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Escandaloso: estas serían las polémicas alianzas del Pacto Histórico con los clanes más cuestionados de la Costa; quieren ganar alcaldías y gobernaciones a como dé lugar
Tal como ocurrió en las elecciones presidenciales, el Pacto Histórico viene cocinando alianzas en algunas zonas del país con controvertidas familias políticas tradicionales para conquistar el poder regional.
La foto que se conoció de Nicolás Petro, hijo del presidente Gustavo Petro, en los últimos días con Musa Abraham Besaile Flórez, el hijo del condenado exsenador Musa Besaile, es solo la punta del iceberg de las cuestionadas alianzas que está preparando el Pacto Histórico para quedarse con el poder regional en 2023.
En el Pacto son conscientes de que, ante la falta de estructura en algunas zonas del país, tendrán que apostarle al pragmatismo y aliarse con varios de los tradicionales clanes políticos, una película que ya se vio en las elecciones presidenciales.
Prueba de ello es lo que ha venido ocurriendo en Sucre, donde el Pacto Histórico viene cocinando su apoyo al exsenador liberal Mario Fernández Alcocer para la gobernación de este departamento. Él es señalado de supuestos vínculos con el paramilitarismo y ha hecho política de la mano de la casa Char. Su esposa, Ana María Castañeda, ha sido elegida dos veces al Senado a nombre de Cambio Radical.
Un par de semanas antes de la segunda vuelta presidencial, tanto Fernández Alcocer como Castañeda se montaron al bus del petrismo y su puerta de entrada fue nada menos que Verónica Alcocer, esposa del presidente Petro y prima de Mario Fernández Alcocer.
El exsenador es tan cercano a la primera dama que, según evidencia fotográfica conocida por SEMANA, la acompañó y le organizó los recorridos en las dos visitas al Caribe que ella efectuó. Una fue el 13 de noviembre, cuando estuvo en Piojó, Atlántico, y la otra el 29 de diciembre, en su recorrido por La Mojana.
Los vínculos del exsenador con el petrismo no solo se deben a los lazos familiares con Verónica Alcocer, sino que cercanos suyos han entrado al Gobierno. La recién posesionada embajadora en Italia, Margarita Quessep, es pariente de Jairo Fernández Quessep, exalcalde de Sincelejo, tío de Mario Fernández Alcocer.
Por ahora, según le dijeron a esta revista fuentes del Pacto Histórico en Sucre, lo que se analiza es si habrá un apoyo del petrismo a la candidatura de Fernández Alcocer o si se hace un “pacto de no agresión”, en el que permitan la llegada del exsenador a la gobernación, sin apoyarlo públicamente, a cambio de que el petrismo se quede con la alcaldía de Sincelejo. Para esta tendría como su principal carta a Farid Parrado, un joven empresario, afín al alcalde de Medellín, Daniel Quintero, y quien llegó al movimiento del presidente Petro gracias a Rodrigo Ramírez, la mano derecha de Nicolás Petro.
No agresión
Otro departamento en el que operaría un acuerdo de no agresión es en el Atlántico. En círculos políticos se da como un hecho que la alcaldía de Barranquilla será para la casa Char, bien sea a través de Alejandro Char o por intermedio del empresario Carlos Acosta, exfuncionario del alcalde Jaime Pumarejo.
A cambio de tener la alcaldía de Barranquilla, los Char dejarían el camino libre para que otra fuerza política llegue a la gobernación del Atlántico. Por ahora, los nombres que más han sonado son los de los exgobernadores Eduardo Verano –cercano a los Char– y José Antonio Segebre, quienes están buscando el aval liberal y ya empezaron a tender puentes con el Pacto Histórico a través de Camilo Torres, exalcalde de Puerto Colombia, líder de una casa política con fichas en el liberalismo, La U y el petrismo.
Torres, junto con su esposa, Martha Villalba, excongresista de La U, lidera un clan político familiar que puso a su hermano Dolcey Torres en la Cámara por el Partido Liberal y a su sobrino político Pedro Flórez en el Senado por el Pacto Histórico, quien a su vez es esposo de Karina Llanos, diputada de La U. Este grupo fue el que se movió más fuerte por la campaña presidencial de Petro, una alianza que se tejió con la ayuda del embajador en Venezuela Armando Benedetti, quien compartió militancia en La U con la excongresista Villalba.
Esta unión no ha caído bien en Nicolás Petro, quien viene impulsando la candidatura del dirigente petrista Máximo Noriega, movida que no ha hecho más que causar divisiones en el Pacto Histórico y le ha abierto la puerta a una alianza con la política tradicional.
Por los lados de La Guajira, el pulso por la gobernación está entre el grupo político de Alfredo Deluque, senador de La U, quien lanzaría al ex secretario de Gobierno del departamento, Jairo Aguilar Deluque, y el secretario general de la Cámara de Representantes, el conservador Jaime Luis Lacouture, quien alista la carta de renuncia a su cargo.
Lacouture cuenta con el apoyo de la casa Gómez Soto, a la que pertenece la excongresista María Cristina Soto, quien fue llamada a indagatoria por la Corte Suprema por supuesta corrupción electoral.
El Pacto Histórico ha tratado de buscar una candidatura propia en este departamento. Sin embargo, fuentes del conservatismo le dijeron a esta revista que se espera el aterrizaje del petrismo en la aspiración de Lacouture, quien es aliado del presidente del Partido Conservador, Carlos Trujillo, con quien Petro tiene una deuda de gratitud no solo porque le hizo campaña de frente, sino también porque llevó a los conservadores a la coalición de gobierno.
Donde el presidente Petro tendrá el corazón más dividido a la hora de hacer algún guiño es en Córdoba, un departamento dominado por las casas políticas tradicionales, en el que la disputa por la gobernación está entre Erasmo Zuleta Bechara, excongresista de La U, y Milena Flórez, esposa del condenado exsenador Musa Besaile.
Zuleta pertenece al grupo de los Bechara, que en las pasadas elecciones consiguió la curul más votada del departamento en la Cámara con la representante Saray Robayo Bechara, prima de Erasmo Zuleta y cercana al embajador Benedetti.
La candidatura del excongresista cuenta con el apoyo del clan Jattin, liderado por la exsenadora Zulema Jattin, condenada por paramilitarismo y que, en cuerpo ajeno, le hizo campaña a Petro en las elecciones presidenciales.
Contra Zuleta ha venido conformándose una alianza entre el exsenador Musa Besaile, condenado por parapolítica, quien impulsa a su esposa, Milena Flórez, y el representante liberal Andrés Calle, muy cercano a la Casa de Nariño y cuyo hermano, Gabriel Calle, fue el gerente de la campaña de Petro en Córdoba.
De hecho, en noviembre pasado, el Gobierno Petro pasó de subdirector a director encargado del Sena en Córdoba a José Nicolás Barrios, primo de Milena Flórez. Este gesto se suma a la visita de Nicolás Petro al hijo de Musa Besaile.
Otro departamento en el que se viene cocinando una alianza entre el Pacto Histórico y un cuestionado clan político es Bolívar. Allí se espera el aterrizaje del petrismo en la candidatura del excongresista conservador Emeterio Montes, miembro de la controvertida casa Montes, liderada por William Montes, quien pagó condena por parapolítica.
Según le dijo a SEMANA una fuente de la casa Montes, grupo político que apoyó la campaña presidencial de Petro en Bolívar, la idea es recibir el respaldo del petrismo para la gobernación y, a su vez, apoyar al candidato que tenga el Pacto Histórico a la alcaldía de Cartagena, una opción que ha causado malestar en el petrismo duro del departamento.
Otro escenario en el que se viene preparando una alianza entre el Pacto y sectores políticos tradicionales es en Nariño, donde se espera que el petrismo concurra a la candidatura a la gobernación del exsenador liberal Guillermo García Realpe, cuyo hijo, Gustavo García Figueroa, es actualmente viceministro del Interior. Aunque García Realpe espera recoger firmas para inscribir su candidatura, es un hecho que algunos sectores del Pacto Histórico lo respaldarán.
A pesar de que el Pacto anunció que hará procesos “democráticos y transparentes” para escoger a sus candidatos a las elecciones regionales, lo que es cierto en territorios donde los sectores alternativos tienen fuerza, como Bogotá, Valle del Cauca, Magdalena y Antioquia, la realidad política está llevando al petrismo a tener que repetir la película de las elecciones presidenciales: unirse a los mismos de siempre y a los clanes para impulsar el cambio. Para algunos, se trata del ‘clanbio’. La política es dinámica.