medio ambiente
En Chocó y Antioquia reemplazan coca por árboles nativos
El Ejército Nacional sembró más de tres mil árboles, en zonas erradicadas de cultivos ilícitos en el Urabá chocoano.
En regiones dominadas por el narcotráfico y al servicio de grupos criminales los campesinos son instrumentalizados para sembrar en sus parcelas cultivos ilícitos, en su mayoría coca. Las organizaciones delincuenciales ofrecen rentabilidad y facilidad en el transporte para la comercialización, beneficios que no tienen con otro tipo de cultivos. Lo que para muchos pasa desapercibido es que la siembra de coca y otros ilícitos fomentan la deforestación.
Algunos de los puntos de deforestación precisados en los informes coinciden con los departamentos que albergan las extensiones más grandes de estos cultivos ilícitos como son: Cauca, Putumayo, Caquetá, Antioquia, Norte de Santander y Nariño.
Los terrenos que antes servían para alimentar las finanzas ilegales de los grupos armados organizados ahora son sembrados con plantas nativas de la región, según informaron las Fuerzas Militares.
En el marco del Plan Artemisa y con el fin de resarcir los daños causados a los ecosistemas por el mal uso de los recursos naturales, tropas del Batallón de Selva N.° 54, de la Décima Séptima Brigada del Ejército, han sembrado alrededor de 3 mil árboles en los primeros tres meses del año.
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1.300 de los árboles, de especies como pechinde y roble han sido plantados en el municipio del Carmen del Darién, departamento del Chocó, zona donde antes abundaban los cultivos de coca con los cuales se financiaba el grupos armados organizados.
En los municipios de Apartadó, Chigorodó y San Pedro de Urabá, departamento de Antioquia, han sido sembrados otros 2 mil árboles de especies nativas. Además, las tropas del Ejército han logrado recuperar algunas fuentes hídricas con la recolección de residuos sólidos y descontaminación de los afluentes.
El trabajo realizado no ha sido únicamente por los uniformados, pues ha sido articulado con la comunidad y las entidades ambientales del Urabá antioqueño, cordobés y chocoano, con el objetivo de proteger la biodiversidad, reduciendo así los índices de deforestación en esta importante zona del país.
En un boletín, el Ejército Nacional manifestó que “a través del esfuerzo conjunto y articulado continuará desarrollando acciones encaminadas a preservar los ecosistemas, a fin de tener entornos naturales protegidos para el bienestar de la población”.
Cabe recordar que en un lapso de 15 años, entre 1998 y 2012, 608.000 hectáreas de bosque en Colombia fueron reemplazadas por sembradíos de coca. Esta deforestación frenó la captura de 6 millones de toneladas de CO2 y la generación de 5,5 millones de toneladas de oxígeno, según el reporte “Coca, contaminación y pobreza” publicado por la Dirección de Antinarcóticos de la Policía Nacional de Colombia. Para la época, antes del acuerdo de paz, se estimaba que se perdían 111 hectáreas de bosque cada día, correspondientes a invaluables bancos de germoplasmas destinados a la implantación de cultivos de coca, además de vastos hábitats de mamíferos, peces e insectos.
En Caquetá desde hace varios meses se combate la deforestación con variedades de caucho más productivas y ambientalmente resilientes. Más de 100 líderes globales y unos 80 países se comprometieron a acabar con la deforestación y a reducir en un 30 % las emisiones de metano para 2030, como parte de los acuerdos firmados durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se llevó a cabo recientemente en Glasgow, Escocia.
Pero la buena noticia es que en Colombia ya se cuenta con alternativas agroforestales que pueden contribuir significativamente para lograr esos objetivos, y una de las más prometedoras son los sistemas de producción con caucho (Hevea brasiliensis) que adelanta el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas Sinchi en el departamento de Caquetá, para contribuir con la conservación de la biodiversidad y la recuperación de los servicios ecosistémicos en los paisajes deforestados de la Amazonia colombiana.
Caquetá es el primer departamento cauchero del país, posee las plantaciones más antiguas y diversas y tiene la mejor infraestructura agroindustrial para la transformación del caucho. Esto se debe a que hace 60 años el desaparecido Incora (Instituto Colombiano de la Reforma Agraria) fomentó este sistema agrícola como alternativa a los cultivos ilícitos; sin embargo, la base genética de la especie H. brasiliensis, que aún perdura en la región, posee bajos rendimientos productivos, altos problemas fitosanitarios y una baja capacidad para proveer servicios ambientales.
Así como estos cada vez crecen los proyectos de reforestación para evitar las afectaciones climatológicas y consecuencias que estas conllevan.