ENTREVISTA
“Alguien que carezca de humor no debe gobernar”
El humorista Alejandro Riaño interpreta a Juanpis González, un gomelo clasista y racista que causa sensación en las redes. Habla sobre su experiencia en la comedia política y de la realidad nacional, que a veces parece un chiste malo.
SEMANA: Usted lleva haciendo stand up comedy desde los 13 años, pero solo desde hace poco empezó a hacer humor político. ¿Por qué decidió dar el salto a ese género tan difícil?
Alejandro Riaño: Hace mucho tenía pensado el tema, pero no me había atrevido a dar ese salto. En un país como Colombia, meterse en esos temas da miedo porque ya sabemos lo que puede pasar. Aunque más que hacer humor político, quería hacer humor social con el que pudiera transformar. Por otra parte, estaba cansado de mis shows. No voy a negar que me he gozado lo que hago, pero cuando terminaba una presentación me quedaba un sinsabor. Sentía que no dejaba un mensaje, que era muy básico en el humor y quería ir un poco más allá.
SEMANA: ¿Y su personaje Juanpis González fue el producto de ese cambio?
A.R: Sí y no. Este rolo lo creé hace 19 años. En mis rutinas tenía a este gomelo bogotano que aparenta ser de clase alta, que habla de los supuestos apellidos que tiene, de clubes y otras estupideces más. Cuando quise dar ese salto al humor político y a la crítica social vi en Juanpis un personaje perfecto para hacerlo. Esta aventura empezó a coger forma en el momento en que Juanpis entrevistó a Germán Vargas Lleras. El video fue un hit. En ese momento, dije: “Yo no puedo solo entrevistar a este man porque van a pensar que le estoy haciendo campaña”, y nos pusimos en la tarea de conseguir a los otros candidatos presidenciales.
SEMANA: ¿Qué le emociona de hacer humor político?
A.R.: Que he podido hablarles de frente y sin pelos en la lengua a los protagonistas de la vida nacional y les he podido hacer preguntas que van más allá de lo convencional. Juanpis es una máscara que yo tengo y que me permite, en medio de la parodia, preguntar cosas que muy pocos se atreverían. A Alejandro Riaño le quedaría difícil hacerlo porque si un político se molesta puede acabar con la entrevista, pero con Juanpis es distinto. A ningún entrevistado le queda bien pelear con un personaje ficticio cuando las preguntas que le hace son incómodas. Se podría decir que esta máscara me pone en una posición que me permite incomodar a los políticos, y pues… de eso se trata ser humorista ¿no?.
“Con esta máscara he podido hablarles de frente y sin pelos en la lengua a los políticos, y los he sacado de su zona de confort”
SEMANA: ¿Qué opina de la clase política colombiana?
A.R.: En general, me parece horrible. Aquí la política es muy fuerte. Para llegar a la presidencia hay que pasar por muchas cosas, por muchas manos, hacer muchos favores. Además los políticos se aprovechan tanto de las personas, se roban nuestros impuestos y se la pasan peleando y polarizando. En mi caso, estoy asqueado de eso. No soy ni de izquierda ni de derecha, soy un colombiano del común, un ciudadano que está mamado de pagar impuestos y que no se vean reflejados en educación, salud, apoyo al deporte y otras cosas más. En eso deberíamos unirnos y exigir estos derechos.
A.R.: Un infarto no les caería nada mal. Mentiras, no quiero meterme en problemas, pero sí creo que se deberían retirar y no joder más; aprovechar a sus nietos… a sus sobrinos. Que no sigan más, que ya tengan una vida y dejen gobernar a otros. Aclaro, no me gusta ninguno de los dos.
SEMANA: Y su opinión sobre el presidente Iván Duque…
A.R.: Muy buena. Me parece que es maravilloso tocando la guitarra y haciendo cabecitas con el balón. Es muy bueno en eso. Ha sido un año de aprendizaje para él y me imagino que seguirán siendo dos, tres años de aprendizaje, mientras el país se va al carajo. Y no es por irrespetar al presidente, pero creo que debería tomar mejores decisiones. Por ejemplo, en vez de estar en la inauguración de una tienda de Silvia Tcherassi, debería estar enfocado en la protección de los líderes sociales que están matando.
SEMANA: ¿Cómo ve a los candidatos a la Alcaldía de Bogotá?
A.R.: Este domingo voy a lanzar el primer debate humorístico en la historia de la televisión colombiana en donde tuve a los candidatos y les dimos palo como nunca antes se les haya dado. Veo en varios de ellos falta de humor y pienso que una persona que carece de humor no debe gobernar en ningún lugar del mundo. Por otra parte, hay dos candidatos que me gustan pero que no voy a decir quiénes son.
Semana: ¿Los políticos tienen buen sentido del humor?
A.R.: Algunos sí, pero muchos no. Lo que pasa acá es que el político no está acostumbrado a que se burlen de él o a reírse de sí mismo. Mire, en los Estados Unidos, todos los políticos corren o buscan a toda costa aparecer en el programa de Jimmy Fallon o en Saturday Night Live. Y ellos quieren estar ahí porque les demuestran a sus votantes que tienen humor. En Colombia, los políticos no han entendido que también deben salir de su zona de confort y demostrar que son humanos, y eso se logra con el humor.
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SEMANA: Usted fue uno de últimos que entrevistó a Jesús Santrich, antes de que se volara ¿No se arrepintió de hacerlo?
A.R.: No. No deja de ser irónico que dijera que no se volaría, y mire. Y cuando lo hizo, la gente me escribía que a mí las Farc me habían pagado y que yo sabía dónde estaba. Pero yo con esa entrevista quería mostrarle a la gente que entre distintos podemos sentarnos a dialogar en vez de matarnos y darnos bala, y de seguir en un río de sangre como lo hemos estado siempre. No obstante, entrevistar a Santrich me permitió mostrar que tras ellos hay un cinismo muy grande. Ellos hicieron mucho daño, pero tienen una forma de ver la guerra que les sirve para justificar sus pecados y el sufrimiento que causaron.
SEMANA: ¿Cómo le fue con Rodrigo Londoño?
A.R.: No fue fácil, aunque pude hacerle una serie de preguntas que creo que ningún periodista se las ha hecho. Pude preguntarle, por ejemplo, ¿qué se siente poder salir a la calle y poder disfrutar de sus hijos o nietos, mientras otros hijos o nietos no pueden disfrutar de sus padres y abuelos porque fueron asesinados? Pero al final vi un tipo comprometido con la paz.
SEMANA: Con estas entrevistas usted dejó de ser ese Alejandro Riaño que a todos les caía bien; ahora usted es mamerto para unos o paraco para otros. ¿Cómo hace para lidiar con la crítica, los insultos y las amenazas?
A.R.: A mí me da risa cuando las leo, porque me pregunto qué tipo de personas tiene el tiempo de criticarme, de amenazarme, en lugar de salir y hacer algo por su vida o por la sociedad. Deben ser personas con mucho odio, mucha envidia y mucho desocupe. Yo los veo como desocupados que no tienen nada que hacer. Me provoca decirles: “Vayan a un banco, ojalá el Grupo Aval, y compren una vida”. Por mi parte, duermo feliz y tranquilo de saber que estoy haciendo un personaje que pretende mostrarle a la gente lo que no debemos ser.
SEMANA: ¿Cuál es la entrevista que más le ha gustado?
A.R.: La del exalcalde de Bucaramanga fue un hit, me encantó, muy chistosa. Pero la que más me gustó fue la Egan Bernal, por lo que representa. Además, cuando lo vi en el camerino todo tímido, me dije “esta vaina va a tocar pedalearla fuertemente”, pero no. Cuando entró al escenario todo el mundo se paró a aplaudirlo y yo me ericé, como dice Amparo Grisales, y su historia, que es la de muchos ciclistas, es maravillosa.
SEMANA: La que más le ha costado…
A.R.: He tenido que pedalear muchas, pero la más dura fue la de Fajardo. Primero, fue un complique concertarla. Cuando llegué a la casa, él daba vueltas de un lado a otro, del comedor a la sala. Y decía: estas entrevistas me ponen muy nervioso, porque yo para el humor no soy muy bueno. Además hubo problemas técnicos, sin contar que se me olvidaron las preguntas, que luego tocó doblar mi voz…
SEMANA: ¿A quién le gustaría entrevistar?
A.R.: A Uribe, a Petro y a Santos, aunque con este la tenemos más fácil. A propósito de Petro, nosotros lo buscamos para entrevistarlo durante las elecciones presidenciales y siempre nos sacó el cuerpo. Entonces decidí llamar a Camilo Cifuentes y le dije que me respondiera unas preguntas imitando a Petro, le pusimos una máscara de él a un amigo y grabamos el video. Faltando un día para las elecciones, saco yo esa bomba a las ocho de la noche y arrancó la crítica. Que yo era un tramposo, que estaba polarizando, que me habían pagado de las otras campañas. Era tal la agresividad de los comentarios que a los tres minutos bajé el video.
SEMANA: Con el éxito de Juanpis, ¿qué viene para Alejandro Riaño?
A.R.: Con las entrevista de The Juanpis Live Show cumplimos 100 funciones con lleno total. Con Juanpis adelanto que lo voy a volver más ácido, más racista y más clasista. También estoy trabajando en un personaje mamerto.