancia incluye convenios con policías y clínicas, bases de datos con los Soat de personas ajenas, listado de huecos en la ciudad para simular accidentes, venta de pacientes, falsos procedimientos médicos, venta de incapacidades y ambulancias compartidas.
Cartel de la lija
Una patética modalidad de fraude que se descubrió en departamentos como el Atlántico y Valle del Cauca empieza a aparecer en Bogotá. Los investigadores identificaron que en las calles de la capital está el cartel de la lija.Se trata de una falaz actividad que incluye a funcionarios de las ambulancias y personas que se prestan para simular accidentes de tránsito.
El cartel de la lija funciona así: con el listado y la ubicación de los huecos más peligrosos en las vías de la ciudad, escogen uno y construyen la patraña de un accidente. Toman algunas fotos con el vehículo en el suelo y completan la escena con el herido. Los protagonistas de esta parodia generalmente son motociclistas o los supuestos acompañantes al momento del accidente. Utilizan una lija y proceden a rasparse los brazos y las piernas, justo donde quedará el registro en la historia clínica con el detalle del falso accidente de tránsito, que motiva de inmediato una intervención médica y hasta hospitalizaciones que los pacientes cumplen en su casa.
“Cuando se hacen las auditorías, se descubren las irregularidades. Procedimientos que no se realizan, personas que nunca llegaron a las clínicas, conductores que descubren cómo su Soat fue usado fraudulentamente para cubrir un falso accidente. Mientras indagamos, ellos salen con otra trampa”, explicó una investigadora a SEMANA.
El fraude
Las horas de grabación que obtuvo SEMANA se convirtieron en la evidencia de una investigación en cabeza de la Fiscalía. Los audios parecen más una interceptación de las comunicaciones de un grupo criminal que una simple conversación entre los operarios de ambulancias. En el vehículo se acuerdan ataques, fraudes y nuevas modalidades para descalabrar al Soat.
Los interlocutores están plenamente identificados, así como los directivos de las empresas de ambulancias, pero SEMANA los mantiene bajo reserva para no afectar las investigaciones. El infiltrado se ganó la confianza y los funcionarios cayeron. El informe es revelador: desde que se inicia el proceso de inducción, arranca el entrenamiento criminal.
La Federación de Aseguradores Colombianos (Fasecolda) advierte que, de los 17,6 millones de vehículos que se movilizan por el país, cerca del 47 por ciento no cuenta con Soat, y con las motos el panorama es peor. Más del 60 por ciento no tiene seguro. Un preocupante caso en tiempos en los que se advierte que al finalizar el año la cifra de muertos en accidentes de tránsito podría llegar a los 9.000.
La defraudación al Soat, según Fasecolda, llegó a los 556.000 millones de pesos este año. Se trata de una dinámica criminal que en las ambulancias se vive con gracia y en la que los paramédicos se enorgullecen de la trampa e incluso planean otras formas de sacarle provecho ilegal a su ingenio.