CONFLICTO
Grupos armados tienen confinado a un resguardo indígena en Chocó
Cinco niños han muerto por falta de atención médica debido a enfrentamientos entre el ELN y el Clan del Golfo. 5.000 personas no tienen cómo salir de un campo minado y la alimentación escasea.
Un indígena y su familia, de la comunidad de Alto Guayabal, jornaleaban en la finca ubicada en la vereda Puerto Lleras del municipio de Carmen del Darién, en Chocó. La calma y el silencio que habían sentido en todo el día de trabajo se interrumpieron de un momento a otro; a las 5:45 las balas opacaron la tranquilidad del ocaso y quince minutos después la familia no aguantó más el miedo por “mucha bomba y tiros”, dicen los testimonios.
Por unos minutos el sosiego volvió a la finca. La familia no lo pensó dos veces: estaban en la cuenca del río Jiguamiandó, cruzaron como pudieron para salvarse. Una vez en tierra de nuevo se encontraron con el ELN. “¿Para dónde van?”, les preguntaron los guerrilleros.
– Para Puerto Lleras – contestó el padre.
– No pueden ir porque el camino está minado.
Le dijeron a la familia por qué lado podían irse para llegar a la vereda. Les dijeron que no se podían tranistar por el camino de siempre, porque había enfrentamientos y además habían puesto minas antipersona. La historia la contó un miembro y líder del resguardo cercano a esta familia. El hombre pidió que no saliera su nombre por temor a represalias.
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Eso fue el 21 de febrero de este año. Desde entonces la comunidad de ese resguardo indígena en Chocó está confinada, pero en especial la de Alto Guayabal, donde hay desplazamiento interno.
Desde finales de 2016 los habitantes de esta zona noroccidental de Chocó han visto cómo los días tranquilos se han transformado en días de temor por apariciones de amenazas y torturas por parte del Clan del Golfo y el reclutamiento de niños de hasta 12 años por parte del ELN.
Hay una comisión humanitaria que entró el 4 y se espera que entre otra comisión de la alcaldía.
El resguardo Urada Jugamiandó está conformado por ocho comunidades indígenas. Limita al oriente con Mutatá; al occidente con Murindó y al norte con Carmen del Darién. La situación cada vez es más crítica para los habitantes del lugar, que son cerca de 5.000 y debido a que están rodeados de minas y actores armados los alimentos son escasos y el acceso a servicios de salud es algo imposible.
Esta mañana medios nacionales encendieron la alarma: cuatro niños han muerto por la emergencia que allí se vive. Dos niños de la comunidad Bidoquera-Ancadia murieron el 19 y 24 de enero en el municipio de Mutatá. El 19 de febrero murió una niña de la comunidad de Alto Guayabal que fue trasladada a la ciudad de Montería, y hace 10 días murió el cuarto menor de edad, y en la tarde de este martes se anunció la muerte del quinto niño.
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“Hay alto índice de enfermedades de diferentes patologías: paludismo, rasquiña, dolores de estómago, brotes, diarrea”, dice el líder indígena. La mitad de quienes están encerrados no está afiliado a algún servicio de salud".
Hace siete días apareció un panfleto en el que se advierte que no puede moverse ningún indígena, mestizo y afro. “No sabemos quién se firma ese panfleto”. Dicen que les han informado que hay movimiento del ejército, pero ellos dicen que no han visto a alguien del Estado por la zona".
Según el propio Ejército, un grupo de la Fuerza de Tarea Titán está operando desde el 21 de febrero por las regiones del Bajo y Medio Atrato y el Alto y Medio Baudó en Chocó.
Los grupos armados tienen intereses en actividades ilícitas como el cultivo de hoja de coca y la minería ilegal. Además, según informó la Onic, se “disputan el control territorial al constituir un corredor hacia Panamá”.
La presencia de la AGC y el ELN aumenta considerablemente. Desde el Consejo de Autoridades Indígenas de la Asociación Orewa se informó que “el miércoles 27 de febrero, en horas de la mañana, aproximadamente 150 hombres fuertemente armados pertenecientes a la Autodefensas Campesinas, arribaron a la Comunidad Indígena Pueblo Antioquia, del municipio de Riosucio, situación que generó pánico dentro de la Comunidad".
El 8 de marzo a las 2:00 p.m. miembros de las comunidades Ibudo y Padado vieron a personas armadas en su zona. Lo mismo ocurrió dos días después en horas de la mañana.
Por ahora la situación no es alentadora. 5.000 personas no tienen cómo salir de una zona rodeada de hombres armados, que para llegar a un puesto de salud se tienen que tardar un día entero. La comida escasea cada vez más. Hay una comisión humanitaria que entró el 4 de marzo y se espera que lo haga otra delegación de la alcaldía.