Historia de vida
Ella es la hermosa oficial del Ejército de Colombia que combatió contra el cáncer
La teniente del Ejército Nacional Luisa Mesa luchó desde los 22 años contra el enemigo más despiadado, el cáncer. Le contó a SEMANA cómo logró vencerlo.
A los 22 años, Luisa Mesa estaba en el Fuerte de Tolemaida, en la campaña militar más importante de su vida, a punto de lanzarse de un paracaídas, una de las tantas pruebas que tenía que afrontar para convertirse en oficial administrativa del Ejército Nacional. Ese día, un intenso dolor de rodillas la alertó del que sería su máximo enemigo.
Desde niña soñaba con portar el camuflado. Quería ser tan disciplinada como los soldados que caminaban las calles de Tunja (Boyacá) cuando había festividades, los mismos que ella, en época de colegio, salía a observarlos. Antes de entrar al Ejército se graduó como diseñadora gráfica, y se convirtió en subteniente a finales de 2017.
En la cena de celebración, un mal sabor se atravesó en la mesa. Sentía que la sopa estaba salada, el agua también. Los primeros dos meses como militar vomitaba con frecuencia. Era pálida, con vientre inflamado y ojos rojos. Fue a urgencias y, tras múltiples estudios, le detectaron que ese enemigo que no daría tregua era un cáncer. Un linfoma poco común que estaba en diferentes partes de su cuerpo.
Cuando le dijeron que requería terapias y ropa cómoda para ella, se imaginó que eran físicas. Pero no, eran quimios en las que permanecía 16 horas sentada y que la agotaban más que los ejercicios de máxima exigencia.
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“¿Usted es la hija de un militar?, me dijo un señor que aseguraba que se quería morir porque no soportaba una quimioterapia más”. Recuerda Mesa que, al decirle que era ella la uniformada y que solo llevaba tres meses ejerciendo, el hombre solo movió su cabeza a manera de negación. Él, un trimestre después, murió.
“Yo le dije al doctor que si era poco probable que el tratamiento funcionara, que me dijera, porque prefería vivir lo poco que me quedaba y no estar sentada, pero si había posibilidad, lucharía contra el cáncer con honor”, dice la hoy teniente que, el oncólogo, le explicó que cuando se le empezara a caer el cabello eso demostraría que estaba dando resultados. Pasaron tres meses sin esa señal. Una mañana, mientras desayunaba, cayeron cabellos sobre el huevo. Sonrió y fue orgullosa a donde el estilista a que la rapara. Semanas después le dijeron que era libre de cáncer.
Cuando pensaba que todo estaba superado, surgieron nuevas células cancerígenas en el pulmón y otros órganos, lo que retrasó el trasplante de médula ósea. Fue necesario comenzar el tratamiento de nuevo, pero con una sustancia más fuerte.
“El oncólogo me dijo que era el último esfuerzo que podían hacer por mí en Colombia”, narra Mesa. Antes de retomar sacó sus ahorros y se fue a la playa con su papá y su hermana. Cuenta que ella alguna vez le prometió a su padre que lo llevaría a conocer el mar, y esa podría ser su última oportunidad.
Siempre estuvo positiva y, en los momentos difíciles, decía: “Si un soldado está en la selva sin la compañía de su familia y en combates donde sienten las balas pasar a su lado, ¿por qué yo me voy a rendir?”. Asegura que cada vez que se ponía el camuflado para ir a trabajar, sentía una recarga extra de energía y de amor que le mostraban sus superiores y compañeros.
Dos años pasaron antes del tan anhelado trasplante. Era noviembre de 2019, cuando ella salió de su casa, en el norte de Bogotá, rumbo a la Clínica de Marly, con un catéter en el pecho. La ciudad explotó en la protesta social. Ella y su hermana quedaron atrapadas. No había ambulancias ni taxis que las recogiera. Recordó una de las frases militares: para los soldados lanceros no hay imposibles. Así que empezó a caminar durante horas, el sudor de su camisa se tornó rojo, el catéter se desacomodó, pero llegó.
Fueron 24 días de hospitalización antes de la intervención. El especialista le dijo que había un 50 % de posibilidades de que muriera ese día, porque el cuerpo podía generar rechazo. Mesa se aferró al 50 % de vida. Su mamá, devota de la virgen de Guadalupe, fue a México a la basílica y llegó el 12 de diciembre, día de su festividad y del trasplante. Le trajo una medalla que puso en la mesita de noche. Cuenta la teniente que, cada vez que una célula a menos de 10 grados centígrados entraba a su cuerpo, ella sentía un dolor intenso hasta quedar inconsciente. Por un momento se vio en la camilla, buscando el túnel del que había escuchado hablar tantas veces. Vio que un destello salió de la mesita de noche, “La Virgen me dijo: no busque nada, todavía le falta mucho por vivir”, Mesa no sabe aún si fue un sueño o una alucinación, pero considera que es un milagro el despertar libre de cáncer hasta la fecha.
Hoy, desde donde hace las piezas gráficas del comando general del Ejército Nacional y con las que da ánimo a los soldados de Colombia, invita a las personas a ser felices y servir a la comunidad, porque la vida es un reloj que no se detiene y que requiere, como dice su lema: “Fe en la causa”.
Vacunas contra el cáncer
Las investigaciones científicas para combatir el cáncer son cada vez más avanzadas y sus resultados se reflejan directamente en la calidad de vida de los pacientes, que no solo pueden acceder a mejores tratamientos, sino que pueden prevenir estos padecimientos.
Por ejemplo, el pasado 5 de octubre de 2022, se anunció que los estadounidenses Carolyn Bertozzi, Barry Sharpless y el danés Morten Medal se le fue otorgado el Premio Nobel de Química por el desarrollo de la “química clic” y la bioortogonal.
Estos tres profesionales desarrollaron un mecanismo de precisión, en donde se logra encajar moléculas que pueden llegar a beneficiar varios campos de la salud, especialmente los de la oncología.
Esta creación permite el desarrollo de medicamentos con la capacidad de adherirse a moléculas de las membranas de las células cancerígenas y poder erradicarlas. Este campo ya está llevando a cabo investigaciones para adoptar nuevas técnicas en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer.
Recientemente, se conoció el trabajo de investigación liderado por el doctor Khalid Shah, quien trabaja en la sede de Boston del Brigham and Women’s Hospital. El estudio fue publicado el pasado 4 de enero en la revista Science Translational Medicine y tenía el objetivo de hacer que las células cancerígenas pasen a convertirse en células que combatan el cáncer a través de una vacuna.
Asimismo, el diario El Colombiano indicó que para este 2023 los estudios científicos estarán enfocados en las vacunas de prevención, las vacunas terapéuticas y las terapias inmunológicas, las cuales cogen más fuerza en todo el mundo.
“Esta técnica que ganó el Nobel se está planteando en tumores del sistema nervioso central y es hacia allá donde nos dirigimos, hacia una medicina de precisión”, indicó la especialista Laura Isabel Varela Restrepo al mencionado medio de comunicación.
Estados Unidos le da “revisión prioritaria” a prometedor medicamento contra un tipo de cáncer agresivo
El linfoma no hodgkiniano es un tipo de cáncer que se desarrolla en el sistema linfático y, debido a muchos factores, puede tener un crecimiento rápido o lento en los pacientes. Para los adultos, los principales factores de riesgo tienen que ver con ser de sexo masculino, tener una edad avanzada y tener condiciones que debiliten el sistema inmune.
Pues bien, el pasado 6 de enero, la farmacéutica suiza Roche anunció que la agencia estadounidense encargada de la regulación de medicamentos le dará prioridad de revisión al glofitamab, un nuevo tratamiento aún en estudio para ese tipo de cáncer de la sangre, sobre todo cuando se trata de formas agresivas de ese padecimiento.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) revisará el tratamiento, que ya ha sido sometido a ensayos clínicos de fase I y II para tratar a pacientes adultos, que específicamente han desarrollado linfoma de células B grandes.
El fármaco podría ser de gran utilidad para los pacientes que ya han recibido otros tratamientos, pero han recaído o no han logrado que sus organismos reaccionen a los fármacos tradicionales, según señaló la casa farmacéutica suiza a través de un comunicado.
Se trata de una forma agresiva de linfoma no hodgkiniano y una de las formas más comunes de la enfermedad en Estados Unidos entre los pacientes adultos que están padeciendo cáncer de la sangre.
Según el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, este cáncer se caracteriza por crecer rápidamente “en los ganglios linfáticos y suele afectar el bazo, el hígado, la médula ósea u otros órganos. Los signos y síntomas del linfoma difuso de células B grandes son fiebre, sudores nocturnos excesivos y pérdida de peso. Estos síntomas también se llaman síntomas B”.
Para lograr diagnosticar este padecimiento, los profesionales médicos evalúan los síntomas de los pacientes y, de tener sospechas, utilizan pruebas especiales que permiten examinar el sistema linfático y otras partes del cuerpo.
De acuerdo con los datos compartidos por la farmacéutica Roche, el linfoma difuso de células B grandes representa, aproximadamente, un tercio de todos los linfomas no hodgkinianos diagnosticado.