Luis Alfredo Garavito, 200 niños. | Foto: Herminio Ruiz/ El Espectador

JUSTICIA

El triste récord de violadores y asesinos de niños

Detrás de los hombres que se quedaron en la memoria de los colombianos por sus atrocidades contra menores, hay historias duras de infancia. Varios de ellos están aún en cárceles.

18 de junio de 2020

Colombia tiene una vergonzoso registro de violadores y asesinos de niños en serie. Varios están aún vivos y en prisión. Ninguno se verá afectado por la decisión del Congreso de establecer la cadena perpetua para violadores.

Luis Alberto Garavito, “La bestia”

Hoy, el confeso violador de niños, conocido como ‘la Bestia‘, se defiende de una leucemia que cada día lo mina más. Tiene 63 años de edad y está en la cárcel de máxima seguridad de Valledupar, desde donde lo llevan con frecuencia al hospital Rosario Pumarejo de López para atenderlo.

Garavito, quien fue capturado el 22 de abril de 1999 y desde entonces permanece encarcelado, ha dicho que cometió por lo menos 200 violaciones y asesinatos de niños en Colombia.

En entrevista con el periodista español Jon Sistiaga en 2016, dijo que es “un ser humano igual a cualquier otro, con unas fallas, pero no peligroso”. Además, aseguró que se avergüenza de sí mismo, por lo que supuestamente vive atormentado y no es feliz, porque “tocar la vida de un niño no tiene nombre".

Juan Carlos Sánchez, “El lobo feroz”

Esa alusión al personaje del cuento infantil reflejaba el perfil retorcido de quien puede ser uno de los peores criminales de la historia en Colombia, y muy posiblemente del mundo. Nació el 13 de septiembre de 1980 en Barranquilla y su nombre será recordado como sinónimo de lo más bajo de un ser humano.

Violó a más de 500 menores de edad. Una de sus últimas víctimas tenía tan solo 14 meses de nacida y los demás estaban entre los 8 y los 14 años de edad. Semejante abominación no solo lo convierte en uno de los mayores violadores seriales del mundo.

Por la macabra forma en que cometió los crímenes, los expertos lo consideran uno de los mayores pederastas y psicópatas conocidos de la historia. 

Tecnólogo de sistemas, trabajaba en una empresa de cómputo en su ciudad natal. El 14 de marzo de 2008 las autoridades lo capturaron y lo encarcelaron, sindicado de acceso carnal abusivo y acto sexual con menor de 14 años. Detrás de su aparente normalidad se escondía un monstruo.

Manuel Octavio Bermúdez, “El monstruo de los cañaduzales”

Su última víctima fue un niño de 12 años. Fue capturado en el año 2003 gracias al testimonio de una de sus víctimas. Confesó haber violado y asesinado a 34 niños en el Valle del Cauca. Para ese entonces ya había estado en prisión por abusar de un menor. 

Medio de la región cuentan que Bermúdez escogía a sus víctimas —niños entre 6 y 12 años, de origen humilde- y les ofrecía un mejor trabajo. Tras entablar conversación y confianza, los iba conduciendo hacia parajes inhóspitos, entre latifundios de caña y hacia las afueras de los cascos urbanos, donde abusaba de ellos y posteriormente asesinaba.

Pedro Alonso López, “El monstruo de los Andes”

Fue declarado demente y terminó en un centro psiquiátrico. En 1980, tras ser capturado, confesó que había asesinado a más de 300 niñas y niños entre los 8 y los 13 años de edad, en Colombia, Perú y Ecuador. Los engañaba prometiéndoles regalos.

En 1998 fue dejado en libertad, pero con el deber de presentarse a los especialistas cada mes. En 2002 dejó de reportarse.

Daniel Camargo, “El monstruo de los manglares”

Cometió sus crímenes en Colombia y Ecuador. Se dice que violó, torturó y mató a más de 157 niñas en aproximadamente 20 años. Versiones de prensa indican que en 1994 fue asesinado en Ecuador por un compañero que resultó ser familiar de una de sus víctimas.

Rafael Uribe Noguera

Rafael Uribe Noguera es bogotano y tiene actualmente 41 años. Es arquitecto como su padre y se crio en uan familia acomodada.

El 4 de diciembre de 2016 secuestró, asesinó y violó a la niña Yuliana Samboní, de 7 años, en una apartamento del edificio Equus 66 en Chapinero Alto. Por este crimen fue condenado a 58 años de prisión. Recientemente se supo que por sus labores de trabajo y estudio, y por buen comportamiento ha disminuido su condena en unos seis meses.

La familia de Uribe Noguera señaló que ellos conocían que él tenía dependencia de las drogas y el alcohol. En el escándalo del asesinato también se vieron involucrados sus hermanos Francisco y Catalina Uribe Noguera. Fueron procesados por presuntamente haberlo ayudado a manipular la escena del crimen. Sin embargo, la justicia los liberó de todos los cargos.

Rafael Uribe Noguera está recluido en la cárcel de máxima seguridad de Valledupar.