POLÍTICA
“El tapabocas y la vacuna generan empleo”: Jaime Pumarejo
En entrevista con SEMANA, el alcalde de Barranquilla hizo un balance de su gestión y explicó los proyectos que vienen para la capital del Atlántico.
SEMANA: Viene un encuentro clave para Barranquilla en dos semanas, que es el Congreso Mundial de Juristas, al que asistirá el rey Felipe VI, de España. ¿Qué se espera?
JAIME PUMAREJO: El World Law Congress nació después de la Segunda Guerra Mundial por la asociación de abogados de Inglaterra y de Estados Unidos. Buscaban hablar del derecho y cómo evitar más conflictos. Dijeron: “Paz y libertad a través del imperio de la ley”. Es decir, utilizar las leyes para que el más fuerte no pueda doblegar al más débil.
Ha tenido sede en Madrid, Doha, Los Ángeles, Londres, en las grandes capitales del mundo, y por primera vez llega a Colombia y a Latinoamérica. Premia a personalidades que contribuyen a promover la paz, pero esta vez no van a premiar a personalidades sino a Colombia, a través del presidente Iván Duque. Le entregarán el Premio de la Paz y la Democracia, porque somos la democracia más estable en Latinoamérica y una de las más estables del mundo.
Van a premiarnos por nuestros 30 años de la Constitución. Vamos a develar un monumento en la plaza de la Paz de Barranquilla, en conmemoración a ese premio. No solo va a quedar el foro y el Congreso, sino un monumento que reconozca nuestro esfuerzo por la paz y la democracia. Vienen más de 3.000 personas, entre presidentes y magistrados de las cortes más importantes del mundo, como la Corte Penal Internacional (CPI). Se va a hablar de la paz, de la democracia, de los retos que tenemos como país, como región y como mundo para seguir salvando una idea: la de la democracia, de las constituciones que dan libertades.
Momentos tan difíciles que se viven en países como Cuba, Venezuela y Nicaragua, en donde no hay una transición de poder entre una elección y otra, donde hay sistemáticos fraudes en las elecciones y en los mecanismos que se utilizan para preservar la democracia. Todo eso se va a hablar ahí y se hará un contraste. Aunque Colombia tiene dificultades muy grandes, sigue siendo una democracia y un pueblo con alta convicción democrática que cada cuatro años hace un ejercicio y transfiere el poder sin dilación y sin perturbación.
SEMANA: ¿Siente que la democracia en Colombia está bajo amenaza?
J.P.: Siento la convicción de que la democracia es una idea, una manera de afrontar la vida y siempre está en riesgo. No solo aquí sino en Estados Unidos y en muchos países está en riesgo constante. Los que creemos en la democracia y en las libertades tenemos que pelear por ellas todos los días para que nuestra Constitución siempre sea la que rija y para que el más fuerte no se imponga sobre el más débil.
El más fuerte no es el que sale, grita y protesta con actos vandálicos sobre el que no tiene la posibilidad. El más fuerte tampoco es el que mediante el uso de la fuerza amedrenta o violenta a otro. El más fuerte no puede ganar y para eso siempre tienen que existir las elecciones, siempre tiene que existir la manera de dirimir conflictos mediante la justicia y la democracia.
Yo sí creo que estamos en constante amenaza porque es un ejercicio difícil mantenernos bajo un sistema pluralista, democrático y con transición de poder. Por algo somos de los pocos países en el mundo que lo han logrado y tenemos que pelear por eso para que se mantenga.
SEMANA: En Barranquilla el domingo pasado hubo 17.400 dosis de vacunas y la ciudad se está convirtiendo en un ejemplo en ese sentido. ¿Cómo logró la ciudad ese éxito en la vacunación?
J.P.: Involucramos a la comunidad, empezamos a tener puntos de vacunación masivos y desde el principio utilizamos la tecnología y montamos un sistema de agendamiento único: no importaba a qué EPS pertenecía la persona, se podía inscribir y agendar a través de la página con cualquiera de las EPS.
Hay que decir que las EPS han sido fundamentales porque nos ayudaron rápidamente a desplegar puntos de vacunación masiva en todas las IPS. No excluíamos. La Alcaldía se metió de lleno en acompañar el proceso. Empezamos a montar puntos itinerantes, a llegar a todos los barrios. Hay mucha gente que no tiene la convicción o capacidad de moverse y salir de su barrio, y por eso les llegamos con habladores y personas que salen con megáfonos a convencer a las personas de vacunarse.
Y tercero, ha habido mucha pedagogía. Todos los discursos que damos en la Alcaldía de Barranquilla, personalmente el mío, van dirigidos a desbancar los mitos que se han creado.
El primero fue de tipo religioso, y es que la gente no se vacunaba porque decía que la sangre de Cristo lo iba a proteger. Nosotros dijimos que Dios ayuda al que madruga, y dice “ayúdate que yo te ayudaré”; y que no escuchar los signos de Dios es ir en contra de lo que él profesa, que es trabajar, superarse, entonces les decimos a la gente que Dios les mandó la vacuna.
Por razones médicas también hemos dicho: “Véanme vacunado, a mi equipo, a la gente, todos estamos bien, miren a los hijos”. Y por último, y no es menor, el tapabocas y la vacuna generan empleo. Esa es nuestra carta de presentación: si te vacunas y usas el tapabocas, vamos a generar empleo.
SEMANA: ¿La vacuna y el tapabocas han disparado el empleo en Barranquilla? ¿De qué cifras podemos estar hablando?
J.P.: Para darle una idea: nosotros tuvimos casi 160.000 empleos perdidos durante el momento más crítico de la pandemia. Hoy estamos cerca de decir que recuperamos la mayoría, es decir, nos faltarían uno o dos puntos del desempleo para decir que absorbimos no solo los desempleados que se generaron por la pandemia, sino el requerimiento de empleo que generaron 150.000 venezolanos que viven en el área metropolitana.
Ha sido una absorción increíble de fuerza laboral. Los venezolanos son el 7 % de la población del área metropolitana de Barranquilla y están ahí. Además, fuimos la primera ciudad en requerir las dos dosis de vacunación para los sitios de ocio. Hoy para entrar a un restaurante en Barranquilla, a un billar, a una discoteca, se necesita presentar el carné con las dos dosis.
SEMANA: ¿Y cómo controlan eso, alcalde?
J.P.: Confiamos de la buena disposición de las personas. Si alguien pretende adulterar un documento de vacunación, pone en riesgo su vida. Es decir, esa persona es idiota. Pone en riesgo su vida y la de su familia, la cual queda vulnerable ante la muerte y las complicaciones.
Lo que estamos tratando de hacer es trabajar con restaurantes, cines, discotecas y bares diciéndoles que necesitamos un control aleatorio, de manera sistemática Tampoco estamos en la tónica de una ley marcial. Llegó el momento de desplazar la responsabilidad del cumplimiento de las normas al ciudadano. Los colombianos nos acostumbramos a que si no nos fiscalizan no cumplimos.
SEMANA: En el caso de Barranquilla, ¿qué información tiene sobre un cuarto pico del covid-19?
J.P.: Eventualmente se ha dicho que Barranquilla está saliendo de lo que sería un cuarto pico en este momento. Tuvimos un incremento leve de contagios, donde vimos que los no vacunados fueron los que más se estaban contagiando y enfermando. Pero no tuvimos un incremento inusitado, ni anormal de uci, ni de hospitalizaciones porque la gran mayoría de la gente estaba vacunada.
Vimos que la vacuna funciona. Las muertes trágicas que tuvimos fueron en su gran mayoría de no vacunados, por eso estamos reforzando a los mayores y llamando a la gente a que se vacune.
Vamos a empezar a ver estos micro picos pero ya no amenazan la salud pública, ya no nos obligan a hacer cierres masivos.
SEMANA: Es decir, lejos de pensar que en el caso de Barranquilla se vayan a decretar nuevos cierres...
J.P.: Con las condiciones actuales del virus no va a haber la necesidad de cierres y las medidas que tomamos de requerir las segundas dosis para estos sitios es suficiente. La única manera que Colombia tenga que cambiar su estrategia y Barranquilla es que haya un cambio del virus, una mutación no prevista.
Vamos a ver que Colombia, el otro año, deberá quitarse el tapabocas. En algún momento del 2022 veremos a los colombianos sonreír nuevamente.
SEMANA: A todos los alcaldes les tocó adaptar los planes de desarrollo. ¿Cuál es su balance, alcalde, y qué viene ahora para Barranquilla?
J.P.: La ciudad se preparó estos dos años, es decir, no hemos perdido el tiempo. Nos dedicamos a diseñar, estructurar y financiar estos proyectos con partners como la Agencia Francesa de Desarrollo, el BID, la CAF, el Gobierno y los más importantes socios que tenemos: los contribuyentes barranquilleros que están haciendo récord en pago de impuestos.
Durante la pandemia, los barranquilleros respondieron pagando sus impuestos, los que podían a tiempo, y eso nos ha permitido cuidar a la gente, seguir creciendo y seguir soñando con proyectos que transformarán la ciudad.
El primero de ellos es el de la Ciénaga de Mallorquín. Ya está contratada la primera etapa, el tren que nos llevará hacia Bocas de Ceniza. Dentro de muy poco la segunda etapa ya está cofinanciada y eso significa que vamos a reconvertir 800 hectáreas de ciénaga en estructuras palafíticas que nos dejan hacer caminatas, contemplación.
Va a haber bicirrutas, deportes acuáticos, vamos a poder remar, hacer deportes de vela dentro de la Ciénaga. Luego vendrá la recuperación de la playa de Barranquilla, que se llama Puerto Mocho, es una playa urbana a la cual vamos a poder acceder desde el barrio Las Flores en un tren eléctrico.
Los barranquilleros ahora no solo van a poder ver el río Magdalena sino que van a disfrutar de una playa propia, urbana, dentro de un gran ecoparque llamado Ciénaga de Mallorquín.
SEMANA: ¿Estos proyectos quedarán ejecutados y construidos totalmente durante su administración?
J.P.: Espero, el último año, poder bañarme ahí un par de veces. La meta es entregar la primera fase en el 2022 y la segunda en el 2023, sin ningún problema.
También tenemos la recuperación del centro de Barranquilla, pues acabamos de contratar la construcción de dos mega mercados, grandes bazares, al aire libre, donde vamos a reubicar a más de 3.000 vendedores estacionarios.
Los vamos a llevar a unos grandes centros de comercio al aire libre, como un mercado, un bazar, diseñado con ellos y en el mismo espacio donde están acostumbrados. Eso nos va a permitir recuperar el centro de Barranquilla, pues vamos a liberar las calles para que puedan recuperarse las fachadas, el comercio, la vivienda. Es uno de los centros más bonitos y grandes de Latinoamérica. No es un centro colonial, sino republicano, muy distinto a los que estamos acostumbrados a ver.
Otro proyecto que me emociona es el bilingüismo. Ya tenemos 80 colegios públicos 100 % bilingües y el otro año tendremos 120. Antes del 2023 todos nuestros colegios, 154, van a ser 100 % bilingües. Eso quiere decir que desde primaria los niños de todos los estratos sociales y económicos de la ciudad van a poder aprender inglés. Van a salir con un alta eficiencia en el manejo del idioma.
SEMANA: ¿Todos los colegios públicos de Barranquilla van a ser 100 % bilingües?
J.P.: Así es, todos, 100 %. Tenemos 154 colegios, 210.000 estudiantes y todos van a ser bilingües. El otro año tendremos 120 y el 2023 tendremos 54.
Hoy tenemos ya 80 y es un proyecto que estamos haciendo con otros colegios, con la Universidad del Norte. Es un paquete muy interesante porque desde primaria vamos a tener contacto con el inglés y ya tenemos un grupo reducido que desde los Centros de Desarrollo Infantil ya están teniendo contacto con el idioma.
SEMANA: Hay una propuesta suya de exoneración predial para los pensionados que compren vivienda en Barranquilla, y que vivan fuera de la ciudad. ¿En qué consiste, alcalde?
J.P.: Lo que buscamos es atraer a la gente en sus años dorados. Y Barranquilla atrae por un sinnúmero de cosas. En primer lugar, en muchas ciudades el metro cuadrado de vivienda es muy alto comparado con Barranquilla. Aquí puede vivir el doble, con mucho menos de lo que tiene invertido.
Las personas pueden liberar capital vendiendo su apartamento y mudándose a una ciudad que tiene un clima muy agradable para la gente mayor de 50 ó 60 años. Barranquilla, igualmente, tiene una alta calidad de servicios hospitalarios.
Tiene el Caribe colombiano a su alcance,. Lo que buscamos es que esa persona que compre la vivienda en la ciudad sea exonerada por 10 años del pago del predial.
Eso significa que vamos a ganarnos un barranquillero más y en Barranquilla hay una frase que acuñó Juan Gossaín, que dice: “El barranquillero se da el gusto de nacer donde le da la gana”.
Son ciudadanos que nos acompañan invirtiendo porque saldrán a comer, a usar taxis, a comprar, a generar empleo, que es lo que necesitamos en este momento. Es un círculo virtuoso.
SEMANA: ¿Cómo evitar que hagan trampa?
J.P.: Hay un trámite muy sencillo ante la Secretaría de Hacienda. Luego se hacen visitas aleatorias, llamadas y verificaciones para asegurar que a la ciudad no le estén metiendo goles. No nos interesa que se especule con la compra de vivienda, sino que la persona verdaderamente llegue a vivir a Barranquilla.
SEMANA: ¿Puede ser de algún municipio del Atlántico?
J.P.: Exactamente.
SEMANA: ¿A partir de cuándo?
J.P.: Ya está vigente.
SEMANA: Va a tratar de llevarse a vivir a todo el mundo a Barranquilla...
J.P.: (Risas) La idea es esa.
SEMANA: ¿Ha calculado el impacto en el predial?
J.P.: El impacto es muy pequeño en realidad. Por ejemplo este año tenemos récord en recaudo del predial. Entonces, frente a las nuevas viviendas que se están generando, frente al incremento del sector comercial, industrial y residencial de la ciudad, este segmento va a ser muy poco pero muy importante porque nos va a subir el ICA, la gente va a consumir más y nos va a subir la base de los estratos medios y altos que llegan a la ciudad.
SEMANA: ¿Cómo se llama el proyecto?
Lo más interesante es que vienen grandes mensajes que va a dar Barranquilla el próximo año. Por ejemplo, los Juegos Panamericanos. Fue un espaldarazo de toda la región, del hemisferio, con Colombia, en un momento crucial. El otro año, si Dios quiere, en enero, vamos a estar dando una noticia igual de importante, de talla mundial, para Barranquilla.
SEMANA: La ciudad, como muchas más en Colombia, está azotada por la delincuencia. ¿Qué ha hecho y qué le pide al Gobierno y al Congreso?
J.P.: Somos de lejos la ciudad que menos incremento en hurto y extorsión ha tenido, pero para los barranquilleros es alarmante porque estamos acostumbrados a vivir en una ciudad de paz, donde los hechos violentos no llegan o pasan a mayores.
Necesitamos la Ley de Seguridad Ciudadana para que las armas artesanales o hechizas sean catalogadas con la misma peligrosidad y con la misma contundencia como cualquier arma de fuego y para que el porte de armas ilegales sea considerado el enemigo número uno. Tenemos que desarmar al país.
SEMANA: ¿Algún mensaje al presidente Duque sobre Barranquilla?
J.P.: El presidente tiene unos proyectos para el Caribe muy importantes que estamos trabajando y esperando que terminen. Esos proyectos son, por ejemplo, la APP del río Magdalena y la doble calzada Ciénaga - Barranquilla.
También está la tarea de estabilizar el Puerto de Barranquilla. La solución a largo plazo es la APP del río y un proyecto que está liderando la alcaldía de Barranquilla, que es la construcción del puerto de aguas profundas en el final del río Magdalena. Sería un puerto marítimo y fluvial porque es un puerto de mar que además tiene río. Se volvió viable y está acompañado por todo el sector portuario de la ciudad. En marzo vamos a tener los estudios definitivos de cómo iniciamos ese proyecto. Barranquilla se está transformando.