Cada vez es más difícil para los periodistas colombianos el ejercicio de la prensa libre, según el informe mundial de libertad de prensa.

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Con espionaje a periodistas, Colombia empeora en índice de libertad de prensa

El país ocupó el puesto 130 entre 180 que fueron evaluados en cuanto a garantías para ejercer el periodismo libre. El informe de Reporteros sin Fronteras hace énfasis en las campañas de espionaje a comunicadores, por parte del Ejército, que han sido reveladas por SEMANA.

26 de julio de 2020

Cada vez es más difícil para los periodistas colombianos el ejercicio de la prensa libre. Así lo afirma el informe mundial de libertad de prensa, pubicado por la organización internacional Reporteros sin Fronteras. En la medición de 2020, Colombia ocupó el puesto 130 entre 180 que fueron medidos. En 2019 había ocupado la ubicación 129.

"Colombia sigue siendo uno de los países más peligrosos del hemisferio occidental para los periodistas, que siguen siendo blanco frecuente de amenazas de muerte, ataques físicos, secuestros y asesinatos", dice el informe. El país es junto a Cuba, Venezuela y México, uno de los lugares más peligrosos para el ejercicio del periodismo en América.

Parte de la gran dificultad para el cubrimiento de temas ambientales, de conflicto armado, corrupción y crimen parte de la violencia que ejercen los grupos delincuenciales, dice el informe. Además señala que hay amenazas continuas a comunicadores por parte de bandas criminales, narcotraficantes y exparamilitares. Así mismo, asegura que el ELN y las disidencias de las Farc tratan de silenciar los medios comunitarios en las áreas rurales donde tienen influencia, con el fin de crear una especie de hoyo negro informativo en esas regiones.

Otra de las razones para la dificultad del ejercicio de la prensa, dice Reporteros sin Fronteras, son los vínculos entre los medios y los emporios económicos o la clase política, lo que mina la independencia y promueve la autocensura. El informe también señala un punto que se ha vuelto crítico en los últimos dos años: el espionaje y seguimiento a los comunicadores por parte de los organismos de inteligencia del Estado.

"Desde la instalación del político conservador Iván Duque como presidente en agosto de 2018, los periodistas y los medios de comunicación han sido objeto de campañas de acoso e intimidación y espionaje después de informar que miembros de su gobierno habían estado involucrados en fraude, corrupción y violaciones de los derechos humanos", dice el informe.

En el último año, SEMANA ha denunciado distintos escándalos de espionaje y persecusión a periodistas, además de magistrados, líderes políticos y hasta generales del Ejército. El primer episodio, denominado Operación Silencio, tuvo que ver con la cacería interna desatada por la contrainteligencia del Ejército para encontrar a las fuentes que habían entregado información a la prensa sobre las directrices internas que hacían temer el regreso de los falsos positivos.

Entonces se conoció que hubo ofrecimientos de sumas multimillonarias de parte de un general para dar con las fuentes de los periodistas. También sometieron a varios miembros del Ejército al polígrafo, de manera irregular, para averiguar si habían entregado información a la prensa.

En enero pasado, SEMANA reveló que desde batallones de inteligencia militar se ejecutaban interceptaciones ilegales a las comunicaciones de magitrados, generales y periodistas. Este episodio precipitó el retiro del entonces comandante del Ejército, general Nicacio Martínez.

Luego, en mayo, esta revista publicó la investigación Las Carpetas Secretas. Allí se dio a conocer que el Ejército había perfilado ilegalmente a alrededor de 130 personas, incuyendo políticos, pero sobre todo a periodistas. En la lista había comunicadores de medios nacionales y extranjeros, de organizaciones tan reputadas como The New York Times o The Washington Post. Los militares recogieron información personal y les hicieron seguimientos.

Los casos son tan graves que, la semana pasada, la Cámara de Estados Unidos aprobó una enmienda para que sus organismos de defensa investiguen las acciones de la inteligencia colombiana. Esto, porque las denuncias apuntan a que los recursos entregados por ese país a Colombia han sido usados para esas actividades de seguimiento ilegal. La iniciativa ahora se definirá en el Senado.

En medio de todas esas investigaciones, el mismo equipo periodístico de SEMANA recibió hostigamientos y amenazas. Es en ese panorama que Colombia se posiciona como uno de los peores países del continente para hacer periodismo.

Los peores lugares para ejercer la profesión están ubicados en África y Asia. Corea del Norte, China, Eritrea y Turkmenistan ocupan los últimos lugares del índice, mientras que Noruega, Finlandia, Dinamarca, Suecia y Holanda son los lugares con mejores garantías a la prensa libre.