Homenaje

“César Rincón es un mito viviente”: Luis Manuel Lozano

En entrevista con SEMANA, el apoderado de César Rincón desde 1996 hasta 2008, relata cómo el torero colombiano venció una hepatitis C antes de despedirse de los ruedos.

22 de mayo de 2021
Luis Manuel Lozano
Luis Manuel Lozano, apoderado. Plaza de toros de Cartagena de Indias. | Foto: Luis Manuel Lozano

La de César Rincón y Luis Manuel Lozano es una de las historias más hermosas de la historia del toreo. Los dos se conocieron siendo niños, en la casa de los Lozano, empresarios españoles que a comienzos de los 80 llevaban los destinos de la plaza de toros de Bogotá. Mientras Luis Manuel iba al colegio donde cursaba su bachillerato, César se quedaba con su padre Pablo Lozano entrenando y aprendiendo los secretos de la tauromaquia de quien, por sus conocimientos y dominio de los toros, fue llamado ‘la muleta de Castilla’.

Rincón se hizo figura, Luis Manuel se convirtió en apoderado, y la vida de esos dos amigos de infancia se reencontraron en 1996, cuando el menor de los sobrinos de José Luis Lozano, el empresario que le dio la oportunidad a César ese 21 de mayo de 1991, decidió hacerse cargo de la carrera del torero colombiano, ya convertido en figura.

César Rincón
CESAR RINCON / TORERO BOGOTA FEBRERO 27 DEL 2005. FOTO: GUILLERMO TORRES- REVISTA SEMANA. | Foto: Semana

Y juntos vivieron los momentos más dulces, pero también los más amargos. Porque Luis Manuel fue testigo directo del sufrimiento que padecía César Rincón por la hepatitis C, pero también fue quien le ayudó a empezar desde cero, cuando decidió reaparecer en los ruedos, tras derrotar la enfermedad. Recorrieron aldeas, polvaredas, hasta volver a Las Ventas, donde Rincón consiguió, el 18 de mayo de 2005, abrir por sexta vez en su carrera la puerta grande de Madrid. Y para mayores casualidades, al cortar una oreja a cada uno de sus toros de Alcurrucén, la ganadería de los Lozano.

Luis Manuel no fue el apoderado que lo llevó a la gloria, pero sí fue el que le organizó el año más bonito a Rincón, aquella temporada de despedida de los ruedos, que le permitió triunfar en España en las plazas que más se le habían resistido, como la Maestranza de Sevilla, y que culminó con la histórica tarde del 24 de febrero en Bogotá, mano a mano con Enrique Ponce y lidiando toros de su propia ganadería, Las Ventas del Espíritu Santo. “Para los que estuvimos, unos como espectadores, otros trabajando como yo, será una tarde que nunca olvidaremos”, dijo Lozano en entrevista con SEMANA.