Nación
En el Eje Cafetero y Tolima se acercan a los 100 contagiados por la viruela del mono
En el país se reporta que hasta la fecha 3.298 ciudadanos han dado positivo para la enfermedad.
Casi un centenar de personas han resultado infectadas por la viruela del mono en Caldas, Quindío, Risaralda y Tolima; de acuerdo con los últimos datos entregados por el Instituto Nacional de Salud; aunque desde la entidad aclaran que en Colombia al igual que en todo el mundo el número de pacientes que padecen la enfermedad afortunadamente sigue bajando.
Actualmente, en el Eje Cafetero el departamento con más casos es Risaralda que llega a las 33 personas infectadas, después aparece Caldas con 15 y en último lugar Quindío con 10. En el caso de una región muy cercana como el Tolima la situación es un poco más compleja; ya que se registran 41 pacientes con la viruela símica.
Entre tanto en el país se reporta que hasta la fecha 3.298 ciudadanos han dado positivo para la enfermedad; mientras que las autoridades en salud le hacen seguimiento activo a 375 casos porque se tiene sospecha de infección. Por su parte, 2.735 pacientes se han recuperado y 1.788 análisis han permitido descartar el contagio.
También se conoció que de las personas contagiadas con la viruela del mono solamente el 2,7 por ciento son mujeres y que hay 564 casos que siguen activos. Aunque 58 pacientes han tenido que ser hospitalizados por los efectos de la enfermedad, afortunadamente no se presenta hasta el momento ningún fallecimiento.
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De acuerdo con la coordinadora del equipo de vigilancia en salud pública de la Dirección Territorial de Salud de Caldas, Natalia Andrea Alzate Bedoya, los casos positivos se han presentado desde la segunda semana del mes de agosto, presentándose 14 pacientes infectados en Manizales y 1 en el municipio de Anserma.
Precisó que 12 de ellos ya están recuperados tras cumplir su periodo de aislamiento y que 3 continúan activos; aunque por fortuna ninguno ha requerido hospitalización y tampoco se han registrado fallecimientos.
“Todos los infectados son hombres entre los 20 y los 49 años. Aún tenemos 35 casos sospechosos en municipios de Caldas como La Dorada, Palestina, Anserma y Aranzazu; así como tres resultados que continúan en estudio” afirmó.
Aclaró que se hace énfasis en las investigaciones epidemiológicas de campo buscando personas que puedan tener la misma sintomatología, pero que no hayan consultado; de tal manera que se pueda realizar una identificación, notificación y el cerco de seguridad correspondiente para evaluar los tratamientos.
La viruela símica apareció en el año 1958 en Dinamarca en una colonia de monos que eran utilizados para labores de investigación, mientras que en personas el primer caso documentado se conoció en la República Democrática del Congo en 1.970.
Sus síntomas tienen cierta similitud con los de la viruela convencional, aunque es menos grave. Se produce el contagio cuando alguien mantiene contacto cercano con animales o personas infectadas.
Entre una y tres semanas después de la exposición, se empiezan a experimentar síntomas como erupción cutánea en cerca de los genitales y en varias partes del cuerpo, que inicialmente son manchas planas y luego protuberancias dolorosas.
También se puede presentar fiebre, escalofríos, dolores musculares, dolor de espalda, nódulos linfáticos inflamados, fatiga, dolor de cabeza, tos, secreción nasal y molestias en la garganta.
Actualmente, en Estados Unidos por ejemplo se tiene la vacuna de Jynneos como tratamiento aprobado para la viruela símica, la cual debe ser suministrada en dos dosis con un intervalo de cuatro semanas, que es el periodo en el cual se alcanza mayor eficacia de acuerdo a los niveles de anticuerpos en las personas que recibieron el fármaco.
Por su parte la Agencia Europea de Medicamentos dio el aval para la utilización del antiviral Tecovirimat, que ya se había desarrollado para la viruela, aunque su administración a los pacientes debe hacerse siempre bajo supervisión médica. Igualmente, se recomienda que el tratamiento en general se haga de forma adecuada para prevenir la aparición de secuelas importantes a largo plazo; con unas pautas definidas de nutrición e hidratación óptimas.