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Entrevista: “En los temas de La Guajira y de las cárceles hay un franco desacato, no se ha avanzado”, presidente Corte Constitucional
El magistrado José Fernando Reyes, recién elegido presidente del alto tribunal, rechazó las presiones contra la Corte Suprema, en el marco de la fallida elección de fiscal del pasado jueves, cuando el Palacio de Justicia fue atacado y los togados estuvieron sitiados.
SEMANA: Magistrado José Fernando Reyes, presidente de la Corte Constitucional, le voy a hablar de la polémica del momento, el tema de lo que ocurrió la semana pasada en el Palacio de Justicia y el hostigamiento a la Corte Suprema de Justicia por la elección de fiscal. ¿Qué lectura hace la Corte Constitucional de las protestas violentas?
Magistrado José Fernando Reyes, presidente de la Corte Constitucional: Bueno, no es mi concepto, es el concepto de la Corte en pleno, a las dos de la tarde del jueves pasado, la Corte sacó un comunicado de apoyo, leído por su presidenta de aquel entonces, dirigido a la comunidad, y en el cual se manifestaban dos ideas fundamentales: la primera, el total acuerdo que la Corte tiene con la libre expresión, con las marchas, con la movilidad y, en general, con la expresión que a bien se tenga por la comunidad y por los ciudadanos en general.
La segunda, el rechazo a toda forma de intimidación y de violencia contra la Corte Suprema de Justicia. No podía ser, y nosotros no estábamos de acuerdo, en que se irrumpiera de la manera que se hizo en las inmediaciones de la Corte, y que, de alguna manera, se presionara y se afectara la libre deliberación de esa Corte para tomar la decisión de elegir o no a una nueva fiscal. La Corte manifestó su apoyo total y entero a la Corte Suprema y su voz de solidaridad y rechazo a toda forma de violencia contra ella.
SEMANA: Magistrado, ese mismo día, SEMANA habló con magistrados de la Corte Suprema de Justicia que manifestaron su preocupación frente a lo que pasó. Dijeron que estaban sitiados. Incluso, el exmagistrado Arrubla habló de un secuestro. ¿Se puede hablar de un secuestro o para usted qué sería?
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MJFR: No, yo creo que un secuestro es una expresión muy severa, las palabras tienen una fuerza, un peso, una dimensión. Por eso, hay que mirarlas muy bien cuando se escogen para usarlas. Las palabras son armas arrojadizas y a veces se devuelven contra nosotros; el secuestro es una forma bastante terrible de limitar la locomoción de las personas, su vida en general, su afectación de los sentimientos más humanos. Yo creo que los magistrados tampoco estaban en una situación tal que se les impidiera cualquier expresión o en general que se les afectara, como evidentemente significa afectar la vida de un ser humano durante un secuestro.
“El presidente dijo que los pudieron salir y movilizarse a placer, eso no es cierto, es necesario reconciliarnos con la verdad”, presidente de la Corte Constitucional, José Fernando Reyes. https://t.co/if1kX8q65f pic.twitter.com/yNuhHXG67R
— Revista Semana (@RevistaSemana) February 13, 2024
SEMANA: Digamos que desde el primer día de elección de fiscal hay un principio constitucional que es la independencia de poderes, ¿cómo se ha visto la presión? ¿Hay una presión del Gobierno para la rápida elección del Fiscal General de la Nación?
MJFR: Creo que ha habido mecanismos desafortunados, creo que lo que corresponde a una democracia es garantizar la independencia y la libre deliberación de los poderes, de los jueces, de la Corte Constitucional, de la Corte Suprema y el Consejo de Estado y, en general, de toda la judicatura; luego toda forma de amenaza, evidente y velada, afecta esa independencia judicial. Quiero decirle una cosa, la vida de la democracia, la suerte, y el futuro de la democracia, depende de la independencia de los jueces, es decir, sin juez independiente no hay democracia posible, entonces, cuando de desarrollar actividades o de rechazo se trata, deberían tratar de escogerse los tiempos y los modos, de tal suerte que se garantice tanto la libre locomoción y la libre decisión de los responsables públicos de esas decisiones como que se garantice la libre expresión de los ciudadanos, creo que tiene que haber puntos medios, y el justo medio yo lo veo en una sola circunstancia, la proscripción de toda forma de violencia.
SEMANA: ¿Cómo está la relación de la Corte Constitucional con el gobierno actual, han podido hablar con el Presidente, con el Ministro de Justicia?
MJFG: En realidad nosotros, la Corte Constitucional, sólo muy ocasionalmente, muy incidentalmente, tenemos que hablar con el presidente o con el ministro, salvo en ocasiones sociales. Si un presidente de la República invita a un magistrado o a una Corte a un almuerzo o a un café, eso no es mal visto, porque finalmente es la reunión de los poderes que se encargan de la garantía y la guarda de los derechos de los ciudadanos y de su auspicio, lo que no tendría nada de malo ni tendría porque propiciar malas lecturas. Lo que sí propicia una mala lectura es que un juez consulte sus decisiones con cualquier otra clase de poder, entonces sí que la democracia está en riesgo.
SEMANA: Magistrado, se han manifestado presiones, falta de garantía para tomar sus decisiones, ¿cómo se ve desde la Corte Constitucional esa falta de garantías de algunos jueces, sobretodo de regiones apartadas que, de pronto, no tienen tanta voz, que se sienten amedrentados o amenazados?
MJFG: No me lo preguntó, pero yo soy juez hace más de 30 años, y los jueces, sobre todo los de la provincia, tenemos muchísimas menos garantías que un magistrado de una alta corte, que tiene un carro blindado, un esquema de seguridad y, en general, medios a su mano para ser protegido. Los jueces de las regiones somos tremendamente expuestos a todas las formas de violencia, de presión, un juez de provincia sale a la entrada de su Palacio de Justicia y allí se puede encontrar, como de hecho ocurre en muchas ocasiones, con los familiares de quienes han sido condenados a 20 o 30 años, y han sido agredidos, insultados y, de cualquier manera, yo creo que es importante siempre actualizar los estudios de seguridad y mirar la seguridad de los edificios, los palacios y, sobretodo, los funcionarios que tienen responsabilidades fuertes.
Por ejemplo, hoy día en Tuluá, y el cerco de violencia que allí se está tendiendo, también generará un nuevo riesgo sobre los jueces, porque a la delincuencia siempre le interesa generar escándalo y tocar un juez, asesinar un juez, lesionar un juez, siempre será un punto de preocupación para la democracia, y por eso hoy le pido desde aquí, desde la Corte, a las Fuerzas Militares y de Policía, protejan nuestros jueces, protejan los jueces de Tuluá y, en general, de las zonas donde hoy en día la violencia tiene sus máximas expresiones.
SEMANA: El semestre pasado, la Corte se destacó por tomar decisiones importantísimas para el país, que generaron discusiones e incluso críticas del Gobierno, como fue el tema de La Guajira y el tema de la dedución del impuesto de renta, ¿cómo fue ese nivel de debate que generó reclamos hasta del presidente?
MJFG: Le puedo decir que esa decisión, como todas, sin excepción, tienen una amplia, amplísima, deliberación, hay algunas que por la claridad tengan menos discusión, pero no hay ni un solo asunto que en la Corte se diga “eso páselo, ahí no hay que decir nada”, y ese fue un tema de muchas salas, de muchas horas, porque en realidad de se trataba de un tema muy complejo. Todo el tema de la emergencia climática, sin duda, es uno de los puntales de la discusión constitucional contemporánea del mundo global, no es un asunto de aquí, es un asunto del día de la agenda, del día del derecho constitucional, la emergencia climática, la crisis climática, cómo enfrentarla, y la pregunta era si, ante los cálculos de un posible fenómeno de El Niño en esa región, el presidente podría usar los poderes de la emergencia, los poderes extraordinarios, y al final la Corte concluyó, después de mil deliberaciones, además con salvamentos de voto, con cambios de posición, de aquí para allá, de los magistrados, que efectivamente el presidente tenía los medios extraordinarios para conjurar el problema que él entreveía y por lo mismo no podía eludir la deliberación en el parlamento para tomar esas medidas.
Fue una muy calurosa, muy profunda y muy candente discusión, osea, no son asuntos que pasan simplemente, como el de la ‘paz total’, en cinco minutos, son asuntos de una larga envergadura y de una discusión muy dilatada.
SEMANA: ¿En este tipo de discusiones se siente algún tipo de presión frente a lo que están discutiendo?
MJFG: Mire, los medios dicen cosas, en la calle dicen cosas, hasta en la casa escuchas cosas, pero un juez debe ser una persona serena, que se sobrepone inclusive a esas presiones. Yo recuerdo al maestro Reyes Echandía, que en alguno de sus discursos decía que cuando los jueces sentían miedo, porque pensaban que podrían ser asesinados, simplemente lo que tendrían que hacer es renunciar, porque no podían por el miedo hacer los encargos a un lado, es decir, fallar en contra de la Constitución y de la ley por conservar la vida. Él decía: ‘lo que tienes que hacer como juez es renunciar, luego, pues seguramente siempre habrá presiones, algunas más directas, pero lo de un juez es mantener su serenidad y superar esas presiones. El fruto de las deliberaciones es lo que tiene que imponerse, y no el peso de los miedos’.
SEMANA: Como periodista y como ciudadano uno se da cuenta de que, cuando la Corte toma una decisión, mucha gente la interpreta a su manera. En el caso de la Guajira, uno escucha: ‘ah, pero dejaron el departamento a su suerte, abandonado como siempre y ahora qué', ¿qué se puede interpretar de esas dos decisiones?’
MJFG: pienso que estos tiempos son muy buenos para la libertad de expresión, a pesar de su exageración. Prefiero unos medios, una libertad de expresión desbordada, a veces chocante, hiriente, como la que hoy tenemos, porque cualquiera en la red te insulta. Te dice que llegó otro del “Cartel de la Toga”, que llegó otro mafioso. Y uno dice: ‘yo desde mis adentros y mis convicciones, sé quién soy y defenderé tu derecho a decir esas cosas, inclusive a pesar de que no me gustan’. Lo importante de esto es que las decisiones de las cortes, y en general, de todos los jueces, sean objeto de escrutinio y de la crítica pública, y sobretodo de la crítica especializada, muchos estudiosos y especialistas le señalan a la Corte sus errores y, en general, a todos los jueces sus errores. Y entonces uno dice: ‘en esto hay razón, en el futuro deberíamos flexibilizar, deberíamos inclusive cambiarlo, deberíamos repensarlo’, etc. Y está lo otro, tirarle piedras a la sentencia, como tirarle piedras a un arbol, y hay gente que tira argumentos muy certeros y propios que también ponen a reflexionar a los jueces y magistrados. Todas son bienvenidas, porque en una sociedad abierta y con libertad de expresión.
SEMANA: Usted acaba de tocar un tema importante, que es el Cartel de la Toga que explotó hace ocho años con muchos magistrados salpicados, condenados y otros en juicio. ¿Cómo afectó este escándalo la imagen judicial y cómo se está haciendo para recuperar la imagen?
MJFG: Pues la primera muestra de que la justicia es capaz de autosanarse es que es la propia justicia la que tiene en la cárcel a esos magistrados. Eso no lo hizo ningún tribual internacional, como a veces pretenden que aquí venga un tribunal internacional, o la Corte Penal Internacional o la Corte de Justicia de la Haya, no señor, lo hicieron los jueces colombianos, pero además sus pares, con los métodos democráticos, es decir, a un magistrado lo encausó la Cámara de Representantes, y luego, el Senado lo desenvistió, y vino y fue acusado en la Sala de Primera Instancia, y condenado en Segunda, por la Corte Suprema de Justicia, que es un par, porque es un magistrado.
Son las propias cortes, los propios jueces, los encargados de sanar sus heridas, no quisieramos que se repita, y nunca quisimos que ese fuera el caso. Yo soy juez hace más de 30 años, y el dolor en el alma que sentí el día que vi al doctor González Cuervo poniendo la denuncia contra un magistrado de la Corte Constitucional.
SEMANA: Magistrado, está sobre la mesa la posibilidad de una reforma a la Justicia. Se está hablando mucho de eliminar la Procuraduría, modificarla, ¿ustedes se quieren sumar a este debate o van a esperar a que se arme el debate?
MJFG: Le cuento que, de acuerdo con el artículo 252 de la Constitución, la reformas a la justicia tienen que hacerse por medio de una ley estatutaria, que tiene unos debates en el Congreso, y luego viene la Corte Constitucional, que da un visto bueno, tiene un chulo, y dice “este proyecto de ley o esta ley que viene del Congreso viola la Constitución o no la viola o la viola en esto”, y luego se devuelve al Congreso para que haga un ajuste y luego se sanciona, o sea, yo no podría decir absolutamente nada, sino afirmaciones generales de que en la agenda están las discusiones de siempre sobre los periodos de los magistrados o cosas de esas.
simplemente haría un llamado y es que una reforma a la justicia auténtica está en garantizar una acceso a la justicia en condiciones óptimas, es decir, que la gente de los pueblos, de las pequeñas ciudades, que la gente humilde y vulnerable tenga canales fáciles de acceso, que pueda ir a la Justicia de forma dúctil, que se amplíen las formas de garantizarle un defensor, o un asistente si es una causa civil a un ciudadano de a pie, para que pueda tramitar su problema de linderos, el asunto del vecino que le está poniendo pereque con sus cultivos, esas pequeñas cosas son las que tiene que garantizar: que sea en tiempo rápido, de forma dúctil, que no haya procedimientos escriturarios dilatados, el acceso a la Justicia. Todo lo demás son discusiones siempre importantes, pero considero que menos importantes, es decir, el tema de Colombia es el acceso, como el acceso al sistema de salud, es el acceso a la justicia.
SEMANA la Corte en varias ocasiones ha declarado el estado de cosas inconstitucionales en el tema de las cárceles, el hacinamiento, ¿la Corte cómo puede revisar ese tema para que todo se cumpla, porque ya la situación se salió de control?
MJFG: Estamos pensando qué hacemos, porque esas sentencias muy importantes no se cumplen. Ese es un ejemplo vivo, ordenamos hace unos años que se tenían que vaciar esos centros transitorios de deteción, porque son eso, son centros para tres días, no para tres años, que es lo que estamos viendo ahora. La doctora Cristina Pardo tiene ese asunto a su cargo, y está sacando autos, porque está haciendo evaluaciones. No sé en qué andará el seguimiento, pero creo que se ha cumplido muy poco, es una decepción.
Yo quisiera que la Corte tuviera que ser menos coercitiva, pero tendremos que estar repensando esto, porque hay situaciones de franca desobediencia, de franco desacato. El tema de la Guajira, el tema de las cárceles... No hemos avanzado ni un centímetro en la construcción de la dignidad de las personas privadas de la libertad, eso es un caso sintomático de lo mal que funciona una sociedad, una sociedad que se desentiende de las personas que están privadas de la libertad es una sociedad aquejada con muchos males, sobre todo el mal de la insolidaridad y de la inhumanidad. Alguien tendrá que ponerse serio con eso, no son las cortes, que apenas dan órdenes, porque nosotros no manejamos un centavo, hasta muchos de nuestros viajes oficiales los tenemos que hacer con plata de nuestros bolsillos, o sea que otros son los responsables de que estos temas sean realidad.
SEMANA: En ese tema de las cárceles, hay muchas personas que dicen que más cárceles es más seguridad...
MJFG: Eso no es cierto, más cárceles no es más seguridad. La seguridad humana está construida sobre la seguridad de los derechos fundamentales ¿Qué es seguridad en derechos fundamentales? coberturas en educación totales, acceso a la salud en situaciones óptimas, existencia de trabajo, que le permita a las personas satisfacer sus mínimos vitales, creación de pedagogías, de reconciliación y de buen llevar de relaciones maternofiliales, es decir, la construcción de sociedad, la mejor polìtica criminal.
Si en Noruega a un señor se le da por robarse un reloj o atentar contra la vida de otro, a ese señor que le den cadena perpetua, porque tiene todas las necesidades básicas satisfechas; en una sociedad de necesidades básicas insatisfechas, la cura del delito no es la cárcel.