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A contracorriente: así va el proceso de energía en el Caribe
En pocos días se cumplen seis meses del comienzo de operaciones de Afinia y Air-e como proveedores de energía en la región. Una dura tarea después de lo dejado por Electricaribe. Así va el proceso.
En abril se cumplen seis meses con los nuevos operadores de energía en la región Caribe. Afinia y Air-e llegaron para intentar desenredar la maraña y apagar la bomba de tiempo en que se convirtió la prestación del servicio en manos de Electricaribe. Protestas y bloqueos de la ciudadanía se habían vuelto pan de cada día por los constantes cortes de luz.
Hace dos semanas, el tribunal de arbitramento de la ONU dejó en tablas la disputa entre el Estado y la multinacional española Naturgy, propietaria de Electricaribe, por la intervención a la que fue sujeta. El organismo determinó que ni la demanda por 1.300 millones de euros exigida por los ibéricos ni la contrademanda de Colombia por 400 millones eran procedentes.
La decisión se puede leer como un triunfo jurídico colombiano, pero, más allá de los 860.000 millones de pesos invertidos por el Gobierno nacional, la ‘herencia maldita’ que dejó Electricaribe le sigue pasando factura a los más de 2,7 millones de usuarios y a los nuevos operadores; de ahí que las fallas en el servicio sean tan persistentes.
Para Afinia y Air-e, todo se encuentra dentro de los pronósticos, pues la optimización del servicio tomará varios años debido al mal estado en que encontraron las redes y los equipos. Sin embargo, destacan la acogida para la normalización de miles de usuarios, lo que redundará en mejoras.
Aunque para la mayoría de los habitantes aún no se nota, John Jairo Toro, gerente de Air-e, a cargo de la operación en Atlántico, La Guajira y buena parte del Magdalena, dijo que mejorar el servicio es el mayor logro en estos meses. Eso sí, insiste en que la infraestructura eléctrica entregada por Electricaribe estaba en un serio estado de deterioro, pero que con acciones contingentes han disminuido las interrupciones.
Las evidencias, dice Toro, están en las cifras: “El SAIDI, el cual mide la duración de las interrupciones, fue de solo 7,60 horas en enero y febrero de 2021, frente a 12,89 horas en el mismo periodo de 2020. Quiere decir que al residente promedio se le fue la luz 41 por ciento menos en comparación con el año anterior”. La compañía incrementó las brigadas de atención de daños de 113 a 169, por lo que se pasó de un promedio general de atención de 5,63 horas en 2019 a 3,38 en lo que va de 2021.
Blanca Liliana Ruiz es más cautelosa. La gerente de Afinia, con el servicio en Cesar, Bolívar, Córdoba, Sucre y 11 municipios del Magdalena, dice que, debido al estado en que encontraron “todo”, es impensable que se pueda arreglar en uno o dos años. En su análisis solo hasta en cinco años se podría hablar de un equilibrio del servicio.
“La infraestructura que hallamos está muy acorde de lo que habíamos analizado en el momento de la transacción, muy frágil, obsoleta y rezagada en materia de expansión. Con una propiedad muy fraccionada en la medida en que cada usuario construyen su propia red, con una parte de la población de alrededor de 200.000 usuarios por fuera de poder disfrutar un servicio en condiciones adecuadas, que son aquellos que están ubicados en zonas subnormales, pero eso estaba dentro de lo previsto, por eso no es gratuito que esta región tenga la calidad de servicio que tiene”, señala con claridad Ruiz.
La gran dificultad para EPM, propietaria de Afinia, ha sido garantizar que la compañía continúe operando de buena manera mientras es intervenida, “que el carro siga rodando mientras se le cambian las llantas”.
Otro de los grandes retos de Afinia es la normalización de 136.000 usuarios este año, conectados de forma ilegal, 2.800 de ellos en barrios subnormales. La gerente reconoce que esto exige un acompañamiento muy fuerte con la comunidad, para explicar de qué trata el proyecto y cuáles son sus alcances. Esto es determinante para la compañía para controlar el tema de pérdidas, que en estos momentos ronda el 30% en su indicador, y porque implica la construcción de una red segura que busca proteger la vida de las personas, es decir que no sigan arriesgándose conectándose de forma fraudulenta. El proceso ya empezó.
El plan de inversiones de Afinia es de 4 billones de pesos en los próximos cinco años. “Realmente este negocio y esta transformación de la infraestructura y el sistema es un asunto de largo plazo, el plan de inversiones es muy retador porque significa multiplicar por 10 las inversiones de la compañía anterior”, explica la gerente.
Por el lado de Air-e, la cosa tampoco es alentadora el tema de la ilegalidad, pues el robo de energía, en todos los niveles sociales, ha sido otro nudo que les ha tocado desenredar: aún está en el 29 por ciento del total comprado a los generadores. Entre los usuarios que han detectado conectados de forma ilegales hay hoteles, casas de veraneo, fincas, conjuntos residenciales, expendios de carnes y pescados, fábricas y hasta canteras que han sido detectadas con irregularidades en sus instalaciones. A la fecha la empresa lleva a cabo en coordinación con las autoridades más de 60 investigaciones penales para que aquellos hurtan energía sean judicializados.
El camino recién inicia para los nuevos operadores, hay muchas cosas por resolver y, para ver la luz al final, las nuevas compañías primero tendrán que construir su propio túnel.