ORDEN PÚBLICO

En video: La primera desarticulación de una organización criminal en la historia del Guainía

Los Gorgojos era conformada por miembros de la etnia indígena Piapoco que sembraban narcóticos a los que luego custodiaba la disidencia del frente Acacio Medina de las Farc.

11 de diciembre de 2017
| Foto: Archivo Particular

El Guainía es una región particularmente difícil de operar para la Policía Nacional. El territorio es inmenso y muchas veredas alejadas son solamente accesibles por río o a través de largos días de marcha en condiciones climáticas intensas.

Además de que durante mucho tiempo los actores armados ilegales y el ejército fueron los únicos remanentes de autoridad en el lugar y aunque el estado ha comenzado a realizar presencia institucional a través de la fuerza pública, son todavía muchos los desafíos que debe enfrentar en uno de los departamentos más alejados de la capital.

Entre estos se encuentra el de hacer frente a las disidencias del frente Acacio Medina de las FARC, que se han apoderado de algunos de los antiguos sembradíos y rutas del narcotráfico que recorren la triple frontera que separa a Guainía del Vichada y de Venezuela.

Así como el de distinguir entre los pobladores indígenas que cultivan la coca para su propio uso y los que se convierten en miembros de una organización criminal. Ese fue el caso de los Gorgojos, el primer grupo de narcotráfico desarticulado por la Sijin, con ayuda de la Sipol y la fiscalía en el departamento de Guainía.

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De acuerdo con el investigador del caso, todo inició a finales de marzo, cuando unos informantes se acercaron a la sección criminal de investigación local para advertir que el hombre conocido como Mi Sangre o Chiki estaría distribuyendo estupefacientes en los barrios Galán, Cucurital, Libertadores y el Paraíso de la ciudad de Inírida.

A partir de allí se comenzaron a encadenar los sucesos y las pesquisas que adelantaron los uniformados demostraron que al parecer tanto Chiki como El Brachi vendían sus mercancías en discotecas, colegios y en mototaxis a nombre de la organización conocida como Los Gorgojos, presuntamente liderada por Dioselina, integrante de la comunidad indígena Cucurital.

Lo que hallaron fue que la mujer presuntamente aprovechaba su condición de miembro de la etnia Piapoco y la lejanía de su finca acondicionada como laboratorio artesanal para sembrar coca y procesarla allí mismo, bajo la custodia de las integrantes de las disidencias del frente Acacio Medina.

En total, los Gorgojos habrían podido generar un total de cerca de 2 toneladas de producto por cultivo que enviaban a Venezuela a través de lanchas que navegaban por los ríos Atabapo e Inírida. O en la capital del departamento, donde las dosis -también conocidas como Vichas- costaban entre 2 a 5 veces más de lo que podían valer en otras partes del país.

Finalmente, la operación que se adelantó a lo largo de 9 meses demostró que no sólo la finca de Dioselina no se encontraba dentro del resguardo indígena, como lo alegaron en un principio, sino que la cantidad de droga que cultivaban y procesaban no era para uso propio sino para su venta al mayoreo, presuntamente a través de actores armados ilegales.

En video: La banda que cayó por las cámaras

Por ese motivo, los policías que adelantaron la operación capturaron a 12 integrantes de la banda entre los que destacaron Dioselina y alias Alejandro, quien fue sorprendido al interior de uno de los laboratorios que fueron destruidos inmediatamente, en el marco del primer operativo de este tipo que se adelanta en la historia del Guainía.