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En 385 municipios se podría repetir la tragedia de Mocoa

Universidad Nacional alerta por los riesgos que enfrentan varias cabeceras urbanas que invadieron las rutas que ocupan los ríos cuando crece su caudal. ¿Cuáles son los municipios que se deberían preparar para evitar una catástrofe?

3 de abril de 2017
| Foto: Leonardo Muñoz / EFE

Tragedias como la de Salgar y Mocoa seguirán viéndose en cada periodo invernal "si no se toman medidas reales de prevención de desastres por inundaciones".

Colombia goza de un privilegiado lugar en la repartición de agua. Muestra de ellos es que el país esté bañado por una amplia red que suma más de 3.000 cauces que cubren superficies cercanas a los 12.500 kilómetros cuadrados.

El problema, sin embargo, es que de 385 de las 2.440 cabeceras urbanas que se extienden a lo largo y ancho de Colombia están ubicadas en las riberas de los ríos o cauces menores, muchos de ellos dentro del canal de movilidad del cauce de los ríos y arroyos. Es decir, invaden el lecho de los ríos, que es donde se expande cuando aumenta el nivel del agua.

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Villagarzon (Putumayo), San José del Fragua (Caquetá), Belén de los Andaquíes (Caquetá), Puerto Rico (Meta), La Uribe (Meta), Lejanías (Meta), Guamal (Tolima), Villavicencio (Meta), Medina (Cundinamarca), San Luis de Gaceno (Boyacá) y Yopal Casanare, son algunos de los municipios y ciudades ubicados en puntos de influencia de los ríos.

Casi el 80 % de la población colombiana se ubica en la cordillera de los Andes que está bañada por afluentes de agua y los sitios que muchos han encontrado asentarse son los valles intramontanos. Los mismos depósitos que históricamente ha dejado en su recorrido el agua. "Si bien el río ocupó esas zonas y formó valles, la probabilidad de que vuelva a ocupar esa zona es normal", le explicó a Semana.com el geólogo Germán Vargas Cuervo, profesor del Departamento de Geografía de la Universidad Nacional.

La advertencia que lanzó este lunes la Agencia de Noticias de la institución está encaminada a que se "tomen medidas efectivas correspondientes" para que no se repita una tragedia como la que se presentó este fin de semana en Mocoa donde cientos de personas perdieron la vida. Más si se tiene en cuenta la cantidad de ciudades y municipios ubicados en las rutas que normalmente siguen los afluentes de agua cuando crece su caudal.

"Están expuestos a frecuentes avenidas torrenciales en las zonas de montaña producidas por lluvias de alta intensidad y duración, que causan deslizamientos de tierra y obstrucciones o represamientos temporales; de ahí que súbitamente descargan sobre su lecho mayor un gran volumen de bloques rocosos y sedimentos de arenas y lodos", advierte el estudio de la universidad.

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De acuerdo con la institución, las lluvias producto de la variabilidad climática extrema ahora son más intensas y largas. Todo un escenario que se fue adecuando para que como en el caso de Mocoa se produjera un arrastre de grandes rocas presente en los cauces de los ríos Mulatos y Sangoyaco (Putumayo). La situación de riesgo aumenta, si se tiene en cuenta que normalmente estos asentamientos que se forman en las riberas no se preocupan por hacerle seguimiento al comportamiento del río y así evitar que episodios como el de este fin de semana se repita.

“Seguramente seguiremos viéndola en cada periodo invernal, si no se toman medidas reales y efectivas de prevención de desastres por inundaciones o avenidas torrenciales en estas 385 poblaciones ribereñas del cauce activo”, explicó el geólogo Germán Vargas Cuervo, profesor del Departamento de Geografía de la Universidad Nacional.

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A su juicio, tras la tragedia que ocurrió este sábado en la capital de Putumayo "resulta ilógico que se sigan presentando estos casos, luego de invertir billones de pesos en los estudios e implementaciones de los planes macro, planes básicos o esquemas de ordenamiento territorial que desde la Ley 388 de 1997 obliga a los municipios a implementar acciones de usos del suelo en zonas de riesgo como estas poblaciones ubicadas en áreas de cauces fluviales".