Nación
En Colombia preocupa el incremento de éxtasis y 2CB en el mercado: documento revela las incautaciones en los últimos años
Por ello, el Ministerio de Justicia busca caracterizar las nuevas sustancias psicoactivas en el país.
Una preocupación del Gobierno y, específicamente, del Ministerio de Justicia es la caracterización de las nuevas sustancias psicoactivas (NSP) en el territorio nacional, de ahí la invitación pública a un convenio por $450 millones y de tres meses de ejecución.
La inquietud de las autoridades colombianas gira en torno a la problemática de las NSP, que está relacionada con las cifras de incautación en los últimos años, pero también a la complejidad y al dinamismo del mercado ilegal de estas.
Blu Radio conoció el documento del convenio en mención, donde se da el contexto del por qué es necesaria la caracterización de las NSP y las cifras que lo justifican.
Un dato no menor es el incremento en las incautaciones de éxtasis, que deja en evidencia el Sistema de Información de Drogas de Colombia:
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“Reporta que estimulantes tipo éxtasis pasaron de 9.012 unidades en 2016 a 63.500 unidades en 2022″.
La preocupación también está relacionada con las incautaciones de 2CB, una sustancia “feniletilamina con efecto estimulante y alucinógeno sobre el sistema nervioso central, pasando de 979 unidades en 2015 a 37.387 unidades en 2022 y a 61.400 unidades en lo corrido de 2023”.
Acerca del 2CB es necesario hacer una aclaración: no es el mismo ‘tusi’ o “tusibi”, aunque algunos lo relacionen. La diferencia es explicada por el programa Échele Cabeza, de la corporación Acción Técnica Social.
“El 2CB, cuyo nombre científico es 4-bromo-2,5-dimetoxifeniletilamina es una feniletilamina psicodélica de mediana duración que hace parte de la familia del 2C. En 1985 se usó como un sustituto del éxtasis en Estados Unidos cuando se penalizó el consumo del MDMA”, explicó.
Ahora bien, el ‘tusi’ o tusibi’, no es una sola sustancia (feniletilamina), sino una mezcla de sustancias que tienen efectos antagónicos entre sí, y, en Colombia, suplanta al 2CB. “Es un preparado que contiene sustancias depresoras del sistema nervioso, estimulantes, anestésicos y en algunos casos medicamentos de prescripción que generan dependencia”, agregó Échele Cabeza.
Qué más dice el documento
El documento conocido por el medio de comunicación radial deja en evidencia el “escenario altamente cambiante de la problemática de las drogas de síntesis y NSP, que desafía a las autoridades que lideran el diseño e implementación de estrategias para el control operativo, interdictivo y judicial, situación que limita su identificación, lo que se configura como una vulnerabilidad en el sistema de control y fiscalización del país”.
Pero no es todo, también expone la conexión de organizaciones criminales locales dedicadas a la comercialización de drogas con organizaciones transnacionales, lo que permitiría a Colombia la llegada de drogas sintéticas, en muchos casos nuevas, hecho que dificulta su caracterización.
“En el contexto nacional, la vulnerabilidad de los territorios al establecimiento de actividades ilegales también se constituye en una de las mayores amenazas, en la medida en que las organizaciones delincuenciales, quienes ejercen el control ilegal local, tienen fuertes conexiones con organizaciones criminales transnacionales, quienes producen y comercializan drogas de síntesis y nuevas sustancias psicoactivas”, expone el documento.
Las localidades de Bogotá donde más de venden drogas
Un reciente estudio elaborado por la Policía Metropolitana de Bogotá (Mebog), al que tuvo acceso SEMANA, evidenció cuáles son las localidades de la capital donde más se expenden drogas y cómo es el consumo en cada una de ellas.
Por localidades, se encontró que en Teusaquillo, Barrios Unidos, Chapinero, Usaquén y Suba, zonas donde existe un amplio número de bares y discotecas, las drogas sintéticas (mezcla de diferentes químicos) mandan la parada y se venden entre 180.000 y 350.000 pesos. En contraste, en Bosa, Kennedy, Fontibón y Engativá se evidenció que el consumo es de drogas más económicas como el bazuco, con un valor entre 3.000 y 5.000 pesos por papeleta, y las anfetaminas, entre 50.000 y 70.000 pesos.