DERECHOS HUMANOS

“En otros países serían héroes nacionales. Aquí los matamos”: Francisco De Roux sobre líderes asesinados

El Presidente de la Comisión de la Verdad recibió de parte de familiares de líderes asesinados el informe Defender la Vida, que recoge los casos de agresiones contra defensores de derechos humanos.

6 de julio de 2018
| Foto: Cortesía Prensa Cinep - Cajar

El padre De Roux aseguró, al recibir el informe, que los líderes asesinados eran “extraordinariamente frágiles” porque no creían en las armas. “En otros países, en otros lugares de la tierra, estas mujeres y estos hombres serían héroes nacionales. Aquí los matamos”, afirmó.

Este es el texto completo de su intervención:

Yo quisiera decirles que nosotros sentimos muy hondamente lo que ustedes traen aquí en el dolor de sus parientes, de sus seres más queridos asesinados. Primero porque era gente buena a quienes queríamos en las comunidades, a quienes admirábamos en sus familias, en quienes sus padres soñaron que serían el futuro y para sus hijos eran el símbolo de grandeza de sus familias, gente buena.

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No solamente eran buenos. Es que ser buenos a veces es fácil ser buena persona. Era gente justa, que se la estaba jugando porque la justicia fuera en serio, que se respetara la vida de los campesinos; que fuéramos serios con la paz, que fuéramos serios con el respeto a la mujer y que no transigían cuando la justicia era soslayada, cuando el Estado o cualquier organismo de cualquier clase se opusiese contra la justicia.

Eran seres protagónicos y esto sí que incomoda a un Estado que no es democrático. Eran seres protagónicos que se plantaban delante de los que tenían armas para hacer respetar la dignidad de su gente. Y se plantaron delante de paramilitares, delante de la guerrilla y delante de cualquier cosa para hacer sentir que el ser humano no baja la cabeza ante nadie y que la dignidad de cada uno de nosotros y en la defensa de esa dignidad está la dignidad de todos.

Era gente que luchaba en forma no violenta contra estas realidades tan difíciles. Ustedes tienen más información, pero yo no he conocido estas 311 personas a las que nos estamos refiriendo, pero que de ninguna de ellas se pueda decir que sacó un arma para enfrentarse a bala con la gente que venía a matarle. No. Ponían el pecho, ponían el rostro, tenían el coraje de decir con la palabra y con su trabajo lo que valían sus comunidades. Eran hombres y mujeres de paz. Estaban convencidos que la solución no estaba en las armas y justamente por eso eran extraordinariamente frágiles e inmensamente valiosos desde el punto de vista ético. En otros países, en otros lugares de la tierra, estas mujeres y estos hombres serían héroes nacionales. Aquí los matamos.

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En nombre de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, quiero agradecerles la confianza que ustedes depositan en nosotros y quiero pedirles que nos ayuden. Somos solamente un pequeño grupo de cinco mujeres y seis hombres con una responsabilidad inmensa, ustedes saben mucho más que nosotros. Nosotros no podemos pretender conocer la verdad de las luchas del pueblo nasa, ni la lucha de los campesinos del Valle del río Cimitarra ni conocer las profundidades de la lucha del pueblo chocoano. Necesitamos no solo el testimonio de sus víctimas porque parte de la verdad que vamos a hacer es honrar las memorias de estas víctimas, hacer valer ante el país esa simple verdad de haber sido asesinados por haber luchado por la vida, el dolor de sus familias y el impacto que causaron en sus territorios. Esa simple verdad. Pero, por supuesto, tenemos que ir mucho más allá. Como ustedes lo han hecho, tenemos que comprender los patrones, los comportamientos que han dado lugar a estas barbaries y más allá: penetrar en las profundas razones económicas, políticas, culturales y conocer la historia que nos llevó a esta realidad.

¡Ayúdennos! Nosotros once, solos, no podemos. La verdad no es nuestra, es de todo el pueblo colombiano porque las víctimas fueron de todas partes. También tenemos que despejar la verdad del secuestro, la verdad de las minas antipersona, así como tenemos que despejar, por supuesto, la tremenda verdad de los falsos positivos, de las ejecuciones extrajudiciales, de la desaparición forzada, de los presos políticos y de la tortura. Tenemos que entrar en todo eso y necesitamos de su ayuda y también necesitamos que nos acompañen con el análisis de las cosas. Nosotros nos consideramos simplemente parteros y parteras de una verdad que es de los colombianos.

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Y esto que los ha reunido a ustedes aquí hoy que es la repetición de lo que pensábamos que había terminado, nos pone en un desafío muy difícil que queremos enfrentar pero que necesitamos de su ayuda. Es nuestra responsabilidad contribuir a los caminos de no repetición en Colombia y la repetición continua. En estos tres años que vamos a estar trabajando hombro a hombro, ayúdennos a encontrar cuáles son los puntos de fondo que hay que plantearle al país. Pero que lo digamos todos: no nosotros once, que no tendría ninguna fuerza sino que todos pudiéramos plantearlo con rigor, defenderlo con decisión y convertirlo realmente e una práctica y en resultados efectivos.

De nuevo, muchísimas gracias y, por favor, ayúdennos porque esto tenemos que hacerlo entre todos. Es nuestra dignidad como pueblo colombiano lo que está en juego. Gracias.