POLÍTICA

Candidatos uribistas: por qué no despegan

A los cinco precandidatos del Centro Democrático no les va bien en las encuestas. La realidad podría ser otra después de la consulta que el partido hará entre militantes para escoger candidato.

21 de octubre de 2017
Más allá de las tensiones por ganar el guiño final de Uribe, ninguno se ha convertido hasta el momento en una opción electoral viable.

En los círculos del poder es común decir que la elección del próximo presidente tendrá lugar entre cualquier candidato y ‘el que diga Uribe’, dando por hecho que este último tiene un cupo asegurado en la segunda vuelta. Quienes así piensan se basan en la convicción de que Uribe le transferirá de inmediato su imagen positiva. El apoyo que le dio a Óscar Iván Zuluaga en 2014 permitió que el excandidato pasara de ser un exministro poco conocido a sacarle 458.000 votos de ventaja a Juan Manuel Santos en la primera vuelta. 

Además, cabalgando sobre la popularidad de Uribe, el Centro Democrático hace 3 años eligió 20 senadores y 19 representantes. Y hace un año, en el plebiscito por la paz, bajo la jefatura del expresidente la bandera del No obtuvo la victoria sobre el Sí. 

Por eso sorprende que a ocho meses de las presidenciales ningún candidato del Centro Democrático haya despegado. El propio expresidente presentó en mayo el nombre de los cinco aspirantes que representan al uribismo. En la lista, que calificó de “ideal”, anunció que aspirarían  los senadores María del Rosario Guerra, Iván Duque, Paloma Valencia, el excomisionado de paz Carlos Holmes Trujillo y el exviceministro de Justicia Rafael Nieto.

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Desde entonces los cinco pupilos han recorrido el país. Con el mismo libreto, basado en las críticas a los acuerdos de paz, han hecho una campaña en la que a veces aparecen juntos y a veces por separado. Y a pesar de tener un solo jefe y coincidir en sus argumentos, también han competido entre ellos. Las principales tensiones se han sentido entre un sector radical –del cual hacen parte Rafael Nieto, José Obdulio Gaviria y Fernando Londoño– y otro que en el partido se considera de una derecha moderada –en el que están Trujillo y Duque–. Este último ha recibido fuego amigo de competidores internos que le montaron una página de Facebook en la que afirman que sus posturas son blandas. Según y que, como lo dijo Fernando Londoño, “es un mozalbete inteligentón, pero antiuribista”. 

Más allá de las tensiones por ganar el guiño final de Uribe, ninguno es hasta ahora una opción viable. En la más reciente encuesta de Invamer para SEMANA, Caracol Televisión y Blu Radio, en ningún escenario de primera vuelta los uribistas puntean. En uno abierto, en el que estarían los que hasta ahora han aparecido en los primeros lugares: Sergio Fajardo, Germán Vargas, Gustavo Petro, Claudia López, Clara López, Marta Lucía Ramírez, Jorge Robledo y Humberto de la Calle, entre otros 14, Duque aparece con una intención de voto de 6,9 por ciento en el séptimo lugar.  Y si los contendores solo fueran  Fajardo, Vargas, Petro, De la Calle y Ramírez, aparecería de quinto con el 8,5 por ciento. 

Varias razones explican por qué ninguno de los cinco precandidatos ha prosperado. La principal es que no se ha definido quién representará al Centro Democrático. Una fuente de ese partido le dijo a SEMANA que, según mediciones internas, apenas se sepa quién es ‘el que diga Uribe’ este obtendría automáticamente un repunte de 20 por ciento en las encuestas. 

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Quienes defienden esa tesis creen que cuando haya un candidato que aparezca con Uribe en las vallas, su nombre se disparará. Así sucedió en la elección pasada. Mientras en noviembre de 2013 Francisco Santos le ganaba a Óscar Iván Zuluaga en las encuestas, a las pocas semanas, después de ser ungido como candidato, este llegó a los 20 puntos porcentuales. Sin embargo, la cifra que hoy le sumaría Uribe al elegido podría ser menor que hace cuatro años, pues en ese entonces su popularidad era superior al 80 por ciento.

Según el politólogo Francisco Gutiérrez, el uribismo tiene “problemas de sucesión” por cuanto ninguno de los cinco precandidatos del Centro Democrático cumple simultáneamente dos requisitos: lealtad y elegibilidad.  En términos de lealtad, ninguno es tan cercano al expresidente como lo fueron Andrés Felipe Arias en 2010 y Óscar Iván Zuluaga en 2014. Y en términos de elegibilidad, ninguno ha tenido una trayectoria electoral propia y relevante. Valencia, Guerra y Duque salieron elegidos al Senado en la lista cerrada encabezada por Uribe, pero no tuvieron votos propios. Nieto nunca ha ocupado un cargo de elección popular, y aunque Trujillo ganó la Alcaldía de Cali en 1988, en su hoja de vida hay más cargos de libre nombramiento, sobre todo en el mundo diplomático.

A lo anterior se suma, en palabras de Gutiérrez, que quienes mejor cumplen la condición de ‘leales’ a Uribe, como Guerra, Nieto y Valencia, son los que menos registran en intención de voto. Y a quienes tienen mayor ‘elegibilidad’ –Duque y Trujillo–  los ven en el partido como uribistas moderados, lo cual, en una agrupación caudillista, puede quitarles puntos. 

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Por otra parte, en esta coyuntura los uribistas dejaron de ser los únicos en basar sus campañas en el discurso contra los acuerdos de paz. En el camino de las críticas a lo pactado en La Habana ahora apareció Germán Vargas, quien a pesar de insistir en que es de centro, busca pellizcar votos en la derecha.

El pasado miércoles, Luis Alfredo Ramos se inscribió como militante del Centro Democrático y en su intervención le pidió a la Corte Suprema de Justicia resolver su situación judicial, pues, aunque no tiene impedimentos para aspirar, aún está pendiente el fallo definitivo en su proceso por parapolítica. Dejó claro que quiere ser candidato por ese partido. 

Si la corte se pronuncia y su candidatura se concreta, podría cumplir los requisitos de ‘lealtad’ y ‘elegibilidad’. En el pasado ganó en las urnas la curul de senador y los cargos de alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia. Además es amigo personal de Álvaro Uribe y, meses antes de ir a la cárcel por la investigación en su contra, fue uno de los precandidatos favoritos del expresidente para representar al Centro Democrático en las presidenciales de 2014.

Sin embargo, en la medición de Invamer, si se mide con Fajardo, Vargas, López, Petro y De la Calle, quedaría de quinto con el 4,9 por ciento, cifra similar a la que, en el mismo escenario, obtiene Iván Duque.  Ramos y el senador también aparecen parejos en la proyección de una eventual consulta del Centro Democrático: ambos obtienen 18,7 por ciento. Sin embargo, Duque tiene un nivel de reconocimiento  de 10 puntos más (65,6 por ciento) que Ramos (47,8 por ciento).

La decisión del candidato del Centro Democrático se prevé para finales de noviembre, cuando los militantes del partido escojan entre dos de ellos. La idea es que estos dos sean los que ganen sucesivamente encuestas internas que se realizarán de aquí a entonces.

Al día siguiente de ese evento, cuando los cientos de vallas que desde ya tiene apartadas el Centro Democrático en todo el país aparezcan con su candidato definitivo, la realidad política podría ser otra.