Nación
Envases de licores en Caldas son reciclados para fabricar el mobiliario que se dona a las escuelas de zonas vulnerables
Este proyecto ha permitido dotar con 68 escritorios y 136 sillas a instituciones educativas de básica primaria.
Los envases de Tetra Brik y los shots de plástico que emplea la Industria Licorera de Caldas en sus productos están teniendo una nueva oportunidad para su reutilización, aunque en un entorno bien diferente al que inicialmente se pensó, pues esta vez terminan acompañando a los estudiantes en las aulas de clase.
La destilería del departamento está implementando una estrategia que se llama Mi Escritorio ILC, en la que 9 escuelas que están ubicadas en las zonas rurales de 10 municipios caldenses reciben 152 escritorios que son fabricados con estos productos, con lo cual se alcanzan dos objetivos importantes: el primero de ellos es reciclar este material y evitar que se conviertan en un foco contaminante, y el segundo es brindar soluciones de equipamiento a las instituciones de las zonas alejadas de la región.
El gerente de la empresa, Luis Roberto Rivas Montoya, aseguró que se pensó en adoptar otras opciones de recuperación de estos elementos, pero que después de un análisis detallado se pudo concluir que no tendría el impacto que genera el hecho de contribuir con la comodidad de los niños, niñas y adolescentes a la hora de estudiar. ”Ahora aportamos a la sostenibilidad de la compañía, generamos conciencia sobre el uso adecuado de los residuos y aportamos a mejorar los procesos de aprendizaje de la niñez más necesitada en el departamento”, indicó.
Hasta el momento este proyecto ha permitido dotar con 68 escritorios y 136 sillas a instituciones educativas de básica primaria que están localizadas en áreas de alta vulnerabilidad social y económica en los municipios de Aguadas, Chinchiná, Palestina y La Dorada, aunque muy pronto se entregarán también en otras poblaciones del departamento como Samaná, Risaralda, Pensilvania, Supía y Riosucio, gracias al trabajo articulado con la Secretaría de Educación de Caldas.
También se pronunció el director de la Oficina de Asuntos Corporativos de la compañía, Andrés Borrero Manrique, quien explicó que en el país solamente se recicla el 17 % de los 12 millones de toneladas de residuos sólidos que se generan cada año; por lo que desde el punto de vista medioambiental es muy importante el desarrollo de esta estrategia que empleó más de 1.460.000 envases. Manifestó, además, que “de esta manera evitaremos la extracción de recursos naturales, que los residuos sólidos generen aún más presión sobre los rellenos sanitarios, y que los envases terminen en la adulteración de licores.”
Igualmente, resaltó esta entrega de los 152 juegos de mesas bimodales trapezoidales y las 304 sillas, justamente cuando se conocen las cifras del estudio realizado por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), según el cual existen en esta zona del planeta cerca de 14 millones de niños y jóvenes que no asisten a la escuela porque no cuentan con la infraestructura adecuada para el aprendizaje.
A propósito de los envases que se emplean en esta productora de licores, su gerente le dijo a SEMANA que cada vez es más difícil conseguir el vidrio que necesitan para las botellas, ya que las plantas de la compañía Peldar en los municipios de Zipaquirá y Cundinamarca no logran producir la cantidad de unidades que se necesitan en el mercado nacional.
Dijo que la empresa se ha visto en la obligación de importar más de 11 millones de botellas desde China, lo cual hace prever que el margen bruto de rentabilidad bajará entre el 6 y el 8 %, por lo que representa este costo logístico de transporte, que después de la pandemia se ha hecho todavía más difícil de afrontar.
Precisó además que los otros insumos que requiere la fabricación de bebidas alcohólicas experimentaron este año subidas que van entre el 12 y el 25 %, a lo que se suma un incremento sin precedentes en el valor de los fletes; por lo que la ILC busca opciones de envasado para sus productos como el Tetra Pak con el objetivo de no trasladar esos sobrecostos al consumidor final, que es lo que podría suceder con la forzosa importación de botellas desde el continente asiático.