Política
El viacrucis de recoger firmas para el 2022: ¿más de uno se ahogará en el intento?
Cuarenta precandidatos aspiran a inscribirse en las elecciones presidenciales de 2022. Pero reunir el número de apoyos requerido por la ley se ha convertido en una compleja tarea.
El 17 de diciembre de 2021 vence el plazo para que los comités inscriptores entreguen las firmas y postulen candidatos a la presidencia de la república en 2022. Aunque el proceso inició el pasado 29 de mayo, el camino no ha sido fácil. La mayoría de los comités están colgados.
El boom de candidatos por firmas no es nuevo, pero no todos logran la meta. Por ejemplo, aunque en las elecciones de 2018 se inscribieron 49 comités para recoger firmas, al final solo 11 alcanzaron el objetivo. Y ahora la historia puede repetirse. La ventaja es que por esta vía se puede iniciar la campaña de manera anticipada porque un candidato avalado por un partido debe esperar a la inscripción formal para iniciar con las correrías. Mientras un aspirante independiente tendría casi un año de plaza pública, uno de militancia solo cuenta con cuatro meses. “A un candidato le queda más fácil postularse de manera independiente porque en la recolección puede reunir apoyos de cualquier sector”, dijo Alfonso Portela, experto en temas electorales.
Tres razones explican el retraso para alcanzar las firmas: la pandemia, la inseguridad ciudadana y el cansancio de los colombianos con temas políticos. Algunas campañas le han confirmado a SEMANA que sus recolectores han sido insultados e incluso agredidos. Y se dan cuenta de que muchos firman con nombres falsos. Los precandidatos se han quejado por esa situación.
Por ejemplo, Miguel Ceballos contó que su equipo de recolección ha sido testigo de cómo los ciudadanos rehúyen por temor a ser robados, a pesar de que los recolectores están identificados. Además, algunos no quieren tomar un esfero en la calle por temor al contagio del coronavirus. Y, en ocasiones, quienes firman lo hacen de manera errada. “Yo hago una tabulación y un monitoreo para verificar que todo esté bien. De las firmas reunidas he encontrado que 80.000 no son válidas”, contó Ceballos.
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Él solicitó al Consejo Nacional Electoral una investigación al Partido Liberal por liderar, supuestamente, la recolección de firmas para Alejandro Gaviria, lo que significaría una desigualdad de condiciones. “Hay una feria de billete y de partidos recolectores, los liberales están haciendo esa tarea”, dijo. Gaviria, quien no se desprenderá del liberalismo, ha dicho que su recolección va en unas 600.000 firmas y que la meta es superar el millón.
Enrique Peñalosa se comunicó directamente con el registrador Alexander Vega para expresarle su preocupación por las dificultades que ha tenido este proceso, pero la ley es clara y el plazo vence el 17 de diciembre. Otros precandidatos como Francia Márquez y Juan Carlos Echeverry aseguran que van avanzando positivamente en la recolección y que van por buen camino, pero la realidad es que hacen parte del grupo que podría colgarse por los problemas mencionados. Desde la campaña de Roy Barreras aseguran que tienen más de 600.000. Federico Gutiérrez anunció que ya tiene más de 750.000 firmas y que, en el tiempo restante, buscará duplicar esa cifra. Rodolfo Hernández asegura haber superado el millón.
Por otro lado, Fuerza Ciudadana, movimiento político fundado por Carlos Caicedo, pidió a la Registraduría habilitar la recolección digital, pero este camino tampoco será viable porque no hay herramientas tecnológicas para verificar la autenticidad de las firmas. Para este año los candidatos necesitan de al menos 580.620, aunque deben presentar más del doble para tener un margen de error al momento de la revisión.
A pesar de que no hay una cifra oficial, se estima que las empresas dedicadas a reunir las firmas de los aspirantes cobran unos 1.000 pesos por firma. Si un precandidato quisiera contratar los servicios para pasar ‘a ras’ el requisito debería pagar 586 millones de pesos, sin contar otros gastos. El mejor ejemplo de lo que pasa con las firmas es Germán Vargas Lleras, quien en 2018 presentó cinco millones de rúbricas, pero más del 50 por ciento fueron invalidadas por errores. Esto quiere decir que aunque algunos precandidatos quieren llegar al millón, el número podría ser engañoso y el pan se les podría quemar en la puerta del horno.
Queda más de un mes para saber cómo terminará esta novela. El último antecedente exitoso fue el de Álvaro Uribe, quien en 2002 se inscribió como candidato independiente y llegó a la presidencia.