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Esta es la Casa Negra, el centro de torturas y asesinatos, en el sur de Bogotá, comandado por una mujer traficante de drogas

La Fiscalía encontró una casa en la localidad de Bosa que era usada como centro de torturas. Ángela Castro Rentería, alias La Murga, manejaba este sitio de terror.

30 de agosto de 2023
Esta es la "Casa Negra" el centro de torturas y asesinatos en el sur de Bogotá.
Esta es la "Casa Negra" el centro de torturas y asesinatos en el sur de Bogotá | Foto: Fiscalía

Una guerra se libra entre organizaciones dedicadas al tráfico de estupefacientes en el sur de Bogotá. Las acciones criminales entre un bando y otro incluyen secuestros, torturas, asesinatos y desmembramiento de personas. En la localidad de Bosa la Fiscalía encontró la llamada Casa Negra, un centro de torturas a disposición de las bandas de traficantes.

Este espacio era dirigido por una mujer conocida con el alias de La Murga y era quien coordinaba las actividades no solo del tráfico de estupefacientes, sino del ajuste de cuentas con otras organizaciones criminales. En una de esas misiones criminales ordenó y participó en el asesinato de una mujer conocida con el alias de La Flaca.

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La directora de fiscalías en Bogotá, Leonor Merchán, advirtió la peligrosidad de esta mujer y cómo con su organización logró intimidar a toda una localidad en la capital y además amenazar a los integrantes de otras bandas dedicadas al tráfico de estupefacientes. Alias La Murga cumplió varias de sus amenazas que incluyeron la tortura y desmembramiento de sus víctimas.

“Un fiscal de la seccional de Bogotá logró que un juez de control de garantías impusiera una medida de aseguramiento en centro carcelario en contra Ángela Castro Rentería señalada de los delitos de homicidio en concurso con el delito de tortura y el delito de ocultamiento alteración de material probatorio”, señaló la fiscal Merchán.

Esta es la "Casa Negra" el centro de torturas y asesinatos en el sur de Bogotá.
Esta es la Casa Negra, el centro de torturas y asesinatos en el sur de Bogotá | Foto: Fiscalía

El ente acusador presentó el material de prueba en contra de alias La Murga y que la dejaba como presunta responsable de los delitos de homicidio, tortura y ocultamiento de material probatorio. A pesar de la evidencia y de los elementos que llevan a su vinculación con el caso, la mujer no aceptó su responsabilidad en los hechos imputados por la Fiscalía.

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“Una investigación que data del 23 de julio del año 2023, en el barrio Manzanares de la localidad de Bosa habría llevado a alias la flaca a una casa denominada por ellos como la casa negra y dirigida presuntamente por alias La Murga, líder de la banda Los Cacharros”, señaló la Fiscalía.

La contundencia del material probatorio fue suficiente para que un juez entendiera la gravedad de los hechos, que alias La Murga, efectivamente es un peligro para la sociedad y que debe estar recluida en una cárcel como medida de protección para la comunidad que tenía tan amenazada en el sur de Bogotá.

El Hotel Negro

“Allí han ocurrido varios homicidios. De ese lugar sacaron al Gato y a Pitillo, con Guayabita, que aparecieron muertos y torturados en una carreta en Bellavista”, señala una declaración que obtuvo SEMANA y que describe lo que ocurre en este sitio de terror al mando de la temida organización criminal originaria de Venezuela conocida como el Tren de Aragua. Su centro de torturas, secuestros, asesinatos y negocios de tráfico de drogas es el hasta ahora desconocido Hotel Negro.

Los asesinos del Tren de Aragua, como alias Alfredito, recientemente capturado, vivían en los mismos espacios que utilizaron como sala de torturas. Testigos aseguran que los gritos de las víctimas se escuchaban incluso desde la calle, a plena luz del día, nadie era capaz de decir nada. Los cuerpos los sacaban a la madrugada, envueltos en bolsas negras, con cinta de empacar cajas, de forma similar, como si tuvieran un manual criminal. La Fiscalía cuenta con videos que prueban el infierno escondido en la penumbra del Hotel Negro.

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Se trata de dos casas que comparten una misma fachada y cobijan los terribles crímenes del Tren de Aragua, la temida organización criminal que nació en Venezuela y que ya se apoderó de varias localidades en Bogotá.

Las paredes de este antro del miedo son testigos, dicen los informantes, de una masacre que a cuentagotas se hace invisible en la zona. El lugar no tiene nomenclatura, los baldosines donde estaban las direcciones los despegaron. Son cuatro pisos de una tenebrosa fachada de cerámica negra que poco a poco se desmorona. En el primer piso están los locales comerciales que solo abren por la noche. El resto, son habitaciones maltrechas que funcionan como pagadiarios.

No hay un aviso o razón social, pero todos en la zona lo conocen así: el Hotel Negro. Saben que es la guarida de los asesinos. A quien meten a la fuerza en esos edificios, lo desaparecen. Para llegar a este centro de torturas hay dos maneras: por la avenida Ciudad de Cali o la 38, una calle larga, congestionada y desbaratada; impregnada de comercio, tráfico de estupefacientes, prostitución, vendedores informales, camiones, carros, motos, bicitaxis, humo, polvo, basura, todo mezclado.

Los testimonios son aterradores. Los llamados “prestados”, delincuentes de otras bandas, son secuestrados y metidos en las habitaciones de este infierno. Los someten a torturas grabadas en video por los demonios del Tren. En la mayoría de los casos los asesinan y para deshacerse de los cuerpos acuden a una práctica brutal: los descuartizan o les fracturan las extremidades para meterlos en bolsas, sacarlos en bicitaxis y arrojarlos como basura en las esquinas.

   Varios de los cuerpos hallados en bolsas en la ciudad coinciden con la manera en que son envueltos y torturados. Alias Alfredito, quien se encuentra en la cárcel y cuenta más de 40 homicidios, ha entrenado menores para realizar los crímenes.
Varios de los cuerpos hallados en bolsas en la ciudad coinciden con la manera en que son envueltos y torturados. Alias Alfredito, quien se encuentra en la cárcel y cuenta más de 40 homicidios, ha entrenado menores para realizar los crímenes. | Foto: cortesía fuente

El Hotel Negro está ubicado, irónicamente, en el sitio conocido como la Virgen de Patio Bonito. Es allí donde el Tren de Aragua se radicó para asesinar, extorsionar y dominar. “Lo lograron”, dicen los vecinos de la zona que ahora viven bajo la amenaza de un ejército de criminales que actúan como campaneros, que durante el día y la noche se ubican en diferentes puntos para advertir la presencia de las autoridades o de bandas rivales.

Los asesinos pasean por el sector esperando la orden de matar. El grupo de delincuentes, los mismos campaneros, son los encargados de hacer “inteligencia”, de informar cuando algo se sale de la rutina y puede ser un riesgo para la organización. Toman fotos, videos y siguen al sospechoso. Luego dan aviso y el cabecilla, que termina interpretando a Dios, decide quién dejará de existir.

Como si se tratara de una violenta película de acción, espías y asesinos, los sicarios reciben la orden, con foto de la víctima, de secuestrar y torturar. Los llevan al Hotel Negro, los meten en la habitación y arranca la barbarie que solo se describe en las necropsias que hace Medicina Legal, muchos comparten los mismos signos de violencia: golpes, asfixia y heridas causan la muerte.

   Tal es la peligrosidad y ausencia de temor a las autoridades por parte del Tren de Aragua, que hasta han enviado panfletos con amenazas, con nombre propio, a los policías del cuadrante de zona donde está su guarida criminal.
Tal es la peligrosidad y ausencia de temor a las autoridades por parte del Tren de Aragua, que hasta han enviado panfletos con amenazas, con nombre propio, a los policías del cuadrante de zona donde está su guarida criminal. | Foto: cortesía fuente

Sucursales

Son 17 los cuerpos encontrados en Bogotá, metidos en bolsas y con señales de tortura. La investigación de la Fiscalía está orientada a establecer la responsabilidad del Tren de Aragua y sus asesinos en estos casos. La forma, las víctimas y los escenarios darían a entender que sí. SEMANA estableció que este grupo criminal tendría sedes, centros de asesinato, en las localidades donde delinquen y desplazaron a otros delincuentes.

Para la localidad de Santa Fe y Los Mártires, la sucursal de las torturas era conocida como la Casa de los Masajes. SEMANA la encontró y obtuvo los testimonios que demostrarían cómo este espacio, ubicado en el barrio San Bernardo, se convirtió en el infierno del centro de Bogotá. En principio, la Alcaldía, desde la Secretaría de Seguridad, negó la existencia de estos lugares, pero las pruebas que ha venido revelando este medio no dejan duda. Y lo peor, esa casa, pese a las denuncias, aún tiene sus puertas abiertas.

Las ‘sedes’ del Tren de Aragua son repúblicas independientes, con su propia ley, reglas y con castigos que casi siempre son condenas de muerte. La información que tienen los investigadores es que en cada localidad o terreno ganado por esta banda, montan su casa de torturas. Dos quedaron al descubierto, pero hay más.

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Terror

En Patio Bonito, desde el Hotel Negro, se envió una amenaza directa a los vecinos, incluso a la Policía del sector. Por medio de una foto que hicieron llegar a los uniformados del cuadrante, se advertía, con apellidos, una pistola y una granada, que estaban identificados. Hernández, Mata y Leitón eran los policías en la mira del Tren de Aragua.

A los comerciantes también les llegó una amenaza por WhatsApp, un día después de que la Policía entregó los resultados de un operativo que permitió la captura de alias Alfredito, cabecilla asesino del Tren, según los informes, responsable de 40 asesinatos en Colombia y quien entrenó a dos menores de edad venezolanos como sus brutales sucesores.

El Hotel Negro parece abandonado, incluso con avisos de “se arrienda”. Hace dos semanas, la Secretaría de Seguridad de Bogotá hizo un operativo en este sitio sin saber la aterradora historia que guardaban las habitaciones. Encontraron estupefacientes, armas y capturaron a una persona. El problema, según los testigos, es que las intervenciones se convirtieron en rutina para el Tren de Aragua.