RELACIONES EXTERIORES

Habla el embajador ruso

El diplomático, Sergei Koshkin, habla sobre las acusaciones que le han hecho a su país de interferir con las marchas colombianas y aclara que no tiene diferencias con la vicepresidenta.

25 de enero de 2020
El diplomático se refirió a la supuesta injerencia de su país en la manifestaciones de último tiempo en Colombia | Foto: LEón Dario Peláez

SEMANA: ¿Qué opina sobre el comentario que hizo la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, sobre la supuesta injerencia rusa en las protestas Colombia?

Sergei Koshkin: A la señora vicepresidenta le tengo un enorme respeto. Ella en su primera mención de este asunto habló de ciertas plataformas que operan desde Rusia. Tres semanas después, en su diálogo con W Radio, ella misma rectificó y aclaró que en ningún momento hubo injerencia del Gobierno ruso. Hoy las comunicaciones digitales se pueden emitir en un lugar y tener sitios en el otro. Es decir, la señora vicepresidenta entiende cómo son las cosas y lo explicó muy bien.

"Estoy francamente algo cansado de tener que desmentir las falsas noticias sobre la presunta injerencia rusa".

SEMANA: Pero después del comentario de ella, el New York Times reveló que un documento del Departamento de Estado aseguraba que Rusia intervino en las protestas de Latinoamérica, incluyendo las de Colombia. 

S.K.: Permítame primero un pequeñísimo preámbulo, estoy francamente algo cansado de tener que desmentir las falsas noticias sobre la presunta injerencia rusa, los famosos hackers rusos que supuestamente están en todas partes. Como se sabe, primero decían que nos infiltramos y hasta aseguramos la victoria del señor Trump en las elecciones de 2016. Luego trataron de culparnos por intentar meternos en elecciones presidenciales colombianas de 2018. La verdad es que no sé si al final ganamos o no, ya que nadie aquí pudo decirnos a favor de quién debíamos estar. 

SEMANA: Pero no son solo artículos en los medios. También varios líderes políticos en Latinoamérica han denunciado la participación rusa en las protestas. 

S.K.: El mundo está presenciando este tipo de manifestaciones del descontento popular, desde Hong Kong hasta América Latina pasando por Francia. ¿Usted realmente cree que tan poderosa y omnipresente es la mano de Moscú? Yo sinceramente lo dudo. Y a mi modo de ver, esto carece de cualquier lógica. Más bien se trata de buscar a un culpable ajeno de los males internos.

SEMANA: Los políticos pueden tener esa motivación, pero un periódico tan serio como el New York Times, ¿qué interés podría tener?

S.K.: Le tengo mucho respeto al diario y aún más al Departamento de Estado norteamericano. Pero están citando a ciertos ‘analistas’ anónimos del Departamento de Estado, los cuales, a su vez, nos hablan de ciertas “cuentas asociadas a Rusia”. Ese anonimato a mí, como lector, me provoca serias dudas. 

SEMANA: ¿Usted puede decir inequívocamente que Rusia no está interfiriendo en las marchas en Colombia?

S.K.: Sí. Esta región para nosotros no es ningún cuadrilátero para enfrentamientos ideológicos y políticos. Es todo lo contrario, estamos interesados en que estos países sean fuertes, políticamente coherentes, económicamente estables e internacionalmente independientes. Creo que esas conjeturas y suposiciones, lanzadas desde el exterior, sobre la interferencia rusa en los asuntos colombianos en cierto modo equivalen a una clara falta de respeto hacia la gente de este país que sale a las calles expresando sus inquietudes y también hacia los gobernantes que buscan solucionar esas demandas. Creer que todo esto obedece a “maniobras de Moscú” es un absurdo. Respeten, señores.

"En cuanto a la supuesta presencia militar allá, les digo de la manera más responsable: no hay tropas rusas en Venezuela".

SEMANA: La percepción de algunos sectores es que los rusos pueden estar interfiriendo en Colombia por ser esta aliada de Estados Unidos y enemiga de Maduro…

S.K.: Primero. Nosotros siempre basamos nuestros enfoques y acciones en América Latina sobre principios pragmáticos. Estamos abiertos a la cooperación respetuosa y mutuamente provechosa con cualquier gobierno legítimo, sea de centroderecha o de centroizquierda, que esté dispuesto a trabajar con nosotros. No tenemos preferencias ideológicas. No catalogamos a las naciones y pueblos como “los nuestros” y “los extraños”. Podemos entendernos con todos. Esa es la premisa fundamental.

SEMANA: Pero ustedes y los chinos se han convertido en el principal soporte del desprestigiado gobierno de Maduro. 

S.K.: El tema de Venezuela es muy importante, complicado y multifacético. Es evidente que nuestra posición difiere de la de Colombia. No obstante, el excanciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo, tenía toda la razón cuando decía en varias ocasiones que el hecho de que Rusia y Colombia tengan enfoques distintos respecto a Nicolás Maduro no quiere decir que no podemos cooperar en otras esferas y ya lo hacemos en muchas. 

SEMANA: ¿Para ustedes cuáles son los aspectos más importantes de esa cooperación? 

S.K.: En lo político, Rusia como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha apoyado invariablemente el proceso de paz en Colombia, mantenemos contactos de forma bilateral y multilateral en el marco del combate contra las drogas y el terrorismo. En lo económico, vemos la creciente presencia de las compañías rusas en sectores como petróleo, hidroenergético, ensamblaje de camiones pesados, mantenimiento de helicópteros, fabricación de neumáticos, floricultura, y muchos otros. En lo humanitario: cada año casi 90 becarios colombianos viajan a Rusia a realizar estudios superiores en las universidades rusas de forma totalmente gratuita. Con una agenda bilateral de cooperación de esa dimensión qué sentido puede tener tratar de desestabilizar este país.

En lo político, Rusia como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha apoyado invariablemente el proceso de paz en Colombia, mantenemos contactos de forma bilateral y multilateral en el marco del combate contra las drogas y el terrorismo.

SEMANA: Una de las razones por las que se está hablando de injerencia rusa es por su apoyo a Maduro y la presencia de tropas de ustedes en Venezuela... 

S.K.: Es verdad que ustedes apoyan a Guaidó y nosotros a Maduro. Pero la esencia del problema es que, respetando estas diferencias, hay que buscar algún diálogo que permita salir de esta situación tan penosa. En cuanto a la supuesta presencia militar allá, les digo de la manera más responsable: no hay tropas rusas en Venezuela. Hay menos de 100 técnicos que se ocupan del mantenimiento de los equipos militares de fabricación rusa. “¡Menuda tropa!”, diría cualquier militar. Aquí en Colombia también tenemos ese tipo de asesoría técnica para los helicópteros rusos que operan acá. Soy consciente de que acá hay una preocupación por los aviones Sukhoi que hay en Venezuela. Sí los hay, pero desde hace tiempo. Hace años que le ofrecemos los mismos aviones a los colombianos y estamos listos a vendérselos. Nosotros fomentamos la cooperación técnico-militar con cualquier país latinoamericano que esté interesado.

SEMANA: ¿Será que aquí todavía hay una mentalidad de Guerra Fría en que la gente ve a Rusia como un país que apoya los grupos guerrilleros? 

S.K.: Con todo respeto, pero son ideas tan anticuadas que es difícil para mí comentar. La Unión Soviética ya hace 30 años que no existe. Rusia es en el día de hoy otro país que vive en otras circunstancias internacionales y que se basa en estamentos políticos e ideológicos totalmente diferentes a los soviéticos. Pero le aseguro que incluso en los tiempos de la Unión Soviética nunca y en ningún país habíamos apoyado guerrillas armadas. Esos son mitos. Así que cualquier conjetura de este tipo hoy en día suena al menos absurda. Repito que no tenemos inclinaciones o simpatías ideológicas que tengan influencia en nuestras relaciones con países extranjeros.