JUSTICIA

Empleadas domésticas y niñeras sin cuarentena: excepción fatal frente al virus

El gobierno de Colombia debe tomar nota de la triste experiencia de Brasil donde una de las primeras muertes por covid-19 fue una mujer del servicio contagiada por su empleadora. La ministra Arango ya detectó "abusos".

26 de marzo de 2020
El transporte de las empleadas en servicios como Transmilenio genera riesgos para ella y las familias.a las que sirven. | Foto: Guillermo Torres

Súbitamente, con la orden del aislamiento preventivo obligatorio en Colombia, muchas empleadas del servicio pasaron a ser “niñeras”. Esto porque el decreto del gobierno nacional prevé esa actividad como una de las exceptuadas, es decir, a las niñeras no se les restringe la circulación bajo el entendido de que en estos días de cuarentena su labor es prioritaria o vital tal como el personal médico y de enfermería, quienes producen alimentos o los miembros de la fuerza pública. 

El decreto (457 de 2020) señala que como excepción la labor de “Asistencia y cuidado a niños, niñas, adolescentes, personas mayores de 70 años, personas con discapacidad y enfermos con tratamientos especiales que requieren asistencia de personal capacitado”. Y muchos creen que ahí quedó una tronera que traerá problemas pues hay empleadores que se están amparando en ese parágrafo para exigir a las mujeres de la limpieza o empleadas domésticas seguir yendo a trabajar como si nada.

La ministra del Interior, Alicia Arango se refirió al problema este miércoles y advirtió el gobierno había detectado “abusos” por lo cual se están considerando ajustes a la medida. Advirtió que habrá sanciones no solo para los ciudadanos que desatiendan la orden de cuarentena, sino también para los empleadores y empresas que propicien dicha situación. La funcionaria dijo que en su opinión el servicio doméstico no es una labor esencial y que esa actividad no debe confundirse con el del cuidado de niños y mayores que es lo contempla la excepción en la norma expedida. 

Por su parte, varias organizaciones de trabajadoras domésticas y organizaciones aliadas expidieron un comunicado firmado por 680 mil mujeres que se dedican al trabajo doméstico en Colombia. Señalan que el gremio está conformado en su mayoría son madres cabeza de familia que tienen salarios por debajo del mínimo. Y señalan que cerca del 12 por ciento de estas trabajadoras son mayores de 60 años, uno de los grupo con mayor riesgo por el coronavirus. “Estamos sin remuneración, sin condiciones para asumir responsabilidades de servicios públicos, pagos de arriendo y de alimentación de las familias y sin protección social y en alta vulnerabilidad ante el sistema de salud”, aseguran las trabajadoras.

El debate en Colombia surge luego de que en Brasil hubo un episodio de indignación y duros cuestionamientos al gobierno y a la clase pudiente por trágico fin de una empleada doméstica, de 63 años, quien terminó como la primera víctima fatal por coronavirus en el Estado de Río de Janeiro. Lo más impactante de la historia de la criada fallecida es que se trataba de una humilde mujer, empleada en la casa de una familia que había regresado de pasar vacaciones Italia y trajo consigo el virus. 

La empleada –cuyo nombre no se ha divulgado– no tuvo otra opción que retomar las labores una vez su “patrona” regresó, pero nunca nadie le advirtió de los riesgo que enfrentaría al estar en contacto con la familia. Bastaron un par de días para que la empleada doméstica sintiera afectada gravemente su salud. Tan pronto tuvo oportunidad acudió al médico pero no hubo mucho que hacer. Le practicaron el test por covid-19 y resultó positivo.

Las indagaciones oficiales han permitido establecer que la empleada fue contagiada por su empleadora. "Si hubiéramos tenido la información de que ella estaba infectada, quizás hubiéramos cambiado la historia”, dijo Sebastião Camargo, director del hospital que atendió a la víctima en entrevista con la red de periodismo Agencia Pública, quien reconstruyó la historia que indignó a todo el país. 

A partir de la historia de la criada fallecida el país entró en una fuerte confrontación pues son cerca de 7 millones de personas pobres que como la víctima fatal trabajan para familias ricas y que están gravemente expuestas se ser contagiados de coronavirus. En su mayoría –tal como en Colombia– son empleados informales que se desplazan desde las fabelas en transporte público hasta sectores élites de la ciudad. En Brasil la peste global registra 2.493 casos y 59 muertes. El avance de la epidemia es definitivamente exponencial, solo ayer martes se reportaron 307 nuevos casos y 13 muertes más respecto al reporte del día anterior. 

En Brasil la indignación es mayúscula, y quien se encarga de alimentarla, en primera línea, es el mismísimo Jair Bolsonaro. El presidente ha dicho que está desacuerdo con el confinamiento general y mucho menos con que este se prolongue por los efectos de este sobre las empresas y la economía. Además, el jefe de Estado ha desatendido las recomendaciones de todos los expertos y epidemiólogos: continúa haciendo encuentros políticos aunque algunas figuras de su equipo de gobierno han reportado positivo para coronavirus. Incluso, llegó a anunciar una fiesta para celebrar su cumpleaños.

La trágica lección de la historia de la criada fallecida en Río de Janeiro debería ser tenida en cuenta en Colombia. Tanto por el gobierno a la hora de afinar las medias de la cuarentena obligatoria y sus excepciones, así como por los jefes de casa que exigen a las empleadas del servicio seguir trabajando, como si nada.