Nación
Escándalo de matoneo sacude al prestigioso colegio Los Nogales: padres de familia rechazan la “injusta” expulsión de sus hijos. ¿Qué pasó?
Dos estudiantes fueron expulsados después de sostener varios enfrentamientos verbales con uno de sus compañeros que señaló ser víctima de ‘bullying’. El colegio defiende que violaron el manual de convivencia.
Una llamada grupal del 22 de noviembre de 2023 fue la prueba reina del exclusivo colegio Los Nogales, en Bogotá, para expulsar a tres niños del grado octavo señalados de hacerle bullying a otro de sus compañeros.
Los nombres de los alumnos que fueron retirados de la institución, así como el de la posible víctima de matoneo, no son publicados porque se trata de menores de edad cercanos a los 15 años, pero su proceso desencadenó todo un litigio que tiene a sus padres enfrentados en los estrados judiciales con la prestigiosa institución que está en el ranking de los tres colegios más destacados de Bogotá y que es uno de los mejor calificados del país.
La conversación dura un minuto con 14 segundos y fue grabada por el estudiante que alertó estar siendo acosado y por cuyas quejas se abrió el proceso disciplinario contra los menores apartados de la institución. En ese material, al joven que denunció el posible bullying en una llamada grupal le tratan de “imbécil”, le dicen que “si usted se vuelve a aparecer acá y sale del colegio, le pinchan las llantas al bus y lo matan”.
Si bien se trata de un material de solo audio, a los padres el colegio les presentó esa grabación superpuesta con un video de las cámaras de seguridad de la institución que solo almacenan imágenes como una de las pruebas para justificar la expulsión. El colegio señala que siempre hubo claridad de que esa edición tenía motivos ilustrativos, pero las familias sostienen que se alteraron las pruebas para expulsar a los niños.
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A ese señalamiento, Los Nogales respondió que esa alteración se efectuó “con el objetivo de brindar una representación fidedigna de los hechos, se realizó una edición para sincronizar el audio de las llamadas telefónicas con las imágenes del video de seguridad”.
Y aunque el recinto educativo le dijo a SEMANA que “esta edición se llevó a cabo con la máxima transparencia, siempre informando que se trataba de una reconstrucción de los eventos para facilitar la comprensión de lo sucedido y que no constituía una prueba”, las dos familias que buscan que sus hijos terminen el año escolar en la institución insisten en que fue una alteración de las pruebas que se usaron en el proceso.
Dos acciones de tutela contra el colegio instauradas por los padres (una que está en impugnación y otra pendiente de fallo), una queja ante la Personería de Bogotá y ante la misma Secretaría de Educación forman parte del expediente con el que los padres están buscando que estos dos jóvenes expulsados sean reintegrados a la institución para terminar el grado octavo en este 2024, un grado que acaba en dos meses porque esa institución es calendario B.
El tercero se escolarizó en otra institución privada porque sus acudientes sí aceptaron la sanción proferida por el colegio.
Disciplina se salió de las manos
Pero el pleito que dejó a dos niños desescolarizados no comenzó en noviembre, cuando se dio la llamada, sino semanas antes por la llegada de un alumno nuevo al grado octavo de ese colegio: el denunciante del posible bullying. SEMANA habló con cuatro familias, la apoderada de dos de los expulsados y la institución para conocer el caso.
La versión de la historia depende de a quién se le pregunte. Los padres de los dos menores de edad que están en un proceso judicial con el colegio reconocen que sus pequeños sí agredieron verbalmente a su compañero, pero señalan que esas intimidaciones se dieron como respuesta a los ataques de los que habían sido blanco por parte del otro alumno.
Por el contrario, el colegio defiende que ambos violaron el Manual de Convivencia y que por eso se dio la expulsión. La medida, a juicio de los dos grupos familiares y la apoderada que lleva los dos procesos, fue desproporcionada. Sin embargo, Los Nogales asevera que “la naturaleza y gravedad de los hechos condujeron a esta decisión”.
Ese despido de los niños tiene todo un expediente digno de un proceso judicial. Para justificar la expulsión ante los acudientes, el colegio adjuntó pruebas de la conversación por la plataforma Snapchat de dos de los estudiantes (uno de ellos la presunta víctima de bullying de este caso) en la que se leen los mensajes de uno de los expulsados, mas no de los del denunciante porque este había borrado su parte de la conversación en varias de las capturas en pantalla enviadas.
Esas conversaciones, aunque quedaron a medias porque no se conoce el contenido de los mensajes eliminados, fueron tenidas en cuenta para argumentar el retiro de los alumnos. No obstante, en otras sí se lee cómo la presunta víctima aseguró que quería “cascar” a uno de sus compañeros y el otro lo señala de solucionar “los problemas como mujer sapeando como una perra”.
Las agresiones verbales se dieron en ambas direcciones y por ellas el colegio abrió dos procesos señalando a los alumnos de afectar la “dignidad humana” e “integridad”, respectivamente, un pleito que terminó con su expulsión.
La apoderada de ambos, Beatriz Molina, abogada especialista en derecho penal y disciplinario, le dijo a SEMANA que se está violando el derecho a la educación, a la permanencia en el sistema educativo, a la proporcionalidad y se está desdibujando la naturaleza pedagógica de los procesos disciplinarios en el ámbito escolar, a lo que Los Nogales responde que “no se vulneró el derecho a la educación del menor y que la medida impuesta era proporcional” a los hechos ocurridos.
Este pleito tiene otra arista. Los padres de los dos expulsados alegan que no han podido conseguir un cupo para sus hijos en un colegio que tenga la misma calidad y estatus educativo porque, cuando los otros establecimientos piden referencia de los pequeños, se conoce que fueron expulsados.
Como solución, Los Nogales les ofreció a las familias terminar el año escolar validando sus conocimientos en una institución externa, con el compromiso de que les entregarían certificado de Los Nogales.
Esa, a juicio de las familias, sería una irregularidad. El 19 de febrero de este año Los Nogales les envió una carta invitándolos a hacer ese proceso en la institución Tandem, un instituto que permite validar conocimientos, pero que es propiedad de una familia que tiene asiento en el Consejo Directivo Escolar.
Los Nogales se defiende y dice que “la opción de Tandem la propuso directamente el director académico, como responsable del proceso académico, no el Consejo Directivo, y mucho menos una persona vinculada a Tandem. Por lo tanto, rechazamos esa afirmación dado que no existió un conflicto de interés”.
Pero hay un punto más delicado en esa comunicación del 14 de febrero: el colegio les reclamó a los padres comprometerse a no tomar acciones legales contra la expulsión de sus hijos a cambio de la aceptación del formato para validar el año escolar en un apartado que plantearon como la “renuncia a tomar acciones legales”. Los padres hicieron caso omiso a ese planteamiento.
Uno de los expulsados era un joven destacado en matemáticas; el otro, un deportista consagrado; y una de las motivaciones que tenían para estar matriculados en ese prestigio colegio es que esta institución les abre puertas para tener excelencia académica y buscar universidades en el exterior. Ahora, se encuentran buscando cupo educativo en colegios privados que habitualmente no reciben nuevos estudiantes cuando está cercano a terminarse el proceso de la secundaria.
La versión del colegio es que “existieron llamados de atención previos, incluyendo sanciones para uno de los estudiantes por situaciones similares anteriores con otros estudiantes y el otro se encontraba en matrícula condicional por temas de convivencia y comportamiento previos”. Los padres siguen reclamando justicia, pues consideran que en Los Nogales vulneraron los derechos a sus hijos.