Nación
En Puerto Rellena no pasa nada sin la autorización de la primera línea, ellos mandan
Para llegar al sitio y recorrerlo hay que llegar “recomendado”, tienen una red de comunicaciones que está avisando todo lo que pasa en la zona.
En Puerto Rellena ya no hay bloqueos ni trifulcas con las autoridades. También desapareció el contenedor que operaba como búnker y la estación de Policía que había sido convertida en librería. Sin embargo, persiste una calma extraña. Los vestigios del paro nacional siguen presentes en el ambiente.
Para poder llegar hasta el sitio que fue el epicentro de las manifestaciones del paro nacional en Cali, SEMANA tuvo que contactarse con líderes del sector porque allá “hay que llegar recomendado” y es mejor no arriesgarse a no tener esa bendición.
Al llegar quedó en evidencia rápidamente que tienen una red de comunicaciones en la que se avisan todos los movimientos en el perímetro de Puerto Rellena, pues no se da un paso sin que quienes están en el sitio ya sepan el siguiente, y que incluso existen turnos para vigilar todo lo que ocurre. El hermetismo es total.
El punto de encuentro fue, justamente, su monumento: un brazo construido en un separador vial que sostiene un letrero con la palabra “Resiste” y que está pintado con los rostros de los miembros de la “primera línea” muertos antes y después de las protestas.
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Este lugar ubicado en el oriente de la capital del Valle del Cauca, es considerado por quienes prácticamente se apoderaron del separador vial como un punto de “integración comunitaria” y una “zona de desparchados”.
Un hombre conocido como El Ronco, quien recibió a SEMANA en Puerto Rellena, acepta que los bloqueos trajeron múltiples problemas durante el paro nacional, pero sostiene, pese a que al menos diez líderes amigos suyos de la primera línea están en la cárcel, que provinieron supuestamente de personas inescrupulosas que querían aprovechar la coyuntura para delinquir.
El Ronco dice que el monumento se ha convertido en un espacio “turístico” visitado por ciudadanos extranjeros y que los quioscos son la fuente de ingresos de varias familias, pero es inocultable el consumo y el comercio de drogas.
SEMANA pudo constatar como en el lugar se consumen drogas sin ningún tipo de control. Irónicamente, al frente del monumento, a solo unos veinte metros de distancia, hay un CAI de la Policía que daba la impresión de estar cerrado.
Tras el paro nacional, en los alrededores de Puerto Rellena, los negocios han vuelto a funcionar con menos presión. Una panadería que estuvo cerrada durante los bloqueos, por ejemplo, pudo volver a abrir. No obstante, sus empleados afirman que aunque se la llevan bien con los de la “primera línea” y no hay conflicto con ellos, las ventas, y por ende los ingresos económicos, se redujeron considerablemente debido a que el sector quedó marcado por los desmanes ocurridos en las protestas.