Portada
El triunfo de César Gaviria, reelegido como jefe del liberalismo: el expresidente pasa al tablero al Gobierno y propone una gran coalición para derrotar al petrismo en el 2026
El expresidente César Gaviria, reelegido como jefe máximo del Partido Liberal, pasó al tablero al Gobierno y propuso una gran coalición que derrote al petrismo en 2026.
VICKY DÁVILA: Expresidente Gaviria, usted ha sido reelegido como jefe máximo del Partido Liberal. ¿A quién le ganó? ¿A Petro o al petrismo?
CÉSAR GAVIRIA: Es difícil leer y tratar de interpretar cuánto se siente Petro derrotado o triunfador. Es bastante difícil, ¿no?
V.D.: Lo que dicen es que usted le ganó a Petro y al petrismo porque se querían apoderar del Partido Liberal. ¿Lo vio así?
Tendencias
V.D.: Vimos en la convención a personas intentando sabotear todo con el fin de que usted no pudiera dar su discurso. ¿Qué pasó?
C.G.: Se prepararon para sabotear la reunión, para demostrar que eran capaces de no dejarnos hacer el evento, de no dejarme hablar, de no dejar hablar a nadie; eso, en parte, lo lograron.
V.D.: ¿Cuál era el objetivo de Petro de tener en sus manos el Partido Liberal?
C.G.: Controlar el Congreso. El Senado no lo controla, pero en la Cámara usan truquitos, cositas, van dando pequeños contratos, ofrecimientos, y eso le sirve para hacer la sumatoria de votos que a veces hasta le sirven para llegar a aprobar una ley, así quede mal aprobada, como quedó la pensional.
V.D.: ¿Será que está pensando también en 2026?
C.G.: El que me diga que sabe qué es lo que está pensando Petro cuando hace esto o aquello es un genio, porque ese señor es imposible de leer.
V.D.: Expresidente, me puse a revisar su discurso. Hay frases muy duras, usted fue muy realista y habló claramente de lo que está haciendo el Gobierno Petro. ¿Hacia dónde está llevando el país?
C.G.: Lo que pasa con el presidente Petro, para empezar, es que no le importan las decisiones judiciales. Cuando uno gobierna y no le importa qué decide la Corte Suprema o la Corte Constitucional, termina en una situación que se acerca al caos que estamos empezando a ver y que es fruto del estilo del presidente, de su manera de ser. Él cree que, más allá de ser elegido presidente, fue elegido como una especie de rey. Le da instrucciones a la fiscal, le dice a la Corte qué hacer, le dice al Consejo de Estado cómo puede fallar, él pretende ir mucho más lejos del verdadero poder que tiene un presidente de la república.
V.D.: Usted dijo algo que me parece importante resaltar y es que se ha desconocido el orden constitucional. ¿Por qué?
C.G.: El presidente desacata los fallos con una tranquilidad impresionante. Por ejemplo, el sistema de salud de Colombia fue demandado, y la Corte Constitucional, el 24 de noviembre del año pasado, falló y dijo lo contrario frente a lo que el Gobierno y el presidente dicen. Pero a ellos les da lo mismo, siguen sumando proyectos; entonces, con qué nos quedamos. ¿Vamos a ser capaces de poner esa situación tan inconstitucional bajo control? No lo sé, espero que sí.
V.D.: ¿Petro tiene un gobierno o un desgobierno?
C.G.: Tiene un poquito de cada cosa. Sí tiene ministros con funciones y que más o menos mandan cuando los dejan, pero también tiene un espacio de caos, todos los días se levanta a ver cómo alimenta y crea toda clase de desconciertos. Uno no sabe si algo que se hizo es del Gobierno o es caos o es qué.
V.D.: Petro prometió el cambio. ¿Lo está cumpliendo?
C.G.: Sí ha hecho cambios, pero los cambios, en el caso del sistema de salud, fueron para mal. Los enfermos están perdiendo sus servicios por los cambios y porque hubo una ministra que resolvió decir: “Lo mejor con el sistema es no pararle bolas a esa comisión de congresistas que estuvieron trabajando de tres partidos, y nada, que el sistema colapse y después vemos a ver cómo mejoramos eso, cómo votamos todos los subsidios”. Y eso fue lo que pasó, colapsaron el sistema deliberadamente.
V.D.: Hay una alerta, expresidente, que me parece muy importante resaltar y es la justicia selectiva en Colombia. ¿Qué quiere decir con eso?
C.G.: Cuando el presidente siente que porque fue elegido con muchos votos y es el primer presidente de izquierda puede darles instrucciones al uno y al otro y a la Fiscalía, eso es justicia selectiva. No es la justicia que emiten los tribunales y que todo el mundo acata y respeta, sino unas instrucciones que el presidente da y que no se pueden llamar propiamente justicia.
V.D.: ¿El presidente le está dando instrucciones a la fiscal? Así lo hemos visto públicamente en varias ocasiones.
C.G.: En la investigación por los carrotanques de La Guajira, es evidente que la fiscal aceptó una restricción que el presidente no le puede imponer y que para lo único que sirve es para ocultar a los verdaderos responsables. Se robaron más de 200.000 millones de pesos y con esa instrucción del presidente, de que si no devuelven la plata él no acepta esa negociación, no se puede saber quién se la robó.
V.D.: Y uno se pregunta: ¿qué ha pasado con los ministros, exministros y ex altos funcionarios involucrados en este escándalo? No ha pasado nada.
C.G.: Solo han detenido a personas ajenas al partido de gobierno. A las que están vinculadas con la Casa de Nariño no las han tocado, no sé si porque el presidente ha dado instrucciones, o por el estado de la investigación, pero no avanzan. Frente a Pegasus, sí es importante descubrir quién está grabando, pero el tema de los carrotanques es muchísimo más grave porque es más dinero; sin embargo, el presidente levanta el dedito y dice: “No acepto que eso lo hagan”. ¿Él tiene facultad para hacer eso? No, pero lo dice y le cumplen.
V.D.: Al final, la fiscal le hace caso…
C.G.: La fiscal le hace caso, sí.
V.D.: Y eso es muy peligroso y rompe la democracia porque no hay independencia de la Justicia.
C.G.: Sí, nunca hemos tenido un presidente que pretenda darles instrucciones a funcionarios de las tres ramas. El presidente siente que porque sacó muchos votos sí puede hacer esas cosas. Eso es bastante grave porque estamos viviendo en un Estado de derecho sui géneris. El presidente se siente con derecho a decirles a las cortes y a los organismos de control qué pueden hacer y qué no.
V.D.: Él asegura que no lo dejan trabajar, que hay un golpe de Estado en marcha, que lo quieren tumbar o matar, que hay un golpe blando. ¿Qué opina?
C.G.: Cuando hay un fallo que no le gusta, que no corresponde a lo que quisiera, inmediatamente sale a decir que hay un golpe blando. Y no. Lo que hay es un fallo de la Justicia que él no quiere acatar. Punto.
V.D.: Es decir, ¿usted no cree en ese golpe blando ni cree en el golpe de Estado contra Petro?
C.G.: No. ¿Cuál golpe de Estado? Nadie está tratando de tumbar al presidente. Nadie. Cuando surgieron las primeras acusaciones contra el hijo del presidente, salí a decir que elegimos presidente hasta 2026 y él debe ser presidente hasta ese momento. Nadie se puede meter en la tarea de hacer algo que nunca ha ocurrido en Colombia y que es tumbar a un presidente.
V.D.: Y cuando Petro dice que lo quieren tumbar, ¿lo hace para qué? ¿Para victimizarse?
C.G.: Lo hace para poder caracterizar a su gobierno. Él mismo convirtió su gobierno en una especie de caos, porque él pretende dar las órdenes judiciales y entonces dice lo del golpe blando. Pero ese golpe blando lo da él cuando desconoce los fallos de los jueces.
V.D.: O, por ejemplo, cuando ataca de manera infame a la prensa y a los periodistas con nombre propio. ¿Qué opinión tiene sobre esa práctica del presidente y de funcionarios de su Gobierno?
C.G.: Esa es una práctica que desquicia mucho la democracia, porque el presidente desacata a los jueces, insulta a los magistrados y cercena los poderes de todo lo que no depende directamente de él. Es muy difícil que un país funcione bien, que una democracia funcione bien, si tiene a un presidente que cree que las decisiones se toman porque él dijo o porque él levantó el dedo.
V.D.: ¿Ve autoritario a Petro?
C.G.: Sí, sin duda, esos son puros actos de autoritarismo. Cuando uno dice ‘yo tengo todo el poder, puedo mandar, puedo decirle a este o a aquel lo que tienen que hacer o decir’, es autoritarismo, es sectarismo.
V.D.: Y es muy peligroso en una democracia.
C.G.: Es muy peligroso, la destruye. Y si los colombianos no nos unimos para reencauzar el país y tratar de regresarlo al Estado de derecho, pues eso nos va a pasar.
V.D.: Uno de los objetivos de Petro ha sido convertirse en un líder global. ¿Lo ha logrado?
C.G.: No.
V.D.: ¿Por qué?
C.G.: Un día dijo que les pedía a los países del mundo que rompieran relaciones con Israel, ¿y quién lo hizo? Nadie.
V.D.: Nosotros.
C.G.: Sí, nosotros e Irán, que no tiene relaciones con Israel desde hace décadas.
V.D.: ¿Petro se equivocó en romper con Israel?
C.G.: Sí, entre otras cosas, porque nuestros aviones y nuestros equipos militares tienen origen israelí. En la medida en que se van dañando, los tienen que descartar porque ahora no hay quien los arregle, no hay técnicos para ello, pero eso no le importa al presidente.
V.D.: Nadie puede estar de acuerdo con la muerte de inocentes en la Franja de Gaza, y es extraño que el presidente nunca haya condenado la masacre de más de 1.200 personas y el secuestro de inocentes en Israel.
C.G.: Eso empezó mal desde el primer día. Esa guerra no la inició Israel, la empezaron los señores de Hamás, y el presidente fue silencioso frente a un acto que fue bárbaro: matar a personas que estaban en una celebración. A él le pareció que condenar a Israel era suficiente, que él no tenía que decir nada de quienes habían iniciado la masacre y desataron la guerra.
V.D.: ¿Por qué Petro actúa de esa forma? Al final, queda como si Colombia estuviera del lado de Hamás, un grupo terrorista.
C.G.: Sí, eso es lo que está pasando, estamos quedando de ese lado y no sé qué bien le haga a Colombia. El presidente se ve mucho más preocupado por los señores terroristas que están en Gaza que por los campesinos de La Guajira, a los que nunca les llegó el agua.
V.D.: Y, peor aún, siempre está preocupado por la Franja de Gaza, pero nunca por las muertes a manos de Mordisco o las disidencias de las Farc o el ELN. Aquí, en Colombia, los territorios están en una situación crítica.
C.G.: El presidente decidió que las personas que quiere usar para hacer la paz son las mismas que atropellaron a los ciudadanos. Así es muy difícil. Uno no puede poner al que robó a que compre lo que se robó porque, imagínese, ¿dónde quedan los intereses del Estado?
V.D.: ¿La paz total va para alguna parte?
C.G.: ¿Para dónde va a ir una paz que la están manejando los delincuentes? Lo que hay que hacer para hacer la paz es darles el monopolio del uso de la fuerza a las Fuerzas Armadas, al poder civil, al poder militar. Uno no hace la paz con los delincuentes porque, si les entrega la paz, delinquen en vez de hacer la paz.
V.D.: Y el problema es que no ha habido un rumbo claro en medio de esa llamada “paz total”. Al final, los criminales están haciendo lo que quieren.
C.G.: Sí, hacen lo que quieren. Hay funcionarios en Palacio que levantan la mano y dicen que le piden al señor de la cárcel fulana que suelte a fulanito, y así sea un señor que está incurso en delitos de lesa humanidad, que ha sido condenado no sé cuántas veces, que debe no sé cuántos años de cárcel, lo sueltan. Ni siquiera se toman la molestia de llamar a un juez, que es el único que puede autorizar la liberación de un preso.
V.D.: ¿No cree que están abusando de esa figura de los gestores de paz?
C.G.: Para lo único que está sirviendo es para que los señores de las bandas y las guerrillas se tomen el país, no está sirviendo para ninguna paz. En el caso de los señores elenos, que en una época fueron muy difíciles porque no obedecían, ahora son centenares de frentes y no se ve una clara autoridad de ninguna especie.
V.D.: La fiscal Luz Adriana Camargo le ha ayudado a Petro. Fíjese que cuando detuvieron a unos disidentes de las Farc en un retén en Antioquia, en flagrancia, expidió una directiva diciendo que no, que así estuvieran en flagrancia los tenían que dejar libres.
C.G.: Sí, porque ella cree que sí le puede dar órdenes y sí le da instrucciones. Ella es útil. Ahora, ahí empieza a haber una cosa de complicidad. Delito comete tanto el uno como el otro. Creo que en algún momento el país va a detener eso y a hacer que las decisiones tengan un marco judicial. No es simplemente que el presidente levantó el dedo y dijo: “Suelten a tal narcotraficante”. Y lo sueltan.
V.D.: ¿Se acuerda de que Petro, en un momento dado, dijo que él era el jefe del fiscal? Seguro cree que ella, Luz Adriana Camargo, es su empleada.
C.G.: Sí, por lo menos actúa pensando de esa manera.
V.D.: Y ella también.
C.G.: Ella obedece o sigue lo que el presidente le dice, y hace lo que él le pide.
V.D.: Usted hoy está pensando en recuperar a Colombia.
C.G.: Hay que regresar al Estado de derecho. Será necesaria una gran fuerza política, con personas de muchos partidos que se deben preparar para hacer campaña el próximo año. La idea es un mecanismo para que cuatro o cinco se hagan contar en una consulta popular, y por esa persona votamos todos. Todo eso que ha hecho Petro, desacatando los fallos de las cortes y demás, se va a desbaratar como un castillo de naipes.
V.D.: Petro se tiene que ir el 7 de agosto de 2026. No se puede quedar, pero podría quedarse en cuerpo ajeno, ¿verdad?
C.G.: Lo del cuerpo ajeno es relativo. Nadie se queda así. No creo que él esté pensando en que se puede quedar en cuerpo ajeno, pero en lo que sí está pensando es que va a recorrer el país diciéndole a la gente cómo tiene que votar.
V.D.: ¿Cree que, en el fondo del alma, Petro se quiere quedar después del 7 de agosto de 2026? ¿Es su sueño?
C.G.: Claro que se quiere quedar gobernando a través de una persona que van a poner de presidente. Quién sabe quién va a ser.
V.D.: ¿A quién ve?
C.G.: No tengo cómo ver.
V.D.: Suenan personas como María José Pizarro, Gustavo Bolívar…
C.G.: Sí, serán personas que obedecen a Petro.
V.D.: Luis Gilberto Murillo está en esa lista y hasta Roy Barreras está sonando.
C.G.: Sí, pero no creo que esas personas vayan a llegar a la presidencia como se debe llegar, por la voluntad mayoritaria de los ciudadanos, sino porque el señor Petro empieza a decir qué tiene que hacer cada quien.
V.D.: Le voy a contar una teoría que anda por ahí y es que se está organizando el ‘petrosantismo’. ¿Usted lo conoce?
C.G.: Pues un poco, sí.
V.D.: O sea, ¿el ‘petrosantismo’ existe?
C.G.: El presidente Santos es un poco extraño. Uno no sabe qué papel está jugando. Hablé con él en Ginebra, en una reunión sobre control de armas en la que estaba invitado. Me contó que había estado hablando con el presidente Petro, que le había dado consejos, que manejara las cosas de manera similar a como él las manejó, que eso le salía bien, que no sé qué. Al día siguiente vimos que salió el ministro Cristo a hacer lo que a él se le ocurre, no sé si se le ocurrirá a Santos, a Petro o a quién, y quedamos con un Gobierno que es un poco así. No se sabe muy bien si es Petro, si es Santos, si es Cristo. Por ejemplo, esa cosa de transferencias es una resurrección de una norma que tenía por allá engavetada el ministro Cristo.
V.D.: ¿A usted le gusta?
C.G.: No, eso hay que hacerlo con juicio, hay que meterle números, hay que ver hasta dónde somos capaces de ir y cuánto tiempo nos demoramos. Esas son cantidades de dinero gigantescas que no van a caer del cielo. Ni hay una tesorería, el ministro de Hacienda lo ha dicho con toda claridad. Si no tienen con qué financiar el presupuesto de este año, ¿cómo van a hacer para pagar esa cantidad de plata? También estoy de acuerdo con la descentralización y eso lo tratamos de hacer en la Constitución de 1991, pero todo necesita números, juzgarlo, valorarlo y tomar decisiones equilibradas. No hacer las cosas a la topa tolondra.
V.D.: ¿Le ha gustado el papel del ministro Cristo?
C.G.: Lo nombraron y tiene un programa propio, distinto al del presidente. Tiene muy buenas maneras, la verdad. Se sabe expresar bien, le sabe llegar a la gente, pero pareciera tener su propio proyecto político distinto al del presidente. Uno ve al presidente diciendo unas cosas y a Cristo diciendo las contrarias. ¿Y cuál va? No sé.
V.D.: Cuando llegó Cristo, Petro andaba en el punto de ebullición de la tal constituyente y el ministro como que tranquilizó ese tema.
C.G.: Esta resurrección de cómo repartir las transferencias es un poco de eso, sacar una fórmula que no pasó por allá hace 15 o 20 años. Claro, los departamentos están felices de que les den el doble de la plata, pero de dónde va a salir. No sé.
V.D.: Eso antes de 2026 es muy diciente.
C.G.: Sí, si es que lo logran hacer. Tampoco creo que eso vaya a pasar el examen constitucional.
V.D.: ¿En quiénes está pensando para esa gran coalición para las elecciones presidenciales de 2026?
C.G.: Las personas pueden ser de cualquier origen. No estamos pensando en una persona liberal, estamos pensando en una persona ojalá joven, que presente cambios significativos. Hasta ahora no los hemos tenido. No los tuvimos en el anterior Gobierno y no los tenemos en este. Entonces, el país quiere una cara fresca, alguien que le ofrezca perspectiva, algo distinto, un país realmente mejor. Para eso hay que aprobar unas normas que permitan hacer eso y que hagan que la Registraduría cumpla ese papel de buscar por quién vota la gente y a quién quiere la gente de presidente. Después todos votamos por él, por esa persona.
V.D.: Le entiendo. Hablemos de las personas que hoy están figurando en la mayoría de las encuestas. ¿Qué piensa de Sergio Fajardo?
C.G.: No puedo empezar a juzgar a la gente. Habla muy mal de mí; entonces, prefiero no hablar del doctor Fajardo.
V.D.: ¿Pero quisiera que él estuviera en esa coalición que usted propone?
C.G.: Él seguramente va a querer hacerse contar otra vez, hasta ahora ha dicho que no quiere saber de un Partido Liberal que tenga por jefe a César Gaviria y eso generó una distancia en las pasadas elecciones.
V.D.: ¿Y eso es insalvable o cree que, si lo que está en juego es el país, se puede arreglar?
C.G.: Todo se puede arreglar si hay voluntad política. Lo importante es que le venda al país la idea de que es capaz de gobernar y de hacer cosas, que no es un figurón.
V.D.: Claudia López también figura bien en las encuestas.
V.D.: Muchos dicen que Claudia es Petro.
C.G.: No, tampoco, ella es muy distinta a Petro, pero uno no puede decir que es imposible que pueda seguir esa línea política. Es posible, es probable y ha ocurrido.
V.D.: Claro, se dice en los mentideros políticos que si Petro no tiene un candidato fuerte, como hasta ahora parece ser, podría irse con Claudia.
C.G.: Así es, eso puede pasar.
V.D.: Juan Manuel Galán.
C.G.: Está ahí, es una figura política reconocida que con el paso de los tiempos ha ido aprendiendo a expresarse muy bien, pero necesita a un grupo de personas que le ayude a generar ideas suficientes como para atraer a la gente. Eso hasta ahora no lo ha logrado.
V.D.: Un Germán Vargas, por ejemplo.
C.G.: Siempre ha aspirado a la presidencia y seguramente está aspirando. Es nieto de Carlos Lleras Restrepo, que era bastante parecido a él. Es muy probable que Germán, como en las otras elecciones, aspire. Que llegue, no sé.
V.D.: ¿Por qué le genera duda que llegue?
C.G.: El país quiere a una figura nueva, a gente fresca, no quiere a los mismos de siempre aspirando a la presidencia.
V.D.: ¿Y por qué la gente no quiere a los mismos de siempre?
C.G.: Cuando toda una generación política lleva a un país a la situación en la que estamos, a un Estado bastante precario, incapaz de cumplir las obligaciones públicas, sin presupuesto, pues le echa la culpa a esa gente, la ve responsable de que hayamos llegado a esa situación.
V.D.: ¿Usted, en nombre del Partido Liberal, hace su propio mea culpa como colectividad?
C.G.: Claro, y no solamente hago eso, sino que invitamos a esta reunión de Cartagena a una gran cantidad de personas inteligentes y preparadas de distintos partidos, a figuras internacionales, y van a ayudarnos a pensar en qué podemos estar equivocados, qué caminos debemos seguir y dónde podemos rectificar. Tenemos a las instituciones multilaterales, como el Banco Mundial, diciendo que el continente que no va a crecer en los próximos diez años, o que va a crecer menos, es América Latina. Se tienen que hacer cosas distintas y bien. Eso es lo que hay que hacer.
V.D.: No crea que se me olvidó que estamos hablando de los candidatos. ¿Quiere que el candidato del Centro Democrático vaya a esa consulta que usted está proponiendo?
C.G.: No tengo vetos por nadie. Quiero que haya gente, personas que sean ajenas a la vida política diaria, tan ajenas como sea posible. El país quiere cambios de verdad y no se va a dejar engañar otra vez con una cosa que es apenas a medias.
V.D.: Del Centro Democrático le voy a dar tres nombres, María Fernanda Cabal, Miguel Uribe y Paloma Valencia, aunque hay más precandidatos.
V.D.: ¿Le gusta David Luna?
C.G.: Sí, me parece una persona capaz, preparada.
V.D.: Lo que hay es aspirantes. Una lista larga como de 40 nombres.
C.G.: Hay muchos y habrá que buscar una manera de que no todos vayan a una consulta, sino cuatro o cinco.
V.D.: ¿Qué va a pasar con Alejandro Gaviria?
C.G.: Está más con la idea de ser senador y no candidato presidencial. No he vuelto a hablar con él.
V.D.: La idea es que el candidato de esa gran coalición tenga posibilidades, por supuesto.
C.G.: Sí, que represente al país, que la gente no tenga dudas de que ahí está la mejor gente.
V.D.: Me gustó esta frase de su discurso: “Una vez millones de colombianos salgan de la pesadilla en que nos ha sumido, sus actos arbitrarios –hablando de Petro y su gobierno– e inconstitucionales desaparecerán de nuestra legislación como cuando se deshace un castillo de naipes”. ¿Qué quiere decir?
C.G.: Si hay una reforma constitucional o una ley en la que el presidente desacató a los jueces, pues estará vigente mientras él sea presidente. El día en que deje de serlo se derrumba.
V.D.: ¿Tiene algo pensado que debe ser una prioridad?
C.G.: Claro, salud, pensiones, lo laboral. Hay muchos ejemplos de eso.
V.D.: Hasta el sombrero de Pizarro.
C.G.: (Risas).
V.D.: Expresidente, ¿cómo está viendo la economía hoy? Petro dice todos los días que estamos muy bien.
C.G.: Es difícil estar de acuerdo con él. La economía no está muy bien, está muy mal en Colombia y, en general, en toda América Latina. Y justo lo que nos están diciendo es que estos países de América Latina van a ser los que menos van a crecer en la próxima década y tienen que buscar hacer cosas nuevas, diferentes y bien hechas, que es lo que no estamos haciendo.
V.D.: ¿Cree que Petro ha actuado bien en torno a la posición de Colombia frente a Maduro, que se robó las elecciones en Venezuela?
C.G.: Ha actuado bien.
V.D.: ¿Por qué?
C.G.: Ha sido consistente. Él dijo: “Si no muestran las actas, no reconocemos el resultado”, y como eso no ha ocurrido no lo han reconocido. Lo mismo hicieron países europeos y Estados Unidos, entre otros. Ese es un sistema electoral donde ver las actas de votación es muy fácil. Para saber qué resultado hubo hay que mostrarlas. Si no las muestran y las esconden, es porque hubo fraude.
V.D.: El problema es que Maduro se va a posesionar de nuevo en enero. ¿Qué debe hacer Colombia?
C.G.: Ese es un problema para ese momento. El presidente Maduro tiene un problema bastante grave, un alzamiento popular gigantesco, un nivel de descontento, no sé si sea capaz de manejarlo. Uno empieza a dudar de que sea capaz.
V.D.: ¿Cree que Edmundo González ganó esas elecciones?
C.G.: Sí, creo que ganó.
V.D.: O sea, usted es consciente de que Maduro se robó las elecciones.
C.G.: No he visto las actas y es muy fácil que las muestren. Conozco el sistema electoral venezolano y sé que mostrando dichas actas se sabe cómo fueron los resultados y no las quieren mostrar.
V.D.: Es por algo…
C.G.: Sí, es por algo.
V.D.: En cambio, la oposición sí mostró gran parte de esas actas, ¿no?
C.G.: Sí, Corina Machado las tenía y las mostró.
V.D.: ¿Le gusta María Corina? ¿Qué piensa de ella?
C.G.: Sí, es una señora corajuda.
V.D.: Berraca, ¿no?
C.G.: La atajaron para ser presidenta. Pero tiene muchas condiciones y la verticalidad y la energía para ser líder en ese país. Desde luego, ¿quién sabe quién va a terminar siendo presidente? Ella es una vieja berraca.
V.D.: Y Estados Unidos está ad portas de elegir presidente. Le pregunto: ¿qué pasa si gana Trump o si gana Harris en el mundo y en Colombia?
C.G.: Si gana Trump, vamos a tener un señor con un temperamento bastante fuerte, un poco caprichoso y un poco arbitrario. Y la señora Harris ha demostrado utilidad, capacidad para tratar de resolver los problemas de las minorías, un estilo muy distinto. No sé cuál va a ganar, se ven muy parejos.
V.D.: ¿Y a Colombia qué le conviene más?
C.G.: Le conviene más la señora Harris, que tiene un temperamento más moderado, más parecido a lo que los colombianos necesitamos, que es saber quién fue elegido presidente en Venezuela y empezar a reenfocar las relaciones en función de eso.
V.D.: Hace unos días se divulgaron las cifras de la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito y se reveló que la capacidad para producir cocaína aumentó al 54 por ciento y los cultivos ilícitos crecieron 10 por ciento. Estamos nadando en coca, nadando en cocaína. ¿Qué significa eso para el país?
C.G.: Que Estados Unidos ya empezó a bajar la guardia en que la prohibición resolvía todos los problemas; ya sacaron la marihuana inclusive de las listas que ellos publicaban, y en el caso de la cocaína hay que hacer cosas que correspondan a la voluntad de la gente, que la gente sepa cuántos peligros corre cuando consume una droga y usar un método que no sea sencillamente de represión, porque eso ya fracasó.
V.D.: O sea, ¿está de acuerdo con la política antidrogas de Petro?
C.G.: Uno no sabe cuál es la política cuando suelta a un narcotraficante o a un paramilitar poderoso. La política de Petro es difícil, la ha tomado un poco del expresidente de México (Amlo), de manejar la política en función de cómo mueve su poder frente a los otros poderes…
V.D.: Ahora Petro dijo que va a comprar la coca.
C.G.: Eso no es insensato si la plata la van a poner los americanos y los europeos y los que necesitan que les resuelvan ese problema, pero pensar que el presupuesto de Colombia se va a gastar en eso, creo que no.
V.D.: ¿Qué opinión tiene sobre ese acto en el que Petro intercambió sombreros con Mancuso y que generó tanto dolor en las víctimas? ¿Para qué está Mancuso aquí?
C.G.: Esa es una buena pregunta. No sé si tiene cuentas pendientes con la justicia, creo que tiene bastantes, pero es claro que no tiene nada que hacer como gestor de paz. Él no va a hacer la paz de Colombia. El señor Mancuso tiene otros propósitos y lo trajeron para eso. Y si no tiene cuentas pendientes con la justicia, pues que se quede viviendo por ahí, pero volverlo gestor de paz no me parece una buena idea, me parece una pésima idea.
V.D.: ¿Cuáles serán los propósitos que tiene?
C.G.: Son parecidos a los que hay en México, darles poder a las Fuerzas Armadas, a los civiles.
V.D.: ¿Está bien darle poder a Mancuso?
C.G.: ¿Para qué? ¿Para que mate mucha más gente? ¿Para que aplique la política de tierra arrasada? ¿Para que denuncie expresidentes o exfuncionarios? No veo eso para qué.
V.D.: Algunos creen que traen a Mancuso para que acuse a Uribe.
C.G.: Sí, Uribe se expone mucho a que eso sea así, porque como él tiene esa costumbre de contestar cada vez que hay un fallo y sale a decir que los magistrados son unos facinerosos, que son unos hampones, que son unos ladrones, pues propiamente no se ha ganado el respeto de la Rama Judicial.
V.D.: ¿Cómo va a seguir el Partido Liberal frente al Gobierno Petro?
C.G.: Es tan difícil calificar la posición del Partido Liberal frente al presidente porque, en primer lugar, a mí me sacaron del gobierno de entradita y me dijeron ‘usted aquí no cabe’. Y hay un grupo de parlamentarios que se ha beneficiado de posiciones y de cosas burocráticas en el Gobierno y esos no están en la oposición, están más bien en la colaboración. Ahora eso va a cambiar por las elecciones.