CAUCA
Equipo periodístico de SEMANA se salvó de un artefacto explosivo instalado en un puente en el Cauca
Las autoridades hacen presencia en el sector Los Cabuyos de la vía que comunica a Padilla con la vereda El Tetillo.
Un equipo periodístico de SEMANA se salvó este miércoles de un artefacto explosivo instalado en el sector Los Cabuyos de la vía que comunica a Padilla con la vereda El Tetillo, en el norte del Cauca. Las autoridades lo detonaron de forma controlada.
Este hecho se suma a la destrucción con explosivos registrada el fin de semana del puente Guabito, el cual comunica a los municipios de Padilla y Guachené. En esta región del país hay un agudo conflicto por invasión de tierras por parte de indígenas que reclaman un derecho ancestral sobre los terrenos sembrados con caña de azúcar.
El artefacto detonado de forma controlada, y que afortunadamente no dejó heridos, había sido elaborado de forma artesanal. La instalación de este explosivo tendría como objetivo cercar a la comunidad de El Tetillo, donde hay afros que le han hecho frente a la invasión de tierras que adelantan los indígenas en el norte del Cauca.
“La finalidad era hacernos daño a nosotros, hacernos un llamado de atención para que no estemos más en este lugar, ya que este es un punto donde estábamos controlando el ingreso de los indígenas hacia esta zona”, dijo un trabajador a SEMANA.
Lo más leído
En cuanto se detectó la presencia del artefacto, un equipo de antiexplosivos del Ejército Nacional se trasladó al lugar para verificar la situación y, posteriormente, hacer la detonación controlada.
Estas invasiones de tierras han causado un fuerte conflicto entre afros e indígenas en el norte del Cauca. Los enfrentamientos y tensiones entre estas comunidades crecen con el paso de los días, pues los trabajadores de los cultivos de caña de azúcar dicen que seguirán con la consigna de evitar la invasión de los terrenos porque de estos proviene su fuente de ingresos: “Nosotros no vamos a desistir porque estamos defendiendo el derecho al trabajo”, añadió el trabajador. En los últimos dos meses, los indígenas han invadido por lo menos diez predios cañeros, entre ellos la Hacienda Japio, en zona rural de Santander de Quilichao.
Afros vs. indígenas
Por un lado, los afros defienden sus tierras y, por otro lado, los indígenas quieren invadir para llevar a cabo su estrategia de “liberación de la Madre Tierra”. “Ellos vienen aquí creyendo que todo les pertenece y no nos escuchan, solo quieren que nos vayamos, y nosotros también tenemos derechos porque hemos estado aquí siempre. No nos vamos a dejar y, si hay que responder, respondemos como sea”, dijo hace unos días un de líder afro consultado por SEMANA.
La situación ha escalado a tal grado que la comunidad afro se ha organizado en grupos de choque ―con vigilancia permanente― para repeler los intentos de invasión de los colectivos indígenas. “Ya sabemos cómo actúan: primero mandan a unos poquitos encapuchados y luego llegan en manada lanzando gas lacrimógeno y hasta bala”, agrega el líder.
“La gente está dispuesta a hacerse matar por defender sus terrenos. Ellos nos quitan la tierra, el trabajo, porque sin ingenios qué vamos a hacer, de qué vamos a vivir, nos quieren quitar todo. Y para ellos es algo más, porque no necesitan trabajar, ya que tienen enormes ayudas del Estado, pero nosotros no”, dice otro de los líderes, que por amenazas en su contra pide omitir su identidad.
Líderes indígenas y afros se han encontrado en varias mesas de conciliación en las que no se ha resuelto nada. Miembros del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) dicen que ellos no están detrás de las invasiones, pero, cuando los consejos comunitarios afrocolombianos les piden actuar como garantes de la vida y derechos humanos, guardan silencio.