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"Es excepcional que las mujeres en la justicia estén en líos por corrupción": Gloria Ortiz
En conversación con el director de la revista SEMANA, Alejandro Santos, la presidenta de la Corte Constitucional narró su paso por la carrera judicial desde sus comienzos. Gloria Ortiz reveló que la clave para haber llegado al puesto más alto dentro del tribunal constitucional fue la disciplina y el estudio.
Alejandro Santos: Desde los grandes temas políticos hasta los pequeños temas cotidianos llegan a la justicia. Hoy eS líder de la justicia en Colombia. Cuéntenos ¿cómo fue, para una mujer nacida en Pasto, hacer una carrera profesional para llegar hasta acá?
Gloria Ortiz: Para mí es muy grato hablar de mujeres. Nosotras tenemos usualmente formas de ser en las que no nos gusta hablar de nosotras mismas, preferimos apoyar a las demás y hablar de las demás, estamos pendientes de que las demás estén bien. Cuando el tema ocupa la atención nuestra, nos angustia hablar de nosotras. Acepté el reto, estoy aquí para mostrar que en ocasiones hablar de uno mismo puede servir a otros como referente de vida.
Yo tuve suerte de tener una familia muy bien conformada, tuve una familia grande. No sé si es en mi tierra, pero las mujeres tenemos fuerza en la casa, la opinión de la abuela y la mamá es muy importante. Pero es una opinión que debe hacerse con mucha inteligencia. Mi abuela me decía: "Haz lo que quieras, pero hazle creer a tu esposo que él es el que está tomando la decisión". El ambiente donde mi abuela creció, el señor era el que tomaba las decisiones, luchar contra la corriente no era bien visto en su época. Estar al lado del esposo era el mejor rol para la mujer. Ella fue mostrando con el paso del tiempo que era mucho más útil el trabajo con la inteligencia que con violencia. Si estás muy bravo, espera que se pase el mal genio en casa y con tranquilidad podés convencer al papá de ir a la fiesta. Yo pedí permiso para ir a las fiestas, hoy me notifican que van a ir a las fiestas.
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Eso fue muy significativo para mi crecimiento como mujer. Eso nos enseñó que nosotros somos capaces de acudir a muchas estrategias para lograr los resultados. Por eso quise ser lo que soy y lo logré.
A.S.: En Colombia, dentro de las carreras judiciales, se llega a ser magistrado o presidente de una alta corte en el epílogo de la carrera profesional. En su caso, una mujer joven y de provincia logró cumplir ese sueño. ¿Cuáles fueron las virtudes o los factores determinantes para poder lograr llegar tan lejos? ¿Cómo fue abrirse camino en medio de un entorno machista?
G.O.: Estoy convencida que a las mujeres nos ha tocado hacer más esfuerzos para mostrar lo buenas que somos en una profesión. En la rama judicial los hombres tienen ganada su posición, a nosotras nos toca ser más disciplinadas y más responsables. En mi caso ese fue el factor más importante, siempre fui muy responsable.
Muchas veces me fui a trabajar enferma. En ocasiones le digo a mi hija "no te sientas enferma, con la cabeza te puedes quitar el dolor de cabeza". Esa fue la clave del éxito, eso me diferenció con otras personas, muy responsable, disciplinada y estudiosa.
Tuve una hija joven, en ocasiones terminaba de jugar con mi hija y me ponía a estudiar y a trabajar. Uno acorta el tiempo de su propia vida. Muchas personas me preguntan que si voy a cine o veo televisión, mi disciplina era leer y estudiar. Eso no es lo ideal, pero creo que en mi caso, ese fue el factor de diferenciación.
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A.S.: Es un mensaje de una gran meritocracia, al menos en tu carrera judicial, una mujer dedicada, estudiosa y responsable, puede llegar a la cima. Me parece maravilloso que ese sea el caso de tu carrera. En el proceso, ¿el hecho de ser mujer tuvo algún tipo de circunstancia adversa o de tropiezo? te tocó hacer cosas que un hombre no habría podido hacer, o esa constancia y capacidad de estudio fue suficiente para allanar ese camino?
G.O.: Lo primero: algo que yo hice que un hombre hubiera podido hacer mejor o que no hubiera podido hacer, evidentemente no. No creo que haya roles específicos para mujeres y otros para hombres. Pero en mi vida profesional el hecho de ser mujer tuvo ciertos temas difíciles, por ejemplo, la maternidad. Sí tuve que renunciar a un mes de licencia de maternidad, en el mundo de hoy no hubiese podido suceder, pero a mí me tocó hacerlo. Me ofrecieron una ascenso y la condición era que tenía que ser ya, difícil la decisión pero renuncié a un mes de mi licencia, fue difícil tomar la decisión, pero creo que estuvo bien tomada.
Para efectos de desempeño laboral, ser mujer sí me ha hecho ver algunas cosas distintas. En la decisión judicial, al momento de ver un caso, creo que sí me aproximo a los casos de manera distinta a como lo hacen los hombres porque soy más sensible a eso. Puede ser que algunos de mis compañeros no presten mucha atención o consideren un argumento como poco importante. Tuvimos un caso, donde para mí era absolutamente evidente que involucraba los derechos de las mujeres que tenían una relevancia a la hora de tomar una decisión: Las mujeres venezolanas que no son atendidas médicamente cuando están en preparto.
Para mí, ese tema tenía un abordaje evidentemente de rol en la protección de la mujer. Yo llevé el caso y mis compañeros me dijeron que eso era un tema de salud, que qué tiene que ver el tema de género. Nos aproximamos a las cosas de manera muy distinta.
A.S.: Hoy usted es presidenta de la Corte Constitucional; tenemos a Patricia Linares en la JEP, tenemos presidenta del Consejo de Estado, esto tiene un gran componente simbólico: tres presidentas mujeres de las altas cortes. ¿Es ese un espejo de lo que está pasando en la justicia colombiana, donde la mujer está ejerciendo un nuevo liderazgo o son casos excepcionales de mujeres muy juiciosas, responsable, brillantes?
G.O: Sí, en la justicia hemos avanzado considerablemente en la participación femenina, pero en las altas cortes termina siendo algo cíclico. En la constitucional por primera vez hay tres mujeres tomando decisiones. En la Corte Suprema tiene hoy solo dos mujeres como magistradas, tomando decisiones. El Consejo de Estado llegó a tener 11 de 31.
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En cargos de carrera sí es un reflejo del número de abogados, estamos muy 50/50. Hay más mujeres en los juzgados más pequeños, de gente más joven. En tribunales, en donde es la carrera judicial la forma de ingreso, allí ya empieza a haber una participación 49 mujeres/51 hombres, a pesar que hay más mujeres en la rama judicial que hombres. Es un asunto de tiempos, tiempo de coyunturas en la rama. Tenemos diferentes formas de acceso porque en cargos de poder decisorio sí definitivamente hay menos mujeres.
A.S.: En la historia de la humanidad, las élites, las burguesías, hicieron las revoluciones y conquistas sociales. Dentro de la búsqueda de la igualdad están las minorías y en ese sentido la Corte Constitucional colombiana ha sido un ejemplo a nivel mundial de las conquistas de los derechos de las minorías. Muchos de esos derechos entran en tensión con un país mucho más conservador, que a veces dice que se está yendo demasiado lejos. ¿Cómo ve esa tensión entre el liderazgo desde la justicia sobre los derechos de las minorías y una sociedad que a veces no está preparada para recibirlos?
G.O.: Ese es otro de los retos que tenemos en la rama, por lo general tomamos decisiones impopulares. En muchos de los casos estamos protegiendo minorías, que no son los que más redes sociales tienen, no son los que llaman a la calle a defender a la corte, eso nos debe hacer más fuertes. En la rama tenemos que buscar personas con más carácter, no solo conocimientos, sino carácter es fundamental para un juez. Es un hecho que la Corte Constitucional ha sido líder, un garante de derechos de libertades y de minorías, eso en la sociedad genera una resistencia muy fuerte. Pero creo que eso es la Constitución del 91, tenemos que cumplir con nuestra tarea, así nos den palo.
A.S.: Un tema que ha puesto en entredicho a la justicia es la politización y la corrupción. ¿Cómo ve la lucha contra la corrupción y el papel de la mujer frente a ese flagelo? ¿Podría haber una lucha más efectiva contra la corrupción si hubiese más mujeres?
G.O.: No tengo estadísticas. Las personas que han estado involucradas en casos de corrupción en la justicia han sido hombres en su mayoría. Son excepcionales los casos donde están involucradas algunas mujeres. Hay dos mujeres que estuvieron involucradas en casos malucos. Si somos 50/50 es curioso que haya más hombres. No tengo una posición concluyente, lo que siento es que las mujeres somos más estrictas, no sé si eso ayuda a evitar que se presenten acercamientos de personas que no tienen buenas intenciones. No sé si nos ven tan distantes de estas situaciones que no se nos acercan. Espero que esto no sea de hombres o mujeres, sino que no se presente. La corrupción en la rama es igual de grave que la del Estado. Esto no nos puede volver a pasar, la corrupción de los jueces es la quiebra del Estado de Derecho.
A.S.: A veces pequeñas reformas son más efectivas, ahora que está en la Corte Constitucional y hay mujeres en la JEP, mujeres en el Consejo de Estado, hay ministra de justicia, ¿será que ahora sí con mujeres al mando podemos hacer reforma a la justicia?
G.O.: Ojalá, nosotros nos ponemos metas y en muchas cosas las cumplimos. La reforma a la justicia tiene tanto de ancho como de largo. Los ciudadanos ven una reforma que quieren que toque a esos señores que están sentados con una toga. La reforma que se necesita en el país es la de las comisarías de familia, de la cotidianidad del CAI, la persona del común y corriente no diferencian que cuando está yendo a la comisaría de familia no está yendo a un juez, sino donde un comisario de familia. Y ahí es el primer choque que tienen, que dicen que no hay justicia, que no diferencian que eso son sanciones administrativas. Si a usted lo robaron y el ladrón no está en la cárcel, la sensación en este país es que la justicia es cárcel. La reforma a la justicia involucra mucho más que sacar a esos señores del lugar donde están.
A.S.: Como mujer y como referente, ¿qué mensaje le manda a las mujeres que están acá, que tienen sueños y quieren llegar lejos?
G.O.: En especial a las niñas, donde más podemos contribuir al cambio social, el cambio de mente, se hace al educar a las niñas. Mamás, tías abuelas, la verdadera revolución social, el verdadero cambio y contribución al país está educando para ser más tolerantes, más respetuosos, pero sobre todo para hacerse respetar, así, contribuimos y así mejoramos la sociedad.