Entrevista
"Las mujeres no abortan por deporte": director médico de Profamilia
La Corte Constitucional decide este jueves si establece un límite máximo de 24 semanas para permitir la interrupción voluntaria del embarazo. Juan Carlos Vargas asegura que si hoy se practican abortos en etapas avanzadas es porque a las mujeres que los solicitan no las atienden de inmediato sino que les ponen trabas hasta que ya es demasiado tarde.
SEMANA: ¿Por qué es tan importante la decisión mañana?
Juan Carlos Vargas: Radica en el temor que existe de que la sentencia de la corte llegue a limitar el derecho que ya la sentencia del año 2006 le había reconocido a las mujeres. La sentencia de 2006 despenaliza el aborto en tres circunstancias, pero no pone una edad gestacional limite para el ejercicio del derecho. La intención que hay ahora es limitar la edad gestacional para que no haya interrupciones en edades gestacionales que se podrían llamar avanzadas. No sabemos qué llamaría la corte edad gestacional avanzada.
SEMANA: ¿Por qué llegamos a esta situación?
J.C.V.: El caso es a raíz de una tutela de una mujer que solicita la interrupción del embarazo y le ponen tantas trabas que llega a una edad gestacional avanzada y le dicen que no hay quien se la haga. Hace 12 años, la Corte Constitucional dijo que las EPS deben garantizar esos servicios.
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SEMANA: ¿Por qué la corte lo va a echar para atrás?
J.C.V.: Eso nos lo preguntamos todos. Si la corte en 2006 hace una sentencia que es la 355 que tiene 600 páginas, que sabemos que ha sido un ejemplo en el mundo entero porque universidades como NYU la han tenido como material de estudio porque es un ejemplo de lo que es la ponderación de derechos, cómo es posible que 12 años después cuando el mundo ha ido avanzado en este tema, la corte eche para atrás. Eso no lo entiende nadie.
SEMANA: ¿Pero estamos de acuerdo en que en un escenario ideal no debería haber abortos en etapas avanzadas?
J.C.V.: Sí, exacto. Lo ideal es que las mujeres fueran a solicitar la interrupción de su embarazo y fueran atendidas de manera prioritaria, como lo dice la sentencia, con un plazo no mayor a cinco días, pero les empiezan a poner una serie de barreras: que tiene que ir a la junta médica, que el ginecólogo no tiene agenda, entonces se pasa una semana, dos semanas, un mes, que examen adicional, todas esas barreras hacen que el tiempo pase y cuando ya todo está listo, el embarazo está avanzado y no las atienden.
SEMANA: ¿Por qué dilatan tanto el proceso?
J.C.V.: Las mujeres que lo hacen a través de la seguridad social, que son la mayoría, tienen que pedir cita, la cita se las dan al mes y cuando llegan a la cita comienzan las trabas. Lo que debería pasar es que llegaran con cita prioritaria pues para un aborto se las deberían dar casi de manera inmediata, y la respuesta, dársela a más tardar en cinco días hábiles. En casos de causalidad de salud se hace ahí mismo. En casos de malformación fetal se requiere ecografía, para demostrar la malformación y así poderla certificar. En los casos de violencia sexual no hay problema, porque la mujer lo que hace es que llegar con copia de denuncia y decir que está embarazada fruto de esta violación.
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SEMANA: ¿Entonces estas mujeres quedan atrapadas por las demoras en la atención del sistema de salud?
J.C.V.: Exacto, esto se produce por las barreras del sistema. Si uno hace un análisis de las mujeres que han solicitado interrupción del embarazo en edades gestacionales avanzadas, muchas de ellas las venían solicitando desde la semana 10 o 12 y a medida que les piden ecografía y cita y junta medica y la agenda, llegan a la semana 26 o más.
SEMANA: Una manera de evitar esto sería darle solución y hacerlo más expedito, ¿no?
J.C.V.: ¡Es que la sentencia lo dice muy claro! Dice: "Este es un asunto prioritario". Luego el Ministerio emitió sus resoluciones y la Superintendencia de Salud también hace una circular diciendo que la atención del aborto es prioritaria, y así debería ser, que llegue, le den respuesta en cinco días y ya se acabó. Sin necesidad de esperas ni juntas médicas, que son las barreras que hacen que lleguen a edades gestacionales avanzadas.
SEMANA: ¿Será que no quieren porque se oponen a este tema moral o por motivos religiosos?
J.C.V.: Sí, esa es una posibilidad. A pesar de ser país laico como dice la Constitución sigue habiendo restricciones y enfoques culturales o morales y religiosos que pueden impedir que se ejerza el derecho adecuadamente.
SEMANA: ¿Quiénes entonces serían las más perjudicadas?
J.C.V.: Eso afectaría el derecho a las mujeres más vulnerables, las que están en la ruralidad, que no tienen un nivel educativo alto, las de menos ingreso económico y con poco conocimiento de sus derechos sexuales y reproductivos. Si uno mira la Encuesta de Demografía y Salud uno ve que apenas el 5 por ciento sabe cuáles son las tres causales para aborto en Colombia, aunque hay un grupo más grande como de 40 por ciento que sabe que es posible el aborto en Colombia, pero muy pocas saben en qué situaciones se permite. Ellas son las más vulneradas con esto y van a perder la opción de ejercer su derecho.
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SEMANA: Si mañana la corte falla y establece un tiempo límite, ¿qué significa para el país?
J.C.V.: Significa un retroceso enorme, no de 12 años, sino de muchos más, es decirles que el derecho no se les reconoce, es volverlas invisibles. Algunos autores dicen agudamente que cuando la mujer piensa en abortar ya es un aborto incompleto porque ya ella se desprendió del embarazo y en ese momento ya ha tomado la decisión y se lo hace porque se lo hace. Si el sistema de salud le niega el acceso, ella buscará por fuera del sistema. Y eso es empujarlas a la clandestinidad. Es como matarlas, porque esas eran las muertes que veíamos antes en los hospitales. Mujeres de 25 años con el útero perforado por un gancho de ropa porque se iban a la clandestinidad para poder materializar ese derecho al que tenían derecho. Mujeres que tenían su vida por delante.
SEMANA: ¿Qué le diría a la corte?
J.C.V.: Lo más importante sería que pensaran en que este es un derecho de ellas. Las mujeres no abortan por deporte. Ese es el mito más grande que puede existir. Para ellas tomar la decisión no es fácil. No las podemos obligar a llevar un embarazo que las pone en riesgo, donde hay malformación, o que es producto de una violación.
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