Nación
Atención: ELN secuestró a reconocida ganadera de Tame, Arauca; familiares piden que su vida sea respetada
La mujer hizo parte de la Mesa Municipal de Víctimas.
En las últimas horas se conoció que miembros del ELN secuestraron a una mujer identificada como Linda Viviana Mora Gutiérrez. El hecho se materializó en el sector de Botalón, en el municipio de Tame, Arauca.
Según confirmaron desde las Fuerzas Militares a SEMANA, la retención de Mora Gutiérrez se dio en la mañana de este sábado, 23 de marzo. De otra parte, vale mencionar que la mujer hizo parte de la mesa de víctimas del periodo pasado.
Amigos y familiares de Linda Viviana hicieron un llamado especial para que los captores respeten su vida. Así mismo, solicitaron a la Personería y la Defensoría que se apersonen del caso, para trabajar su pronta y segura liberación.
Por el momento, se desconoce en qué condiciones se encuentra Mora y cuál habría sido la motivación del ELN para retenerla contra su voluntad.
Lo más leído
Los horrores del ELN mientras hablan de paz
Los relatos de desmovilizados del ELN a los que SEMANA tuvo acceso dan cuenta del horror que se vive en las selvas colombianas, mientras ese grupo habla de paz con el Gobierno nacional en Venezuela.
Los jovencitos, muchos de ellos reclutados a la fuerza cuando eran menores de edad, se fugaron luego de días y noches completas de aguantar hambre y ser obligados a asesinar a sangre fría a compañeros e integrantes del Clan del Golfo.
La conversación de los desmovilizados con este medio se dio en Quibdó, Chocó, horas después de que ellos abandonaran los campamentos del ELN en el Alto y Bajo Baudó. “Yo me fugué con mi hermano, porque a él lo iban a matar. Resulta que llevábamos varios días sin comer, solo comían los comandantes, entonces él se robó unos víveres y eso en el monte es sentencia de muerte”, dice uno de los jóvenes desmovilizados.
Él tiene 22 años e ingresó hace cuatro años al ELN engañado por una falsa motivación económica. “Nos engañaron, porque aquí no nos pagan. Eso lo dicen al principio, pero cuando uno entra, lo primero que le advierten es que ya les pertenecemos, que nuestras vidas les pertenecen y no podemos desertar. Hay días que lloraba porque no quería estar allá, pero tampoco me podía ir, me amenazaban con matar a mi familia si me fugaba”, añade.
El entrenamiento, recuerda, se da en un campamento cerca a un caserío en el municipio de Bajo Baudó, allí permanecen todos aquellos que son llevados con engaños. “Como una medida de presión, ellos fueron y trajeron a mi hermano, entonces ya no me podía fugar, nos mantenía vigilados, así duramos cuatro años, hasta que él, que es dos años menor que yo, se robó los víveres porque tenía hambre y lo sentenciaron a muerte. Ese día dije: a la madrugada nos vamos, no importa qué pase”, dice. Y así lo hicieron. Horas después se entregaron a un pelotón del Ejército que estaba cerca a esa zona.
Una de las cosas que más lo impresionó durante su estadía forzada en el ELN, es la frialdad con que ese grupo terrorista ejecutaba a los rehenes del Clan del Golfo, estructura criminal con la que se pelean el control territorial, las rutas del narcotráfico y la minería ilegal en Chocó.
“En varias ocasiones, los combates duraban días enteros y nosotros ganamos como en tres oportunidades, entonces los muchachos del Clan del Golfo se rendían con la promesa de que les iban a respetar la vida, pero cuando ya soltaban las armas, los comandantes nos decían: ‘mátenlos’. Entonces los arrodillábamos y les disparábamos en la cabeza, un solo disparo; luego los enterrábamos. Yo sé dónde están enterradas más o menos 40 personas en una fosa común. Y también sé dónde están enterrados compañeros de nosotros que los comandantes mataban por faltas al reglamento”, explica uno de los desmovilizados.