PROCESO DE PAZ
Estos son los seis puntos de la agenda de diálogos
Con estos ítems se da inicio a los diálogos formales entre ambas parte en la mesa que tendrá como sede Quito (Ecuador). Semana.com le cuenta los detalles.
Hasta hace muy poco, la posibilidad de ver la guerrilla del ELN sentada en una mesa de negociación con el gobierno colombiano parecía escurrirse como agua entre las manos. No en vano el pasado 3 de febrero, Frank Pearl, jefe de la delegación del Gobierno en los diálogos exploratorios, envió un mensaje que parecía lapidario: “Se les está acabando el tiempo para hacer parte de solución política al conflicto armado en Colombia”.
Se cumplían casi dos años de la llamada fase exploratoria y Pearl aseguró que no era cierto que el ELN esté “dispuesto y listo” para continuar las conversaciones. “Desde finales del año pasado, a través del conducto formal que tenemos establecido, el gobierno nacional ha planteado opciones claras para continuar los diálogos sin que hasta hoy hayamos obtenido respuesta”.
Y las campanas de paz con el ELN parecían silenciarse cuando el propio presidente Juan Manuel Santos, el pasado 19 de marzo dijo que no se sentaría a negociar con la guerrilla hasta tanto no liberaran a sus secuestrados. Por esos días, el cabo Jair de Jesús Billar y el alto consejero para la Provincia de Ocaña (Norte de Santander), Ramón José Cabrales, permanecían en poder de la guerrilla.
Pero en cuestión de semanas, el viento empezó a soplar a favor de un eventual proceso de paz con el ELN. Semana.com conoció por fuentes autorizadas que el Gobierno y esta guerrilla estarían próximos a instalar una mesa formal de negociaciones y así pasar de la fase exploratoria a la fase pública. Una de las fuentes señaló que el anuncio sería “inminente”.
Si la condición del presidente Santos era la liberación de los secuestrados, esta semana el cabo Billar recuperó su libertad tras mes y medio de secuestro, y tres días después, aunque en diferentes circunstancias (medió el pago de un rescate), Cabrales regresó a su hogar.
A este episodio se suma la aparente disminución de la violencia del ELN contra la Fuerzas Armadas, la población civil y la infraestructura del país.
Semana.com pudo establecer que uno de los obstáculos existentes, el de logística, habría sido superado. La fase oficial del proceso se adelantaría en Quito, Ecuador, uno de los países acompañantes de esta fase confidencial.
La guerrilla había insistido en que Venezuela, país que ha sido determinante, incluso desde las épocas de Hugo Chávez, fuera la sede de los diálogos. Sin embargo, para el Gobierno instalar allí una mesa de negociación sería traumático, dada la crisis por la que atraviesa el vecino país.
Los encuentros exploratorios que se adelantan con esa guerrilla en Venezuela, Ecuador, Brasil y Cuba ya cumplieron 25 meses y más de 30 rondas. En ese tiempo los negociadores han agotado la paciencia, la voluntad y el tiempo, sin conseguir algún fruto.
La novedad, ahora, es que las partes ya tendrían una agenda de negociación. Seis serían los puntos en discusión: 1) Participación de la sociedad, 2) Democracia para la paz, 3) Víctimas, 4) Transformaciones para la paz, 5) Seguridad para la paz y dejación de las armas y 6) Garantías para el ejercicio de la acción política.
A diferencia de la agenda de La Habana, el ELN es partidario de una negociación abierta. El tema de minería e hidrocarburos –que el Gobierno se ha negado a discutir en Cuba– es para ellos tan importante como el agro para las FARC. El ELN es reacio a una negociación confidencial y el centro de su hoja de ruta es una ‘convención nacional’ que ponga en primer plano la participación popular.
Entre el Gobierno y el ELN en esta primera fase ha habido diferencias que no han sido fáciles de superar. La principal de ellas es que esa organización ilegal se ha negado a firmar una agenda que hable de manera directa de la dejación de armas, como sí lo plasmaron las FARC. Para el Gobierno, en cambio, esa es una condición para negociar. Por eso se dice que el ELN sigue sumido en un dilema: su intención de querer la paz, pero su terquedad para aceptar que deben dejar las armas.
No es la única circunstancia que ha postergado la posibilidad de formalizar los acuerdos. La metodología que se llevaría a cabo para incluir la opinión de la sociedad civil ha sido otro de los escollos.
Durante estos dos años la indecisión por concretar algo derivó en un fuerte desgaste para la opinión, que en medio del desescalamiento del conflicto por parte de las FARC, también esperaba hechos significativos de los hombres que comanda Nicolás Rodríguez Bautista alias ‘Gabino’. O por lo menos, que se alinearan y también se subieran al tren de la paz.
De instalarse una mesa con el ELN, se ha dicho que esta sería paralela a la de La Habana y que los puntos acordados entre el Gobierno y las FARC también incluyan al ELN.
No en vano ‘Gabino’ y ‘Timochenko’, jefe de las FARC, han tenido varias reuniones en La Habana, encuentros que han sido calificados como constructivos por parte de voceros de ambas organizaciones. Por eso se prevé que si bien pueden ser procesos paralelos, en algún momento tendrán que converger. Esto, sumado al hecho de que el pasado 23 de marzo no se firmó el acuerdo final con las FARC, podría suponer una nueva oportunidad para que el Gobierno haga la paz con las dos guerrillas del país.